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En 2016 no todos pusieron el hombro por igual

12 enero de 2017

Por Mariano Cúparo Ortiz

A partir de las decisiones de política económica del Gobierno desde que asumió, la dinámica de los precios relativos se tradujo en la aparición de distintos beneficiados y perjudicados. La devaluación, la quita de retenciones, las regulaciones financieras y los aumentos de tarifas, junto con la alta inflación y la pérdida del salario real, dieron perjudicados y beneficiados por el cambio.

Ganadores

Un trabajo reciente del sociólogo economista Daniel Schteingart reseñó los destinos de los distintos sectores, a partir de cómo las políticas económicasdelGobiernoinfluyerondeforma relativa sobre los precios de sus actividades. La inflación promedio que surge del Índice de precios implícitos del PIB, medido por el Indec, fue de 42% entre enero y septiembre de 2016, en comparación con el mismo período de 2015 (toma en cuenta precios minoristas al consumidor y también mayoristas). A partir de ese dato, la conclusión es que los sectores que tuvieron incrementos por encima del promedio se vieron beneficiados y los que quedaron por abajo del promedio se vieron perjudicados.

Los grandes ganadores fueron el agro y la ganadería, que lograron incrementar sus precios en un 79,5%, de la mano de la devaluación y la quita de retenciones. Le sigue la intermediación financiera, que por medio de las menores regulaciones logró cobrar mejores comisiones, con un incremento de 59,5%. En tercer y cuarto lugares aparecen la minería y la pesca, con incrementos de 58,8% y En 2016 no todos pusieron el hombro por igual 56,4% respectivamente, también de la mano de la devaluación y la quita de retenciones. En quinto lugar quedaron, por la corrección de tarifas, las empresas de electricidad, gas y agua, con subas de 53% (por debajo de los aumentos que pagaron los usuarios, ya que también hubo quita de subsidios). Las últimas ganadoras fueron las petroleras y gasíferas con aumentos de 49,3%.

Perdedores

Entre los perdedores figuran las industrias, con incrementos de 39%, un poco por debajo del promedio de precios, a pesar de la devaluación, que suele mejorar su posición relativa. Para Schteingart esto se explica porque “la mayor apertura comercial de 2016 probablemente haya contribuido a disciplinar precios en diversas ramas industriales”.

Como perdedores también figuran el comercio (suba de 38,6%), las inmobiliarias (37,4%), el servicio doméstico (36,2%) y la construcción (31,1%), entre otros.

Se destacan el salario formal, según el SIPA, que tuvo un incremento de apenas 32%. Y sobre todo los salarios del 30% más pobre de la población, que según la Dirección de Estadísticas y Censos de la Ciudad incrementaron sus ingresos en apenas 25,4%.

“Los más atrasados fueron los sectores más vulnerables que quedaron por debajo de los salarios. Si los ingresos de los pobres suben menos que el promedio de los salarios, entonces tenemos aumento de la desigualdad, lo cual efectivamente ocurrió en 2016”, dijo Schteingart.

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