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Con el foco en la provincia de Buenos Aires

16 diciembre de 2016

El que triunfe en la elección de senadores en la provincia de Buenos Aires será considerado el ganador de las legislativas de 2017. La repercusión nacional de los resultados en el distrito más grande del país se amplificó en los últimos tiempos. Además, el año que viene tendrá varios condimentos dado que será una de las ocho provincias que elegirán senadores y competirán allí los tres espacios políticos ?Cambiemos, el FpV y el FR? sobre las cuales se conformarán las alternativas para la carrera presidencial de 2019. Por otra parte, la provincia está gobernada por la figura política con mejor imagen del país y, además, puede llegar a competir Cristina Kirchner, aunque eso no se sabrá hasta mediados del año próximo.

El oficialismo para ganar necesita tres cosas: que la economía repunte, que el voto peronista se divida y presentar candidatos atractivos. Y en ese orden. Porque ninguna ingeniería electoral puede ser eficaz si el año próximo no hay crecimiento y, consecuentemente, generación de nuevos empleos. Porque frente a una elección de medio término la primera pregunta que se hace un votante es si quiere apoyar o castigar al Gobierno.

Además, hay que mirar los antecedentes porque Daniel Scioli le ganó a Macri en la provincia de Buenos Aires en tres instancias: primarias, primera vuelta y balotaje. Pero todo indica que Cambiemos puede conservar el 33% obtenido en la primera vuelta y que no será fácil que un candidato de otro frente supere ese porcentaje si persiste la fragmentación opositora. Son las consecuencias del funcionamiento del presidencialismo argentino, que tiende a unificar al oficialismo en torno al Presidente y a dividir a la oposición.

El poder político en Buenos Aires está repartido. Cambiemos tiene la gobernación y más de sesenta intendencias pero el peronismo, en sus distintas variantes, conserva mucha fuerza en las legislaturas y gobierna en cincuenta municipios, y entre ellos, están los más poblados del GBA.

Que el peronismo no tenga la gobernación bonaerense no es un hecho menor. Las dos veces que recuperó la Presidencia ?en 1989 y 2003? lo hizo teniendo a La Plata entre sus activos. Ahora deberá intentarlo en 2019 sin ese recurso que ha sido estratégico para sus triunfos anteriores.

Lo que caracteriza al peronismo en esta etapa es la fragmentación. Sus cincuenta intendentes se nuclean en cuatro grupos y su ubicación política está determinada en función de la distancia que cada uno mantiene con Mauricio Macri y con Cristina.

Otro gran protagonista será Sergio Massa, con poco apoyo entre los intendentes, pero con peso en la Legislatura. Difícilmente sume intendentes porque querrán conservar el poder en sus distritos y eso los obligará a hacer un equilibrio que les permita sostener su identidad peronista pero sin confrontar con Vidal. Por ahora, la ancha avenida del medio, les ofrece poco.

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