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Alinear los incentivos para expandir la productividad

24 febrero de 2017

por Eliana Scialabba (*)

¿Cómo salir de la trampa de baja productividad en la que se encuentra sumida la economía? Es una pregunta muy compleja, con múltiples respuestas. A algunas (muy pocas) de ellas trataremos de darle respuesta.

Si bien desde varios sectores ?productores de transables exportables? la queja está puesta en la cotización de la divisa estadounidense, lo que aqueja a la economía argentina no es el “dólar barato” sino la baja productividad de la misma. Durante los últimos años, con la suba de los salarios reales por encima del aumento de la productividad, en un esquema “populista” en el que se fogoneaba el consumo de manera artificial a fin de perpetuarse en el poder, el problema se ha acrecentado.

Esta situación, no sólo favorecía al gobierno de turno (y sigue favoreciendo al actual), sino también a los sindicatos, y a los trabajadores ?principalmente a los asalariados en relación de dependencia, de sectores con poder sindical ?, en detrimento de las firmas (y, por ende, de la producción) que pagan salarios más altos sin que existan incentivos para que sus empleados sean “más productivos”.

Con una demanda agregada expandiéndose por encima de la capacidad de producción en sectores, o con demanda insuficiente en otros, terminamos en este esquema de inflación difícil de dominar, la cual introduce mayores distorsiones a las ya existentes a los precios relativos. A esto debemos sumarle el alto déficit fiscal (antes financiado con emisión monetaria y ahora con endeudamiento) complejo de contener debido a los altos costos políticos que generaría una reducción del gasto público.

Transables vs. no transables

Antes de continuar, debemos destacar que dentro de la economía tenemos dos sectores muy diferenciados: el de transables y el de no transables. Y los sindicatos con mayor poder de negociación (y menores incentivos para aumentar la productividad) se encuentran en los sectores no transables, mientras que dentro de los sectores transables hay un grupo heterogéneo: los ligados al sector agropecuario (e industrias derivadas) no verifican notables dificultades de productividad, dado que se encuentran en la frontera de producción internacional, mientras que los productores industriales cuentan, en su mayoría, con una gran deficiencia en esta materia. No obstante, el incremento de salarios reales de los sectores no transables presiona a la suba de los de salarios reales de toda la economía, retroalimentando la inflación, ya que no vamos a ser ingenuos y creer que las empresas lo absorberán como un aumento de costos.

Entonces, ¿qué se puede hacer en este escenario? Una de las prioridades es alinear los incentivos de los actores económicos, los cuales dependen de cada sector específico. A modo de ejemplo, es posible proponer el pago de un bonus de productividad (aunque es difícil estimar en ciertos sectores, es necesario buscar una medida ? aunque sea imperfecta - que permita cuantificar el desempeño laboral); participar en los resultados de las empresas a los trabajadores (tanto en las ganancias como en las pérdidas): medidas de este tipo nos generarían un resultado win-win, ya que ganan tanto las empresas como los trabajadores en un escenario de aumento de productividad laboral.

En el caso del empleo público quizás es un poco más complejo, pero probablemente los concursos abiertos y transparentes para ocupar puestos (excepto los políticos) incentivarían la mejora del desempeño, dado que existirían incentivos que reemplacen el actual clientelismo.

A modo de conclusión, en la medida en que no existan incentivos correctos para que los trabajadores incrementen el poder de compra de sus salarios en línea con su productividad, la economía no podrá salir del estancamiento actual: una depreciación cambiaria sólo incrementará el tipo de cambio real de manera temporal, y los mercados globales en los que debemos insertarnos para crecer de manera sostenida no son aquellos que demandan bienes “baratos” sino “de calidad”, que sólo podremos producir a través de un incremento de la productividad.

(*) Economista

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