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¿17%, 20%, 23%, 25% o 30%?

03 febrero de 2017

Cuál será la inflación del 2017? Esa es hoy, la pregunta más debatida entre los economistas. La famosa pregunta del US$ 1.000.000 que determinará varias cuestiones, que van desde la marcha del consumo (variable clave para las elecciones) hasta los resultados de las inversiones y la situación en “la calle”. Hoy, el partido recién comienza y todo puede pasar.

Y no es fácil responder la pregunta cuando sigue el proceso de ajuste de precios relativos. Aún está fresco en la retina de muchos el recuerdo de 2016: el 25% que planteó Alfonso Prat-Gay (20%, incluso, dijo el propio Presidente) terminó siendo más de 40% en la ciudad de Buenos Aires.

Dólar tranquilo

El 2017, a diferencia de 2016, tendrá un elemento clave a favor: el dólar duerme el sueño de los justos y será un factor desinflacionario. En rigor, en dos días hábiles de febrero cayó ¡22 centavos! Y los gurúes financieros repiten que “quien apueste por el dólar, perderá”.

El potente blanqueo, el endeudamiento público (y privado) y los agrodólares mantendrán la plaza abastecida y el “billete”, tranquilo. Aunque no debe descartarse algún clásico apetito dolarizador preelectoral, un fortalecimiento global del dólar por el “efecto Trump” o algún nuevo cisne negro, nadie ve una devaluación del peso y, por ende, un traslado a precios, como en 2014 y 2016.

Regulados y salarios

El gran tema, hacia adelante, son los precios regulados (con eje en las tarifas de electricidad y gas) y las paritarias. Y, luego de eso, los famosos “efectos de segunda ronda”, que potenciarán la consabida inercia y la inflación de demanda (si no hay aumentos en la oferta). Y hay más enigmas. Por un lado, ¿lanzará el Indec el IPC Nacional, que se presume menos inflacionario que el IPC AMBA por la menor incidencia de la suba de tarifas y que será, por su mayor cobertura, el usado por el BCRA? Por otro lado, ¿qué efecto tendrán las bajas (modesta, por ahora) en los precios al contado en el IPC?

Con tantas dudas, no es casual que haya una miríada de pronósticos. Todos arrancan en 17%, la meta que se fijó el BCRA para 2017 y que la mayoría juzga incumplible. El propio Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) del BCRA proyecta una suba cercana a 20% y eso motiva la cautela de la entidad con su tasa de referencia, quieta desde noviembre en 24,75%. La gente, según la UTDT, la avizora más cerca de 25%.

Las visiones

“Nosotros somos un poco más optimistas que el resto del mercado y vemos la inflación del 2017 más cerca de las metas del BCRA”, dice Joaquín Olivera, Senior Analyst Research en Balanz Capital. Los ajustes en electricidad, gas y agua, calcula un informe reciente de Balanz, aportarán 550 puntos básicos a la tasa de inflación anual (versus 850 puntos básicos en 2016). El trade-off de ir reduciendo el déficit fiscal (vía menores subsidios) es una mayor inflación en el corto plazo. Además, Olivera menciona que los “precios transparentes” y el IPC Nacional “ayudarán” a reducir la inflación. “El BCRA está haciendo un muy buen trabajo y el proceso de desinflación se consolida”, dice Olivera.

Un economista, que peina algunas canas y pide off the record, avizora la inflación más cerca de 30%, y no cree en los “ayudines” de los “precios transparentes” ni el IPC Nacional. “Puede ayudar un mes o dos, pero nada más y el efecto será bajo”, sostiene. “La meta del BCRA es un muerto vivo”, grafica. ¿Motivos? Varios. Además de los ajustes en los regulados mencionados, suma la nafta (y, con ello, los fletes, que pegan fuerte en el interior) luego del primer trimestre. “Eso por el lado de los costos no laborales”, dice.

“Después tenés las paritarias”, añade, y la búsqueda del terreno perdido en 2016. “Por lo menos, los sindicatos van a querer recuperar cinco puntos”, palpita, y casi ninguno cree en las metas del BCRA “y ven la inflación a ojímetro arriba de 20%”. El 25%, dicen en el mercado, parece ser el nuevo 18%.

Agrega que el BCRA no es tan ortodoxo como se dice y que la vitupereada emisión (para financiar el Tesoro y comprar los dólares que entran por el endeudamiento) está vivita y coleando. “Tenés la clásica inflación monetaria y fiscal, tenés inflación estructural porque crece más la demanda que la oferta y también hay inflación inercial, como en los '80”, resume. “La economía está en recesión y la base monetaria subió 40% interanualmente en diciembre”, dice. “Es ortodoxia fiestera”, sostiene.

En el medio, hay un gran debate. Ecolatina, por ejemplo, calcula la inflación del 2017 en 24% (con salarios rodando 25%) y FyE Consult, capitaneada por Hernán Hirsch, “entre 22% y 23%”. Algunas, como Elypsis, la estiman en 20%.

“La suba de tarifas es mayor que la prevista inicialmente, pero también veo más comprometido a todo el Gobierno con la meta de inflación del BCRA”, analiza Hirsch, y se refiere a los “precios transparentes” y el eventual lanzamiento del IPC Nacional. “El BCRA logró comprometer al Gobierno”, dice y aclara que la baja en los precios al contado “ayudará a moderar el IPC, pero no la inflación”. Además, dice: “Vemos un dólar tranquilo a lo largo de todo el año, aunque no será lo mismo el primer semestre que el segundo”. Todo está por verse y la pregunta del US$ 1.000.000 sigue abierta?

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