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Diálogos after office

23 febrero de 2017

El periodista (P) dialogó con un reconocido economista (E), que regresó de Esta Unidos la semana pasada

Periodista: ¿Qué tal? ¿Cómo vio a Wall Street por dentro?

Economista: Con optimismo, sin euforia loca, pero hasta las vacaciones de verano del Norte ya se descuentan meses con subas, salvo alguna sorpresa de Mr. Donald.

P: ¿El efecto Trump entonces es positivo?

E: Sigue la expectativa de impulso al crecimiento y desregulación de mercados. Nadie prevé subas de tasas de interés a lo Paul Volcker. Las acciones le van a seguir ganando a los bonos.

P: ¿Lo ve sostenible hasta fin de año?

E: Veremos. El programa de infraestructura se irá conociendo de a poco, y parece haber cierta precaución sobre la brecha fiscal.

P: ¿Se viene la prometida baja de impuestos?

E: No tan pronto. Trump puso en duda que se apruebe antes de fin de año. La brecha fiscal que recibe de Barack Obama no permite ser muy generoso con las bajas de impuestos. Aun así, las empresas siguen con buenos números, y las bajas de interés favorecen bicicletas interesantes.

P: ¿No veremos un superdólar?

E: Este año creo que no. Los bonos de países emergentes no están a la baja, y si hay una región con problemas estructurales serios es Europa. Alemania y Francia vienen creciendo en torno de 3% anual desde 2011 y algunos pequeños países crecieron más, pero Italia apenas 1,5% entre 2011 y 2016, y el PIB de Grecia en cinco años cayó más de 2,7% en dólares. El combo de nacionalismo y proteccionismo puede llevar en Francia al triunfo de Marine Le Pen. Si hay contagio en Europa, tal vez las peores noticias del año vengan de allá, y no de Estados Unidos.

P: ¿Cómo encontró nuestro país?

E: Y, el clima de febrero no es el de enero o diciembre.

P: ¿Es una cuestión de “animal spirits”?

E: Los inversores privados frente a un año electoral y con un oficialismo algo a la defensiva prefieren esperar hasta los resultados de octubre. Y el ministro de Hacienda apunta a un ajuste fiscal partiendo de una recesión. Me suena raro, por decirlo de una forma suave.

P: ¿Pero es sostenible esta brecha fiscal?

E: Sin volver a crecer, eliminar subsidios a la energía tiene impacto apenas marginal.

P: Pero se espera un crecimiento de 3,5%.

E: Ajá. ¿Y estamos seguros de lograrlo? El ministro tiene que explicar más el cómo. Con lo que vi ayer no me alcanza porque las reformas “relevantes” no se conocen en detalle. Dijo además que las metas son “indicativas”, y no son “binding” (vinculantes). Si esto no es un compromiso fiscal fuerte ni vinculante es pura frase hecha. Además, lo relevante es el déficit total, y no el primario.

P: ¿El problema serían los gastos o los ingresos?

E: Los ingresos son endógenos al mercado interno, que sigue débil. El gasto corriente ya anticipó que no lo va a bajar, y tampoco controla la inversión pública. Eso depende del Ministerio del Interior. La relación con las provincias se maneja de forma conjunta con Finanzas, Interior y Jefatura de Gabinete. Ahora Nicolás Dujovne la tiene que remar, pero no es nada grave. Los mercados no descuentan ningún gran “puf” ni público ni del sector privado.

P: ¿La nueva forma de tratar las rentas de la propiedad influye en algo?

E: No, para nada. Bienvenida la mayor apertura informativa, pero ya desde los años de Cristina se restaban las transferencias de la Anses y del BCRA, que son ingresos bajo la línea, mal sumados como ingresos corrientes para dibujar una salud fiscal inexistente. Lo que sí me preocupa es que el nuevo ministro anticipe indicadores del Indec. Empieza a sonar como una presión externa para que el dibuje números. Eso no pasó inandvertida.

P: Aun así, ¿se podría esperar cierto crecimiento?

E: Se puede, pero crecer es hablar de largo plazo, no sólo un rebote en este año.

P: ¿No lo ve factible?

E: El gasto público creció fuerte. Con 8 o 9 ministros fuertes y con poder de decisión es una cosa. Otra es con casi dos docenas y dependientes de un triunvirato con la suma de poder, pero sin un plan claramente definido.

P: ¿Usted qué le recomendaría al Gobierno?

E: Aunque no guste, una reforma total del gabinete, quizá inviable ahora pero no me gusta esta arquitectura. Además, hay una realidad objetiva. Pero el problema es la cantidad de transferencias aprobadas por ley en el Gobierno anterior. Sin mayoría propia en el Congreso no sé cómo se puede pensar en una baja en serio del gasto corriente y del déficit fiscal.

P: ¿Cómo se llega a las elecciones? ¿Con el dólar en suba?

E: Lo veo tranquilo, le diría que casi hasta mediados del año que viene y con presión a la baja. Pero con inflación superior a la meta oficial y atraso cambiario. Habrá que ver cómo reacciona la actividad en el año. La suerte de estos anuncios fiscales exige crecer al menos al menos 3,5%, y un triunfo contundente del oficialismo en las elecciones legislativas. Hasta que no se despejen esas incertidumbres, no veo grandes cambios. Sin crisis a la vista, y con mercados financieros en alza, pero con una realidad social que puede complicar las políticas del Gobierno.

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