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Secuelas del acuerdo petrolero

12 enero de 2017

“Este tipo de convenio lo necesitamos en todos los sectores de la Argentina”, dijo el presidente Mauricio Macri esta semana al presentar el acuerdo al que se llegó con empresarios y sindicalistas de la cuenca neuquina para bajar los costos de la explotación de Vaca Muerta. Luego de consultar a referentes de distintas actividades, El Economista pudo saber que si bien es posible que se extienda el modelo a sectores que se encuentran ?al igual que el petrolero? en una situación delicada, será más difícil que se replique en otras actividades económicas, que acusan necesidades diferentes.

Electrónica fueguina

El acuerdo de Vaca Muerta implica la resignación de algunos beneficios para los trabajadores, lo que fue justificado por Guillermo Pereyra, secretario general del Sindicato del Petróleo y Gas Privado de Río Negro, Neuquén y La Pampa, porque “crea condiciones para que vengan inversiones”. Es razonable que los sectores en posición de mayor debilidad sean los que más predispuestos estén a ceder en pos de evitar males mayores. Es el caso de la industria electrónica fueguina, que por estos días trabaja en un “plan de competitividad”.

En diálogo con este diario, fuentes de las Asociación de Fábricas Argentinas Terminales de Electrónica (AFARTE) confirmaron que han tenido reiteradas reuniones con el Gobierno para dar forma a un acuerdo tripartito que buscará “llegar al consumidor final con precios más competitivos”. “Contempla muchos puntos. En algunos casos es un compromiso de las empresas de revisar procesos para optimizar tiempos y costos; en otros casos implica un trabajo conjunto con el Gobierno Nacional o provincial y en otros casos se involucra al sindicato en representación de los trabajadores”, puntualizaron.

Construcción

Dentro de la construcción, que también atravesó un 2016 de deterioro e incluso encabezó la lista de cantidad de puestos de trabajo destruidos, señalaron que no está definido que esa vaya a ser la próxima actividad en cerrar un acuerdo del tipo de Vaca Muerta, como aseguraron versiones periodísticas. “Todavía no tenemos ninguna convocatoria del Gobierno para avanzar en ese sentido. Hemos tenido, sí, reuniones en las que se han tocado temas vinculados al convenio colectivo, pero se ha hecho tangencialmente”, dijo a este diario Gustavo Weiss, titular de la Cámara Argentina de la Construcción (Camarco).

Weiss señaló que el acuerdo petrolero se limitó a hacer modificaciones “para un caso puntual” y que si bien considera que “siempre los convenios son susceptibles de ser analizados”, en el ámbito de la construcción los problemas de costos son “extra convenios”, porque se desprenden de las solicitudes que hacen las seccionales de la Uocra sobre el convenio básico.

“Cuando uno habla de costo de la ejecución de obra, hay múltiples problemas ?añadió Weiss?. Una es la carga impositiva, otra las cargas sociales vinculadas al salario. También está el tema de la litigiositdad por accidentes laborales, la industria del juicio, que tiene para nosotros un costo enorme. Además hay problemas con los materiales, en algunos casos pocas fábricas de determinado producto que pueden tener alguna actitud oligopólica”. Según el dirigente de la construcción, todos estos temas que se han llevado a la comisión sectorial generada en el marco del Diálogo para la Producción y el Trabajo, que se reanudará en febrero, pero todavía no hay planteos en firme.

Industriales

Luego de hacer la salvedad de la heterogeneidad de situaciones y convenios, dentro de la industria consideraron que hay ciertos sectores que podrían verse beneficiados por acuerdos similares al de Vaca Muerta. “Sobre todo los sectores de producción continua, que pueden tener interés en que las funciones sean más polivalentes. Quizás algunos convenios son muy estrictos en cuanto a la función que tiene cada trabajador y podría habilitarse cierta plasticidad”, señalaron desde el equipo económico de la UIA.

Otro punto del acuerdo que consideraron con potencial para transpolar a la industria fue el que señala que en la medida en que se incorpore nueva tecnología puede disminuirse la cantidad de empleados por puesto. “La industria es transable y como tal está todo el tiempo vinculada al mundo. Hay estándares internacionales que acá no se cumplen por convenios que indican, por ejemplo, que se necesitan más trabajadores para un puesto que los que dice el promedio internacional. Eso dificulta la productividad y obviamente con respecto a China, donde siquiera se aplican los estándares, la situación es aún peor”, agregaron.

Desde la fundación textil Protejer, en cambio, dijeron que si bien entienden las circunstancias de la actividad petrolera, no creen que ese tipo de acuerdo pueda ser útil para mejorar la situación de su golpeado sector. Ariel Schale, director ejecutivo de la entidad, dijo que como los textiles están fuertemente orientados al consumo interno, “lo que se necesita es un mercado interno fuerte”. “Argentina necesita políticas transversales, no modificaciones convenio por convenio”, sintetizó.

De todos modos, Schale señaló que están hablando con el Gobierno para mejorar la competitividad del sector. En el rubro de la confección, discuten la propuesta de construir parques industriales de confección para “terminar con la lógica de los pequeños talleres, que hoy es la plataforma productiva clásica y generar procesos industriales, procedimientos, líneas de producción para ganar productividad”. También se está discutiendo que los aportes patronales generen un bono fiscal que pueda utilizarse para pagar IVA y ganancias por ventas, lo que no sólo alivianaría el costo de la generación de puestos de trabajo sino que también traccionaría a favor del blanqueo de las ventas.

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