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Fuertes subas en los bonos a tasa fija en pesos

09 enero de 2017

Por Matías Daghero

Luego de haber manifestado un principio de recuperación a mediados de diciembre, los bonos en pesos a tasa fija se han convertido en las estrellas del mercado local de renta fija en la primera semana bursátil del año. Así, encontramos a los bonos del Tesoro con vencimiento en 2021, 2023 y 2026 como los grandes ganadores con subas en la semana de 8,02%, 7,75% y 7,5%, respectivamente.

Una de las primeras medidas impulsadas por el flamante ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, es la que explicó gran parte de esta fuerte suba. La eliminación de uno de los últimos controles de capitales heredados del kirchnerismo, aquel que obligaba la permanencia mínima de 120 días en el país de las inversiones extranjeras, hizo que se cayera la última gran barrera entre Argentina y los mercados de capitales internacionales. Fruto de este cambio, los bonos argentinos en moneda local ya podrán ser incluidos en los índices de renta fija en moneda local de mercados emergentes del JP Morgan (hecho que terminaría de concretarse en febrero próximo cuando se modifique el mismo). El ingreso de la Argentina lo convertiría en el primer país en ser incorporado al índice desde 2013. Por otra parte, la ponderación estimada dentro del índice sería del 1,8%, generando una demanda natural de estos bonos por US$ 4.000 millones y allanando el camino para que el también flamante ministro de Finanzas, Luis Caputo, pueda conseguir financiamiento por esta vía (más allá de que la primera emisión internacional del año sería en dólares).

Como contrapartida, entre los bonos más castigados de la semana encontramos a los bonos denominados en la divisa norteamericana. Dentro de los más negociados, podemos encontrar al Bonar 2024 (AY24) con una caída del 2,7% y al Bonar 2017 (AA17) con una caída del 1,96%. En este último, también se pudo observar que luego del fuerte impulso que tuvo fruto del blanqueo hacia fines de diciembre (recordemos que este bono permite mantener la multa en 10% hasta el final del mismo en marzo) que lo llevó incluso a tener rendimiento negativo (cotizaba a US$ 104,50 un bono que en abril pagará US$ 103,50), parecería que volvió a tener un comportamiento más parecido al de un bono y no al de un VEP de AFIP.

Luego de meses en que los bonos en pesos a tasa fija habían sido olvidados, esta incorporación al índice antes mencionado parece que les devolverá el brillo con el que contaron inicialmente y que incluso permitió a Alfonso Prat-Gay tomar deuda a 10 años a tasa fija en pesos a una tasa de 15,5% anual, un hecho histórico para las finanzas del país no sólo por el plazo concedido en moneda local sino también por lo bajo de la tasa frente a una inflación que en dicho momento rozaba el 40% anual acumulado.

Mirando las perspectivas hacia adelante para ver si el valor de estos bonos es caro o barato respecto a otros tipos de bonos argentinos, resulta interesante la comparación entre las curvas de pesos y dólares (hasta 2026), haciendo uso de la Teoría de la Paridad de las Tasas de Interés. Teniendo presente ciertas limitaciones (cantidad de instrumentos por plazo y liquidez de los mismos, falta de profundidad del mercado argentino, dificultad para proyectar a plazos largos, entre otros), un inversor que busque conseguir no sólo rendimientos en pocas semanas (como es el plazo que resta para la incorporación al índice) sino más perdurables en el tiempo, podría observar las tasas de devaluación implícita para el tipo de cambio que surgen del ejercicio de comparar ambas curvas.

Así, un inversor podría decidir si apostar por inversiones en pesos o en dólares según su pronóstico a futuro para el tipo de cambio. De acuerdo a su perfil de inversión, sería recomendable para perfiles conservadores hacerlo en la parte corta de las curvas, mientras que para perfiles más agresivos irse a plazos más largos.

Por ver el ejemplo de un perfil más conservador, en este caso de las curvas implícitas surge un valor del dólar mayorista para fin de 2017 de $ 18,56. Si uno considerara que la devaluación será mayor, sería aconsejable invertir en instrumentos en dólares como las Letes o bonos cortos (como podrían ser el AJ17, AA19 o AO20). En cambio, si considera que la devaluación llevará al dólar a un valor por debajo de dicho número, podría obtener un mejor rendimiento en instrumentos en pesos como las Lebacs o bonos cortos en pesos (como el TM18, TS18 y TO21).

A diferencia de otros años cuando las distorsiones de la economía hicieron que haya ganadores por goleada (en 2015 el dólar y en 2016 el peso), el 2017 parece presentar un partido más parejo, por lo que resultaría conveniente para el inversor incluir en su portafolio instrumentos de ambas categorías otorgando una leve preponderancia (quizás 60% del portafolio) a la moneda en que espera un mayor retorno.

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