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Trump va por todo: con muro y sin Nafta

26 enero de 2017

Donald Trump firmó finalmente una orden ejecutiva para construir un muro en la frontera entre Estados Unidos y México. La exótica propuesta de campaña se transforma en realidad y está destinada a generar tensión entre ambos países pese a que Trump sostiene que el muro también beneficiará a México porque frenará la inmigración ilegal a ese país de ciudadanos de otros países de la región. Está claro que en sus primeros días de gobierno no figura entre las prioridades de Trump ganarse la simpatía de América Latina. Por otra parte, el vocero de la Casa Blanca sostuvo “que de una manera u otra” México pagará el muro.

La verdadera agenda

Mientras tanto, Trump avanza con su agenda comercial. Firmar el acta de defunción del moribundo TPP fue meramente un gesto. Pero rediscutir el Nafta, como propone ahora, será un proceso complejo que llevará tiempo. Tampoco será gratuito un conflicto comercial con China.

Los números son concluyentes: el comercio bilateral con Canadá representa el 15,01% del comercio total de Estados Unidos y el que tiene con México alcanza al 14,48%. Esos países, junto con China, son los tres principales destinos de las exportaciones estadounidenses. Y consecuentemente hay muchas empresas que obtienen una buena parte de sus ingresos de las ventas a esos mercados. Pero más allá de la realidad económica, hay un conjunto de tratados y normas que ningún país puede modificar unilateralmente. También aquellas empresas que sean amenazadas con gravámenes especiales por llevar su producción a otros países podrán recurrir a los tribunales. Por lo tanto, cualquier negociación para modificar al Nafta no se hará de un día para el otro y difícilmente pueda firmarse un nuevo acuerdo antes de las elecciones legislativas de 2018.

Es conocida la posición de Trump, compartida por muchos republicanos, contraria a los acuerdos que involucran a varios países porque prefieren los tratados bilaterales. Por eso, hay expertos que sostienen que Estados Unidos podría apuntar a la disolución del Nafta s y en su reemplazo firmar acuerdos comerciales por separado con México y Canadá. Eso es lo que sostiene Gary Hufbauer del influyente Instituto de Economía Internacional con sede en Washington. Que no exista más formalmente el Nafta, aunque en la práctica haya un sustituto parecido, puede ser presentado como un triunfo político por parte de Trump.

Pero en cualquier caso, se tratará de una negociación asimétrica. El fin del Nafta tal cual se lo conoce, pone en riesgo seis millones de empleos en Estados Unidos. El tema no es menor pero incomparable con los efectos que tendría sobre México que tiene un superávit en el comercio bilateral de US$ 60.000 millones. Desde que ganó Trump, la moneda mexicana se devaluó frente al dólar de 15 a 22 pesos y pude bajar aún más si el conflicto se profundiza con lo cual se genera una consecuencia no querida porque México gana mucha competitividad frente a Estados Unidos por lo cual su superávit comercial será aún mayor.

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