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¿Cómo acelerar la inclusión financiera?

20 febrero de 2017

Los desafíos complejos no siempre tienen un manual de instrucciones y, por ende, es necesario el ensayo y error, a la Cambiemos. Y, claro, aprender de las experiencias, tanto las exitosas como aquellas que no lo fueron. Algo así ocurre con el desafío de la famosa inclusión financiera, que consiste en mejorar el acceso y el uso de productos financieros adecuados entre los que aún no están en el sistema. Y no casualmente más de 50 países han desarrollado estrategias para apuntalar la inclusión financiera.

Según el FMI, en el mundo emergente, más de la mitad del 40% más pobre no tiene una cuenta bancaria y más del 30% de las Pymes tiene problemas para acceder a financiamiento formal. Como estos, hay varios ejemplos más.

Un interesante trabajo de Douglas Randall (Banco Mundial) plantea ocho caminos posibles, y complementarios obviamente, para acercarse hacia ese objetivo.

Fomentar la diversidad de las instituciones financieras. Los sectores financieros inclusivos, dice Randall, tienen varios tipos de instituciones financieras distintos a los bancos comerciales ?cajas postales, instituciones microfinancieras, cooperativas de crédito? que aplican diversos modelos de negocios y operan en diferentes regiones geográficas para servir a distintos segmentos de clientes. “Para llegar a los clientes que no son completamente atendidos por los bancos comerciales es fundamental disponer de un marco legal y regulatorio que permita el ingreso de diversas instituciones y mediante el cual se apliquen reglamentos y controles proporcionados y adaptados a sus respectivos niveles de riesgo”, dice.

Facilitar el uso de tecnologías innovadoras y el ingreso de instituciones no tradicionales basadas en la tecnología. “Como se señala el G20, es necesario tener un marco legal y regulatorio claro para permitir el ingreso de nuevas tecnologías y actores y, al mismo tiempo, enfrentar los riesgos derivados de la innovación”, dice, y pone como ejemplo a las chinas Alibaba y Tencent.

Ampliar las actividades bancarias basadas en agentes y otros mecanismos de prestación de servicios eficaces en función de los costos. Randall sugiere ir más allá de las sucursales físicas y estimular el uso de canales de prestación de bajo costo, como tiendas minoristas locales que actúan como agentes de los proveedores de servicios financieros y las sucursales “lite”.

Invertir en supervisión y aprovechar la tecnología para optimizar los recursos limitados. También, advierte Randall, es menester ser cuidadoso. “Es poco probable que sea inclusivo un sector financiero que no está bien supervisado desde el punto de vista de la prudencia o de la conducta del mercado”, explica. Y la tecnología puede ayudar pues los supervisores recurren a ella en el campo del regtech (regulation technology).

Implementar requisitos graduales y basados en el riesgo en materia de lucha contra el lavado de dinero y el financiamiento del terrorismo. Según Global Findex del Banco Mundial, más de 300 millones de personas mencionan el exceso de documentación como un obstáculo importante para abrir una cuenta. “Para superar este impedimento es fundamental tener un régimen de lucha contra el lavado de dinero y el financiamiento del terrorismo flexible y basado en el riesgo, que se combine con un plan de identificación nacional completo y accesible (que permita, por ejemplo, la identificación digital o el uso de datos biométricos)”, sugiere Randall así los “malos” no excluyen a los “buenos”.

Incentivar el desarrollo de productos financieros innovadores de bajo costo. “Los responsables de formular políticas deberían establecer marcos regulatorios que fomenten el desarrollo de productos financieros adecuados, como cuentas bancarias básicas y microseguros, y que respondan a las necesidades de los clientes de bajos recursos y desatendidos”, agrega Randall.

Fortalecer la infraestructura financiera. Las asimetrías de información y la falta de garantías suelen ser obstáculos que impiden el acceso de las comunidades desatendidas a los servicios financieros. Allí, sugiere, se pueden ampliar los sistemas de información crediticia y los registros de garantías (incluidos los bienes muebles), así como aumentar también la eficiencia y la accesibilidad a los sistemas de pago electrónico.

Proteger a los consumidores estableciendo normas en materia de divulgación, trato justo y vías de recurso. Es fundamental que los consumidores estén protegidos contra posibles abusos y sean tratados de manera justa por los proveedores, agrega Randall. Los proveedores deben entregar a los clientes información clara sobre los términos y condiciones de los productos a través de un formulario estandarizado para facilitar la comparación de las condiciones de los préstamos, ayudar a los consumidores a tomar decisiones financieras informadas y evitar riesgos como el sobreendeudamiento.” Las autoridades también deberían poner en vigor reglamentos que restrinjan las prácticas comerciales abusivas y facilitar el acceso a los mecanismos de recurso”, concluye.

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