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La imagen de Macri es alta y estable

26 diciembre de 2016

“Un dato y un enigma: el Gobierno termina su primer año suscitando un respaldo estabilizado de casi 50% de la opinión pública. Ahora bien, dado el deterioro durante el año de los indicadores socioeconómicos más 'tangibles' ? habitualmente vinculados predictivamente con las evaluaciones de gestión ? el importante volumen de apoyo al Gobierno se convierte en un dato atípico, un rebelde serendipity que desafía nuestro sentido común teórico, nuestros inerciales hábitos explicativos”, escribe Ignacio Ramírez, director de Ibarómetro y un analista lúcido de la opinión pública, en el portal Bastión Digital.

En efecto, no es menester abundar en los datos macroeconómicos (ya conocidos por todos) ni en los errores de gestión del “mejor equipo de los últimos cincuenta años”. Ni en los escasos avances en la trilogía pobreza, narcotráfico y unión de los argentinos. O las sospechas de corrupción y desprolijidades tributarias que rozaron a la Casa Rosada.

Más números

Hubo aciertos, desde ya, y no menores, pero el balance social es negativo. Una encuesta fresca de COPES muestra que 27% califica como regular el primer año de Mauricio Macri; 23,1% como malo y 19,7% como muy malo. El 22,5% lo califica como bueno y apenas 4,9% como muy bueno. El optimismo con el futuro también cayó.

Sin embargo, ese coóctel no se traduce en una caída significativa en la imagen del Gobierno. Coinciden con él, aunque con números algo distintos, algunos colegas. Elypsis, por ejemplo, encontró que la imagen de Macri se ubica en 41% y Observatorio Electoral Consultores la mensura en 42,5%, “pero destacamos que cierra el año con tendencia estable y que sigue siendo uno de los presidentes más populares de la región”, dice en su último informe. En ambos casos baja con respecto a las mediciones anteriores, pero en dosis homeopáticas. Una diferencia con CFK, cuyas oscilaciones eran muy amplias. Sin dudas, es un dato positivo: en los países presidencialistas, como el nuestro, la imagen del Presidente es clave, y que sea alta (y, además, estable) siempre es positivo.

Algunas ideas

Pero, ¿qué anda pasando y que explica la disociación comentada? Hay varias hipótesis. Ramírez ensaya tres.

Polarización. “El vigente contexto de polarización contribuye a intensificar y 'congelar' las orientaciones ideológicas y opiniones políticas preexistentes de los ciudadanos, inhibiendo las posibilidades de cambio en sus valoraciones”, dice. Como si bajarse del barco amarillo implicaría subirse al kirchnerista.

Clivaje asimétrico. Un acierto comunicacional del oficialismo consistió en seguir dotando de protagonismo al kirchnerismo. “Un clivaje estructurado en torno del kirchnerismo divide las aguas de manera asimétrica: 65% vs 35% a favor de Cambiemos”, documenta Ramírez. Además, el FpV residual convalidó tal estrategia. “Por el contrario, si el campo político se organizara a partir de la actuación del Gobierno, el escenario político resultaría más parejo y, sobre todo, más incómodo para el oficialismo. Por tales razones, el clivaje 'oficialismo versus oposición' no termina de configurarse”, explica.

Política de las intenciones. “De manera muy articulada, la comunicación política del Gobierno estuvo orientada de tal forma que su legitimidad no descansa sobre el impacto de sus decisiones ni sobre a orientación de las políticas públicas que despliega”, dice Ramírez, y explica: “La legitimidad del Gobierno descansa sobre las intenciones que se le atribuyen. Un Gobierno con entusiasmo, un Presidente sincero, un equipo que dialoga y escucha, una gobernadora con empatía constituyeron los ingredientes de la nueva narrativa gubernamental”.

¿Esto implica que Macri está blindado ante la realidad y qué Cambiemos batirá en las urnas en 2017? Para eso falta, y los pronósticos han fallado, y mucho, últimamente. Vayamos paso a paso y con cuidado.

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