El Economista - 70 años
Versión digital

jue 25 Abr

BUE 16°C

Una foto para varias lecturas posibles

08 diciembre de 2016

La imagen tenía la potencia del anuncio esperado, luego de negociaciones no tan previstas. Con ciertas actitudes de alborozo, micrófonos entrecruzados y escena desprolija. Y la potencia de actores con peso en los debates parlamentarios y pertenencias a espacios diversos, la mayoría de las veces en contraposición. La circulación de la palabra entre los protagonistas y el ida y vuelta con los medios, no obstante, tuvo la impronta del acuerdo que se acabada de sellar. Y anticipaba la unidad de acción que se cristalizaría un rato más tarde, en el recinto, a pocos metros de ahí.

En esa imagen en cuestión estaba representado todo el arco opositor, excepto el Frente de Izquierda. En la mayoría de los casos, con sus jefes de bloques o interbloques a la cabeza, administrando el uso de la palabra e intentando circunscribirse en las coincidencias. La necesidad de modificar cierta carga injusta sobre un porcentaje importante de trabajadores y que la iniciativa haya sido promesa de campaña del Gobierno fueron algunos argumentos transitados. Mientras que de dónde se deben recaudar esos recursos que quedarían en los bolsillos de los trabajadores, algunas de las respuestas ofrecidas.

De todos modos, la foto traspasaba la escena concreta de un acuerdo particular en una coyuntura precisa. Así lo “denunció” el Gobierno, de manera sobreactuada. Intempestiva. Y así parecieron entenderlo también los protagonistas. La ausencia de Sergio Massa, líder del Frente Renovador y uno de los interlocutores principales para la aprobación de la mayoría de las leyes que buscó el Gobierno, en parte, tuvo que ver con eso. Las declaraciones duras de los funcionarios y legisladores oficialistas, con el dedo acusatorio, alertando respecto de la confluencia de buena parte de las fracciones del peronismo (de manera torpe, si se quiere) y desnudando cierta incapacidad para retomar la iniciativa en esa adversidad, también.

Un corrimiento del massismo hacia posiciones menos concesivas y un tanto más distantes de la reinvidicada “avanida del medio” es una de las hipótesis. Ya en varias oportunidades el oficialismo se había referido con cierto desdén a Massa, pero sin obstruir los canales de negociación que se consideraban necesarios. “Ventajita”, por caso, lo apodó el mismo presidente Mauricio Macri en una entrevista televisiva. No sin propender a nuevos acuerdos, luego. Esos que Cambiemos advierte más lejanos en un contexto de empeoramiento de la mayoría de las variables económicas y sociales y a las puertas de uño electoral clave que los tendrá indefectiblemente como rivales.

La búsqueda más concreta de confluencia en el universo peronista, procesando las diferencias a su interior, aunque persista la disputa de liderazgo entre kirchneristas y no kirchneristas, es otra de las hipótesis. Más allá de que en esa mesa también estuvieran dirigentes de espacios no peronistas. El Congreso y la relación con los gobernadores (a los que apela nuevamente para revertir el efecto Ganancias y evitar el veto) fueron los dos espacios institucionales que Cambiemos privilegió hasta aquí para establecer parámetros básicos de gobernabilidad. A ellos, les fue sumando acuerdos de distinto tipo con la CGT reunificada y varias de las organizaciones sociales más convocantes. Con recursos tangibles y simbólicos (escasos, ambos) y en el contexto de un Estado que parece desfinanciarse.

En todos estos espacios, por cierto, el peronismo tiene predominio, aunque no siempre ese predominio responda a una misma conducción o una misma corriente. Y sólo en uno (el parlamentario), Cambiemos puede cambiar la ecuación durante el próximo año. Algo de eso también estuvo implícito en la foto del miércoles.

Seguí leyendo

Enterate primero

Economía + las noticias de Argentina y del mundo en tu correo

Indica tus temas de interés