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La amenaza china, un paso más cerca

08 diciembre de 2016

Cuando el próximo 11 de diciembre se cumpla el plazo de 15 años estipulado en el Protocolo de Adhesión (PdA) a la Organización Mundial de Comercio (OMC) para que el gigante asiático sea aceptado ?o no? como economía de mercado, tras un proceso de desregulación y apertura de su economía, habrá caído una de las herramientas clave, que todavía defiende a la industria de países como la Argentina de prácticas de dumping, determinadas en el PdA.

Para China esa aceptación es automática, sin embargo, hay una interpretación distinta en los países occidentales, liderados por la fuerte oposición de Estados Unidos, la postura más moderada de la Unión Europea, que acepta que es inevitable aceptarla como economía de mercado, pero quiere mantener la defensa de mecanismos de protección frente al dumping.

Argentina, junto a Brasil y otos países emergentes, se encuentra frente a la disyuntiva de aceptar que es una economía de mercado, para no enemistarse con Pekín, mucho menos ahora que es un fuerte inversor y financia proyectos de infraestructura en Latinoamérica, o mantener la posición actual, esperando prácticas de mayor apertura y sin intervención estatal.

El Gobierno Argentino no adelantó su posición pero está claro que jugará sus fichas en sintonía con Brasil, el principal socio comercial, y con otros países de la región. Lo más probable es que acepte que hubo avances pero que todavía falta hacerlo en áreas sensibles para la industria nacional. El caso que levantó mayores críticas fue la producción de aceros planos y de tubos sin costura, pero también están riesgo textiles, calzados, plásticos y aluminio, por citar algunos de los sectores.

Sergio Cesarín, investigador del Conicet especializado en China y la relación bilateral con Argentina, sostiene que “los análisis que predominan, tanto en Estados Unidos como en Europa, y en nuestro caso, es que hubo avances en China en estos años, pero todavía falta para poder ser considerada como economía de mercado”. De todas maneras, admite que probablemente “la Argentina esté más cerca de una instancia de reconocimiento, aceptación que China ha evolucionado hacia una economía de mercado”.

En esto incide que China no es sólo para muchos países, tampoco para la Argentina, un socio comercial importante sino también lo es desde el punto de vista financiero y de las inversiones. Al deterioro que tenemos en materia comercial, hay que sumarle que “China también es un importante inversor y un importante prestamista, tanto por los swaps como por el financiamiento de obras de infraestructura y el compromiso de empresas chinas en obras hidroeléctricas, energéticas, etc”, afirma Cesarín.

El contexto

Tras el ingreso de China a la OMC en diciembre de 2001 se estableció un período de 15 años, a partir del cual los 163 países que integran el organismo multilateral, deberán decidir si otorgan o no el estatus de “economía de mercado” a China. De hecho, nuestro país hizo un primer avance en noviembre de 2004 cuando le otorgó ese estatus, en ocasión de la visita del presidente Hu Jintao al país. Sin embargo, como el Parlamento nunca ratificó esa posición, ésta no quedó firme.

A nivel global hay cierto consenso en que desde la adhesión a la OMC China hizo importantes avances, no obstante, aún se mantienen regulaciones, distorsión de precios e intervención estatal, que levantan críticas por supuesto dumping en muchos países.

Algunas políticas llevadas a cabo por el gobierno chino refuerzan la postura de que aún no es una economía de mercado. Un informe del Instituto de Estrategia Internacional de la Cámara de Exportadores de la República Argentina (CERA) sostiene que las privatizaciones en ese país “se hicieron con mucha opacidad”, rigen reglas de carácter no arancelario y se incentivan las exportaciones, en tanto “el Estado mantiene el control absoluto en industrias consideradas como estratégicas como aeronáutica, e industrias básicas (petroquímica)”.

Por otra parte, la inversión extranjera tiene todo tipo de restricciones, “existe la planificación industrial, donde el gobierno promueve sectores clave para la economía mundial, como el acero, e impone restricciones en el número de productores”. Además, se afirma que China “no respetó su compromiso (según el PdA) de limitar sus derechos de exportación a ciertas materias primas y a determinadas tasas”.

Mauricio Claverí, analista de Abeceb en comercio exterior, asegura que “hay bastante consenso en que a China le falta para ser una economía de mercado”, y en eso incide la importancia del sector gubernamental, el mantenimiento de su moneda (yuan) devaluada, subvenciones a la producción que generan un exceso de oferta y también a la exportación, etc. No obstante, Claverí aclara que hoy “no estamos en la mejor situación para no aceptarla como economía de mercado. En caso contrario, sería esperable algún tipo de retaliación”.

Por su parte, Diego Coatz, director Ejecutivo y economista jefe de la Unión Industrial Argentina (UIA) explica que “lo importante ? más allá de si se acepta o no como economía de mercado? es que se mantengan los instrumentos de la OMC para defenderse de prácticas de dumping”. Para el directivo es claro que “China ha ganado espacio en la Argentina y hoy tenemos un déficit comercial de US$ 6.500 millones anuales”.

Dumping

La OMC prevé la posibilidad de que los países miembros puedan emprender medidas contra el dumping a fin de defender a sus industrias. El dumping se define como la práctica de exportar un producto a un precio más bajo que el cobrado normalmente en el mercado nacional (lo que sería el valor normal).

En este sentido, las prácticas comerciales chinas han generado gran cantidad de investigaciones antidumping en paneles convocados específicamente en el marco de la OMC. Este es el punto clave que definirá lo que ocurra a partir del 11 de diciembre. El artículo 15 del Protocolo de Adhesión, en su apartado a) establece que un país importador debe utilizar (para determinar si hay dumping) los precios y costos de China, pero si no se puede demostrar podrá utilizar una metodología que no se base en una comparación directa con los precios internos de China.

La Argentina utiliza los precios internos de Brasil. La cuestión ahora es que a partir del 11 de diciembre caerá esa posibilidad y deberían utilizarse los costos y precios chinos, con lo que será muy difícil probar la existencia de dumping, con el impacto negativo que esto supone para la industria nacional.

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