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“Con la macro no alcanza: hay que bajar el costo argentino”

31 enero de 2017

Entrevista a Federico Muñoz, Director de Federico Muñoz & Asociados

“Al fin, han aparecido los primeros brotes verdes sólidos que dan cuenta de un cambio de tendencia del nivel de actividad. Dos proxies del PIB ? el EMAE del Indec y el IGA del Estudio Ferreres? coinciden en reportar que la economía encontró un piso a su caída en el mes de septiembre y que desde entonces se embarcó en una reactivación relativamente vigorosa”, escribió el economista Federico Muñoz, director de la consultora homónima, en su último informe, difundo el fin de semana. Para indagar más sobre la aparente fortaleza de esos brotes, y hablar sobre varios temasmás, El Economista fue a dialogar con Muñoz.

¿Vienen sólidos los brotes?

Quizás sea prematuro todavía y hay que tomar los datos con pinzas, pero así lo sugieren los datos del Estimador Mensual de Actividad Económica, que están en línea con el Indice General de Actividad de Ferreres. Las curvas muestran que el rebote es significativo.

No es algo extraño en Argentina. Siempre caemos pesadamente y recuperamos también con gran ritmo?

Sí y no. No esperaba un rebote muy vigoroso porque la caída tampoco había sido tan brutal y la recomposición de los salarios, uno de los drivers, es muy reciente.

El EMAE indica el nivel de actividad económica, pero no ofrece muchas más precisiones sobre los componentes ni los drivers. ¿Qué está empujando a la actividad, más allá de la cuestión de los salarios reales que ya mencionó?

Son básicamente los salarios. Y hay un dato curioso y contraintuitivo: hoy estamos viendo una baja en la inflación y, también, una aceleración en la actividad. La explicación son los salarios reales. Además, están ayudando el agro, el blanqueo y la obra pública. Los números fiscales de diciembre, que generaron un gran debate, muestran que se gastaron casi en su totalidad los ingresos del blanqueo e intuyo que, por eso, el EMAE de diciembre también crecerá con fuerza.

Además, está creciendo la inversión, según Ferreres, y eso es positivo porque es un dato clave para empezar a dilucidar si 2017 será un mero rebote o el comienzo de un proceso de crecimiento de mayor aliento?

Sí, aunque, nuevamente, hay que tomarlo con pinzas y ver si se sostiene en el tiempo.

Hablaba de la suba vertiginosa del gasto en diciembre y el impacto expansivo que eso puede generar. ¿El 2017 entregará mejores noticias por el lado del PIB que las cuentas públicas?

Echaron a Alfonso Prat-Gay porque soslayaba la cuestión de la austeridad fiscal y Nicolás Dujovne vino con un discurso distinto y más cuidadoso con respecto a la salud fiscal. No van a tener los ingresos del blanqueo y van a tener que esforzarse por llegar a la meta fiscal de 4,2% del PIB, pero espero que se cumpla.

La inflación se calentó en enero y el primer trimestre será más inflacionario que el último de 2016. ¿Cómo ve la cuestión nominal?

Veo muy convencido al BCRA de que van a cumplir la meta. Quiero creerles y, sin ser de los más pesimistas, que hablan de una inflación de más de 20%, me cuesta creer que sea 17%.

Tampoco sería un mal dato, considerando que venimos de un 2016 con más de 40% de suba?

Sí, pero hay que ver cómo se administra eso. Jugarse tanto por una meta y eventualmente fallar puede generar algún costo de credibilidad. Ellos, igualmente, siguen convencidos.

No van a tirar la toalla tan temprano?

Allí entra en juego otra cuestión y es que la política monetaria necesaria para que la inflación termine 2017 por debajo de 17% sería tremendamente dura e incompatible con las necesidades políticas de un Gobierno que necesita ganar las elecciones.

En su último informe plantea que la Casa Rosada debe ser generosoacon María Eugenia Vidal tanto por la clásica estrechez fiscal bonaerense como por el hecho de que la vara de éxito electoral de las elecciones será determinada por quién gane en “la madre de todas las batallas”?

Sí, y además es lo justo. La provincia de Buenos Aires recibe el 19% de las transferencias federales cuando merecería, por su aporte al PIB, su población o su tasa de pobreza, o cualquier criterio que se quiera tener como referencia, cerca de 36% o 38% del total. Eso no se resuelve de otra manera que con aportes discrecionales de la Nación porque no hay manera de barajar y dar de nuevo con la coparticipación. La Cámara Alta nunca votará un reparto más justo y que trate mejor a la provincia de Buenos Aires, y debe ser el Gobierno quien compense ese desequilibrio. Si el diario del lunes será quin ganó la elección en Buenos Aires, Cambiemos debe destinar allí todos sus esfuerzos.

Salgamos, un poco, del corto plazo. Se empieza a hablar de reforma tributaria, convenios salariales ajustados por productividad y transformación productiva. Temas de una agenda de mediano y largo plazo. ¿Cuál ítem lo entusiasma más?

Lo que me entusiasmó mucho de entrada de Cambiemos es la apuesta hecha al saneamiento de la macro. Tipo de cambio flotante, metas de inflación en el BCRA y un sendero de racionalización de las cuentas públicas era una trilogía revolucionaria. Con una macro sana, no vas a estar gestando una nueva crisis, y estaríamos escapando a la lógica recurrente de las últimas cuatro décadas. Con el correr del año, fuimos tomando más conciencia de que solo una macro sana no alcanza y que estamos muy caros en dólares. Somos muy poco competitivo, y son cosas que no se arreglan con una devaluación. Se precisan un montón de cambios para ir bajando el “costo argentino”: el costo extrasalarial, la excesiva carga impositiva, los costos logísticos o el costo financiero. Hay gente en el Gobierno preocupada y ocupada con estas cuestiones, pero es una agenda compleja y difícil. El tiempo dirá el éxito que tengan en encarar esos problemas.

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