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La Fed cambia de ciclo

Héctor Rubini 12 diciembre de 2016

por Héctor Rubini

El martes y miércoles de esta semana se celebrará la última reunión del año del Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC) de la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed). Tanto adentro como afuera es percibida como el puente hacia un nuevo ciclo de política económica, bajo la presidencia de Donald Trump.

Un análisis

Desde hace varios meses se asiste a diversas expresiones de la titular de la Fed, Janet Yellen y de varios de sus colegas, que vienen sugiriendo una suba de la tasa de control monetario (fed funds rate), todavía no concretadas. Si bien la primera reunión del FOMC de 2017 se realizará una semana después de la asunción de Trump (27 y 28 de enero), sería una gran sorpresa que la esperada suba inicial de la fed funds rate se postergue para el cónclave del próximo mes.

En las minutas de la última reunión del 1° y el 2 de noviembre pasados, la autoridad monetaria estadounidense optó por mantener sin cambios la fed funds rate entre 0,25% y 0,50%. La decisión, adoptada una semana antes de la victoria del candidato republicano, se fundamentó en la necesidad de mantener una política “acomodativa” a una actividad económica en paulatina recuperación, pero aún sin alcanzar la meta de una tasa de inflación anual de 2%.

Despejada la incertidumbre sobre el ganador de las elecciones presidenciales y sobre algunos lineamientos generales de sus futuras políticas, los mercados globales han descontado una suba de la fed funds rate para esta reunión. Las proyecciones publicadas el pasado 21 de septiembre ya mostraban que según la mayoría de los miembros del FOMC el rango apropiado de la tasa de control monetario para este año debiera estar entre 0,50% y 1% y para 2017 entre 1% y 2%.

¿Y Trump?

El futuro Gobierno de Trump se presenta, ex ante, como más decidida hacia cierto “compromiso” con la reactivación de la economía real y la creación de empleo. El núcleo de sus promesas electorales pasa por una política fiscal expansiva, impulsada por un ambicioso programa de obras de infraestructura, rebaja de impuestos y un todavía incierto incremento del gasto militar. Todo esto acompañado por una nueva política comercial cuyo sesgo proteccionista es todavía incierto. La expansión fiscal prometida exige un aumento del endeudamiento público a razón de unos U$S 500.000 millones al año, y no sería políticamente imposible, ya que el Partido Republicano contará desde el próximo 20 de enero con mayoría propia en el Congreso, y aspira a controlar también la Corte Suprema.

La tasa de los bonos a diez años subió en el último mes de 1,85% a 2,45% con un aumento del spread entre el rendimiento de los bonos de cupón fijo a diez años y los ajustables por inflación a igual plazo. El mercado de bonos espera inequívocamente una suba futura de las tasas de interés y también de la inflación, ya que está descontando que el impulso a la demanda agregada anunciado tendría inicialmente mayor impacto sobre precios que sobre el crecimiento de la economía real.

Esto no desentona con las minutas de noviembre del FOMC, que “continúa proyectando que la inflación aumentaría en los próximos años, mientras se espera que los precios de alimentos, combustibles y energía y de importaciones (excepto combustibles y energía) comiencen a aumentar progresivamente desde este año”.

¿25 puntos o más?

En principio, la expectativa prevaleciente es un aumento de la fed funds rate en 25 puntos básicos. La mayoría de los banqueros y pronosticadores de Wall Street coinciden en esperar una serie de aumentos para el año próximo, pero eso dependerá de la reacción de la economía y de los mercados financieros ante las primeras decisiones del nuevo Presidente.

Nuevos instrumentos

Todo esto supone que se mantendría sin cambios el tipo de instrumento de política monetaria, algo que las minutas de noviembre han dejado en un manto de duda, un tanto subestimada o minimizada por buena parte de la prensa especializada. Allí el FOMC dejó sentado que en la reunión de julio pasado se discutió la viabilidad de modelos alternativos de política monetaria para el futuro. Concretamente, se dejó constancia de que en algún momento la Fed podría optar por controlar las tasas de interés de corto plazo sin recurrir a frecuentes operaciones de mercado abierto. Esto, en otras palabras, significa considerar seriamente el abandono de la fed funds rate como instrumento de política.

Con el objeto de reducir la volatilidad de las tasas cortas de mercado, se mencionan tres instrumentos alternativos: a) una tasa a 24 hs (“overnight”) no garantizada, b) una tasa oficial administrada por la Fed, y c) una tasa objetivo para operaciones de “repo” a 24 horas con el Tesoro, junto a líneas de acceso permanente (“standing facilities”) para alinear las tasas de mercado con la tasa objetivo.

En definitiva, la reunión de esta semana puede ser el inicio, o bien la antesala, de un cambio permanente no sólo en el nivel de las tasas de interés sino quizá también en la instrumentación operativa de la política monetaria de Estados Unidos.

(*) Instituto de Investigaciones en Ciencias Económicas de la USAL.

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