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Quiénes ganaron, quiénes perdieron

21 diciembre de 2016

En la última disputa legislativa del año, ya en extraordinarias, se jugó mucho. Y se jugó fuerte. Con algunos ganadores un tanto claros y algunos actores que resignaron más de lo que esperaban.

La CGT unificada estuvo entre los primeros. Quizá en el escalón más alto del podio. Fue reconocido como interlocutor privilegiado por sobre el resto de los actores. Como la llave del acuerdo. Así entendido por unos y otros. Y obtuvo en ese diálogo con el Gobierno una porción importante de lo que fue a buscar. Pudo elevar el mínimo no imponible a $37.000, con exenciones en varios ítems, y que se le reconozca legítimo portador de las demandas del universo de los trabajadores, más allá de los cuestionamientos de la CTA y de algunas tensiones internas en el triunvirato.

En segundo lugar, entre los ganadores, hay que contar a los gobernadores. O a la mayoría de ellos. Lograron neutralizar el impacto fiscal de los cambios, su mayor preocupación en la previa: será el mismo que las provincias habían consensuado con el Ejecutivo en el Presupuesto. Mientras que el diferencial será cubierto por Aportes del Tesoro Nacional. A su vez, los mandatarios de las provincias “mineras” quitaron las retenciones a la exportación de productos del sector de las fuentes posibles de financiamiento para cubrir lo que el Estado dejaba de cobrar.

En cuanto al Gobierno, podría estar entre los derrotados. Cedió bastante más de lo que pensaba ceder, política y fiscal mente, y tuvo que salir al ruedo en extraordinarias con un tema que figuraba como promesa electoral. Pero pudo sacar el tema de la campaña del próximo año, algo que temía crecientemente. De todos modos, a su interior la cuestión resulta más compleja. Con matices. El ministro de Hacienda, Alfonso Prat-Gay, desplazado de las negociaciones y con visibilidad recién el día final, resultó más acechado, con menos margen. Mientras que el ministro del Interior, Rogelio Frigerio, y el presidente de la Cámara de Diputados, Emilio Monzó, parecen a salvo. Pudieron retomar la ronda de negociaciones y estuvieron a la cabeza de los acuerdos, mostrando otra vez bastante más densidad política y cintura que sus pares en el Gabinete y en el Congreso.

En una zona intermedia quizá haya que ubicar a Sergio Massa y el Frente Renovador. Su iniciativa fue clave para condicionar al Gobierno, pero no pudo llevar a la votación del recinto en Diputados el proyecto propio y, luego, quedó muy desdibujado con nuevas acusaciones cruzadas con el oficialismo. A su vez, padeció la ausencia de peso en el Senado. Alguna variante de eso es posible que corresponda al Frente para la Victoria, cuyo dictámen fue el refrendado en Diputados (con la fe de erratas de Axel Kicillof), pero sin que pudiera ser respaldado en el Senado. Por la presión de los gobernadores. Y, también, por la acción de Miguel Angel Pichetto, jefe del bloque, pero hoy más distante del núcleo kirchnerista que del Gobierno.

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