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“El Gobierno resignó objetivos económicos por gobernabilidad”

27 diciembre de 2016

Entrevista a Carlos Fara, Consultor político y politólogo

“El Gobierno fue inteligente al resignar objetivos económicos en función de ir acomodando la gobernabilidad; sobre todo, en el Senado. Y vino manejando bien las tensiones internas con Elisa Carrió y el radicalismo. Pero todo eso puede estar en debate si el Gobierno no logra resultados en lo económico”. Quien esto dice es Carlos Fara, consultor político, politólogo y especialista en estrategia de campaña. En esta entrevista con El Economista, además, el director de Carlos Fara & Asociados analiza el universo opositor y sostiene: “Los gobernadores peronistas han empezado a conformar una mesa de coordinación interesante, que puede terminar siendo el verdadero poder a nivel partidario”.

¿Qué balance hace de este primer año de gestión de Mauricio Macri? ¿Qué aspectos positivos y negativos destacaría?

Por lo positivo: el cambio de clima político, más distendido y con diálogo; el giro en el estilo de relacionarse con el mundo; el profesionalismo en el manejo del levantamiento del cepo y el arreglo con los holdouts, y el manejo de la gobernabilidad en su relación con el Congreso, los gobernadores peronistas y la CGT. Por lo negativo: la improvisación en el manejo de cuestiones claves como el tarifazo; la ausencia de una agenda convocante; la estrategia de comunicación; y una estrategia oscilante a lo largo del año.

¿Cuánto cambió la percepción de la opinión pública durante este año en términos de preocupaciones e valoraciones de dirigentes políticos?

De preocupaciones no cambió mucho dado que la cuestión fue y seguirá siendo central por mucho tiempo: desocupación, inflación, salarios. Respecto a los dirigentes políticos, existe una tríada que se mantiene al tope desde el inicio del mandato, aunque varíen un poco los porcentajes: Mauricio Macri, María Eugenia Vidal y Sergio Massa. Luego se consolidó con imagen positiva Margarita Stolbizer. Cristina Fernández de Kirchner tuvo una caída, pero se estabilizó en los 36 puntos. Daniel Scioli viene en caída. Elisa Carrió y Gabriela Michetti tienen más imagen positiva que negativa.

¿Cómo definiría el esquema de gobernabilidad que mostró Cambiemos? ¿Cómo cree que será en 2017?

Fue inteligente al resignar objetivos económicos en función de ir acomodando la gobernabilidad, sobre todo en el Senado. Por otro lado, hasta acá vino manejando bien las tensiones internas con Carrió y el radicalismo. Pero todo eso puede estar en debate si el Gobierno no logra resultados en lo económico. El año que viene será más difícil porque es año electoral, y el Congreso será escenario de los posicionamientos políticos. De todos modos, el Gobierno ha puesto como prioridad ganar la elección del año próximo, lo cual lo llevará a ser concesivo con los actores económicos, sociales y políticos.

¿Qué tipo de oposición tuvo Cambiemos hasta aquí? ¿Qué actores quedaron mejor posiciones de cara a las elecciones de medio término?

Una oposición muy colaborativa, sobre todo en el Senado. En todo el año, el Gobierno solo tuvo dos contratiempos: la ley antidespidos y la de impuesto a las Ganancias. Pero en año electoral eso va a hacer que al Gobierno le cueste más impulsar sus iniciativas. Definitivamente, los dos actores opositores mejor posicionados son Massa y Stolbizer, vistos como una tercera opción moderada, responsable la mayor parte del tiempo. Son la gran amenaza para el oficialismo porque es adonde más probablemente vayan los votos decepcionados de Cambiemos.

¿Qué supone que hará Cristina y qué puede pasar con el peronismo?

Cristina va a esperar cómo evoluciona su inserción en la provincia de Buenos Aires para decidir si juega ahí, si se presenta por Santa Cruz o no se presenta. Sería muy costoso para el kirchnerismo si ella no gana. Más allá de eso, ella es la mejor candidata del Frente para la Victoria en la provincia, lo cual genera un galimatías porque Scioli definitivamente no está para ganar, y además su imagen y voto caen, a diferencia de Florencio Randazzo que crece. Respecto al peronismo, todo debate sobre un liderazgo unificador va a depender de los resultados electorales. Al ser una elección federal en 24 distritos, tampoco necesita apresurarse. Dado que ya pasó un año y los gobernadores más noveles se están asentando, ha empezado a conformarse una mesa de coordinación más interesante, que puede terminar siendo el verdadero poder a nivel partidario. El otro punto es que el peronista con mejor imagen y más liderazgo está afuera del PJ y, por el momento, no quiere volver: es Massa. De modo que tiene un escenario complejo para ver cómo sobreviven en medio de la tensión que les genera adentro Cristina Fernández de Kirchner, por un lado, y Massa, afuera, por el otro.

Para consolidar su proyecto, se sostiene, Cambiemos tiene que vencer en la provincia de Buenos Aires, madre de todas las batallas como suele decirse. ¿Comparte?

Absolutamente. El Gobierno no necesita ganar a nivel nacional. Obviamente que si no gana en la provincia, es difícil matemáticamente triunfar a nivel nacional. Hay que tener en cuenta que Macri logró su ventaja crucial en el balotaje con el apoyo del voto cordobés, cosa que ahora puede no estar si José Manuel De la Sota se presenta como candidato y pierde esa provincia.

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