El Economista - 70 años
Versión digital

mar 23 Abr

BUE 21°C

“Si hay pobreza, no te podés dar el lujo de no invertir más en CyT”

07 diciembre de 2016

Entrevista a Jorge Aliaga, Físico. Por Mariano Cúparo Ortíz

La semana comenzó con la noticia de que, por recortes en el Presupuesto que bajó el Ejecutivo, el Conicet va a reducir en 60% la cantidad de investigadores a incorporar para el próximo año. La medida deja a un lado la política estatal que se venía aplicando desde 2013 (a través del Plan Argentina Innovadora) de sumar, todos los años, 10% de investigadores. En el 2015 se habían incorporado 943 y, ahora, lo harían 385. La medida generó alerta en el campo académico y científico, y en general en aquellos analistas económicos que creen que desarrollo económico e investigación científica van de la mano. Ayer, el ministro de Ciencia y Tecnología, Lino Barañao, sostuvo que el recorte en las incorporaciones se da porque “no hay ningún país con 30% de pobres que aumente su cantidad de investigadores”. El Economista dialogó con el físico y ex decano de Ciencias Exactas de la UBA, Jorge Aliaga, que le respondió a Barañao y habló sobre la relación que el Conicet puede tener con el desarrollo y la lucha contra la pobreza.

¿Qué opina de las palabras del ministro?

Tiene un problema de inconsistencia lógica. El ingreso de investigadores venía creciendo paulatinamente. Entonces, o bien el 30% de pobres se generó este último año, o bien el año pasado el ministro sí apoyaba el 10% de crecimiento anual con 30% de pobres.

¿La investigación no tiene nada que hacer en la lucha contra la pobreza?

Desde Bernardo A. Houssay para adelante todo el mundo entiende que los países que tienen problemas de pobreza justamente el lujo que no se pueden dar es no invertir en ciencia y tecnología. La función que cumple el Conicet es doble: por un lado, el investigador forma recursos humanos. Mucho más aquel investigador del que además está en las universidades, que es el 70%. Es decir, la enorme mayoría de los investigadores están ligados a las universidades y contribuyen a la formación tanto de profesionales de grado como de posgrado. Por otro lado, no es para nada ocioso que el país tenga economistas que puedan desarrollar teorías económicas de cómo generar desarrollo sostenible, sustentable, con equidad, etcétera. Pero en el Conicet también hay gente que se dedica, por ejemplo, a la biología en la medicina, que resuelve problemas de salud, cura enfermedades o desarrolla remedios. El mismo ministro ha mencionado entre los investigadores más destacados del país a Gabriel Rabinovich que, con su línea de experimentos en relación a la galectina, ha hecho enormes avances en curar cierto tipo de cáncer y hay otros investigadores que han trabajado en vacunas contra el cáncer de pulmón. Argentina ha avanzado mucho en el área de investigación médica. Pero no sólo en eso, sino también en el área más tecnológica. Lo que pasa es que todo depende de a qué modelo de desarrollo apunta el país. Porque si apostás a producir materias primas y el resto comprarlo en el exterior, obviamente necesitás menos ciencia y tecnología. Ahora, si uno quiere tener una empresa de producción de petróleo nacional, que pueda hacerse cargo de producir, sin importar tecnología, por ejemplo en yacimientos no convencionales, para eso necesita una empresa como Y-TEC, de ciencia y tecnología, que es 51% de YPF y 49% del Conicet, donde trabajan científicos investigadores del organismo resolviendo, por ejemplo, con qué materiales se puede hacer mejor una fractura o cómo se puede supervisar el funcionamiento de los pozos petroleros.

Es decir, hay un montón de investigaciones aplicadas que tienen que ver con cosas directamente relacionadas con generar riqueza en el país. También hay investigadores como Raquel Chan, que trabaja en semillas resistentes a sequías. Y muchos otros. Es decir que, así como la quita de retenciones a exportaciones primarias funcionaría como un incentivo para el crecimiento de la producción, también un gasto o inversión como el de la carrera de los investigadores funcionaría en ese sentido?

El del petróleo es sólo un ejemplo. Hace diez días salió en tapa de La Nación que la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, había ido a Israel a comprar drones y radares. Y el año pasado el INVAP ya fabricaba drones y radares. Supongamos que en dólares es más barato comprar en Israel. ¡Pero nosotros no emitimos dólares sino pesos! Y tenemos ingenieros formados en el país que están capacitados para hacer eso. Al desarrollar eso acá se genera riqueza, se da trabajo a los ingenieros argentinos y que después de cobrar el sueldo gastan en supermercados argentinos.

Seguí leyendo

Enterate primero

Economía + las noticias de Argentina y del mundo en tu correo

Indica tus temas de interés