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“Trump puede causar una recesión global”

08 noviembre de 2016

Entrevista a Pablo Pinto, Profesor Universidad de Houston

En diálogo con El Economista desde el lugar de los hechos, Pablo Pinto (argentino, doctor en cienciapolíticas y asuntos internacionales y profesor de la Universidad de Houston) ofrece su visión sobre las elecciones en Estados Unidos, analiza los motivos detrás de la prédica antiglobizadora tanto de Donald Trump como de Hillary Clinton y analiza los efectos de una victoria del republicano, algo que no descarta, en la economía global.

¿Cómo se está viviendo la elección allí y cuál se prevé que será el nivel de “turnout”, es decir, el porcentaje de la población que votará?

Estados Unidos tiene uno de los índices de participación electoral más bajos entre las economías desarrolladas que tienen voto no obligatorio. Cerca del 50% de los que pueden votar se acerca a emitir su voto. El nivel de participación depende de los issues y temas que se activan en la elección. Entre los grupos que sienten que esta elección es más determinante para sus necesidades, el nivel de participación es muy alto. Se ve en la población blanca sin título universitario y que tiene menos calificación laboral. Ellos están muy movilizados porque sienten la pérdida de privilegios por los cambios económicos de los últimos tiempos. También están muy movilizados los latinos por el “efecto Trump”, y es una sorpresa porque normalmente es una población que históricamente no vota. La alta participación de los latinos puede ser muy dañina para los republicanos esta elección, y posiblemente en el largo plazo. También están muy movilizadas, como casi siempre ocurre, las mujeres con título universitario, que normalmente se vuelcan hacia los republicanos y hoy parecen inclinarse más hacia Clinton. Asimismo, los afroamericanos tienen hoy menos entusiasmo que en las últimas dos elecciones cuando participó Barack Obama.

Si bien se suele escuchar que las posiciones de Clinton y Trump son radicalmente opuestas, no parece ser ese el caso en el enfoque hacia la globalización. Más allá de las diferencias de énfasis y los instrumentos, ambos están en contra del TPP y hablan de “traer los empleos de vuelta a Estados Unidos”?

El apoyo al comercio en la población de Estados Unidos es alto, ya que se perciben ganancias agregadas. Pero las ganancias son difusas y las perdidas están concentradas en regiones que tienen una gran influencia en las elecciones presidenciales. El discurso antiglobalización es una estrategia electoral que refleja la intención de decirle a un grupo clave de votantes lo que quieren escuchar: los lugares más competitivos electoralmente son aquellos en los que había una alta concentración de la producción manufacturera, como Pennsylvania y Ohio. Allí, los impactos de las transformaciones económicas por la apertura comercial, los tratados de libre comercio, el aumento de la productividad y los cambios tecnológicos generaron que muchos empleos se hayan ido; aunque también se han creado empleos en sectores exportadores, la mayoría de los que pierden con el comercio están concentrados en el midwest. Ante este escenario, Trump encontró un discurso movilizador del votante desencantado de esas regiones claves: culpar a los otros, ya sea los inmigrantes o a los productores de otros países como China o México porque se “llevan los empleos manufactureros” que son percibidos como los trabajos de la era dorada de Estados Unidos. La posición de Clinton respecto de los tratados comerciales es menos sincera que la de Trump, y probablemente más calculada electoralmente. Por ejemplo, Clinton apoyó el NAFTA, y también las negociaciones por el TPP. La posición de Clinton en relación a China y su manipulación del tipo de cambio para fomentar las exportaciones y reducir las importaciones, es más sincera y refleja un sentimiento más generalizado en el votante americano medio de establecer reglas de fairtrade. Hace un par de años, por ejemplo, hicimos una encuesta sobre este tema y encontramos un fuerte apoyo a la reciprocidad: la mayoría está de acuerdo con imponer aranceles a la producción proveniente de China que sea equivalente a la ganancia que obtiene China por retrasar artificialmente el tipo de cambio. Por ejemplo, si China gana 15% manipulando su tipo de cambio, los entrevistados opinan que Estados Unidos debería aplicarle un arancel equivalente. Quieren reciprocidad. Entiendo que esta valoración por el fair-trade en los votantes lleva tanto a Trump como a Clinton a promover un sistema de comercio internacional más justo y que los socios comerciales no obtengan ventajas por oportunismo. La forma de llegar a un comercio más justo es muy distinta para los dos candidatos: Trump propone subir aranceles como mecanismo retributivo, y Clinton sugiere imponer el peso de Estados Unidos en las negociaciones bilaterales, bajo la amenaza de sanciones comerciales limitadas. De cualquier forma, creo que después de la elección el TPP va a avanzar con el apoyo de legisladores republicanos, y algún guiño de los socios de Estados Unidos que aspiran a que la negociación llegue a buen puerto.

En este terreno, ¿qué hará Trump si gana y qué efectos posibles avizora?

El Presidente tiene amplias facultades para modificar la política comercial sin necesidad de recurrir al Congreso. Puede invocar, por ejemplo, provisiones en la legislación comercial o aún cuestiones de seguridad nacional para alterar los aranceles y las condiciones para acceder al mercado americano. Si Trump ganara las elecciones podemos pensar en tres posibles escenarios, y todos ellos tienen efectos negativos. Uno es que se derogue el NAFTA y el acuerdo con Corea. Eso puede generar una guerra de aranceles que, como en los años '30 del Siglo XX, conduzca hacia una recesión global. Un segundo escenario es que comience esa guerra y luego se terminen renegociando nuevos aranceles. Sería una especie de guerra comercial controlada y con efectos más localizados entre los países involucrados. Podría, incluso, beneficiar a algunos países de América Latina que tienen presencia de multinacionales estadounidenses y pueden llegar a aumentar sus exportaciones hacia Estados Unidos si caen los envíos de México o China. El tercer escenario es que los países acepten los nuevos aranceles de Estados Unidos: eso perjudicaría a los países más dependientes de ese mercado, pero sería menor el impacto global. También hay que complementar esto con el tema fiscal pues los republicanos dicen que bajarán impuestos: si las necesidades de financiamiento del sector público no se compensa con entrada de capitales, el impacto de una guerra comercial sobre la economía de Estados Unidos podría ser mayor.

Teniendo en cuenta que Argentina está volviendo a reconectarse con el mundo, la lectura mayoritaria es que una victoria de Clinton sería lo más conveniente. ¿Coincide?

En los últimos años la política exterior de Estados Unidos hacia América Latina, y en particular el Cono Sur, ha pasado de indiferencia total a lo que se llama “benign neglect” (neglicencia benigna). Esto no va a cambiar mucho cualquiera fuera el resultado electoral. Pero Clinton tendría un efecto estabilizador en la economía global que favorecería a Argentina. La posibilidad de una nueva recesión global que perciben los mercados si ganara Trump sería muy negativa para Argentina, que está buscando nuevamente vincularse al mundo tanto en términos financieros como comerciales. Sin embargo, hay un escenario en el cual Argentina se vería beneficiada, aunque muy parcialmente, y es si China deja de comprar soja de Estados Unidos por que arrancan una guerra comercial.

¿Cuál es su pálpito para hoy?

Creo que va a ganar Clinton por un margen muy pequeño.

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