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Trump en la Casa Blanca con Obama: empezó la transición

11 noviembre de 2016

El discurso inicial de Donald Trump en la madrugada neoyorquina el miércoles 9 diciendo que buscaría la unidad del país y gobernaría para todos, saludando a Hillary y sin hacer menciones a sus propuestas más conflictivas dieron una primera pauta. Una cosa es la campaña, que puede ser muy agresiva (y la que terminó hace pocos días fue así), y luego arranca otra etapa. Aunque, claro, no siempre es así y el propio Trump denunció, junto a otros, a Barack Obama (aun cuando estaba en a la Casa Blanca) por ser, decían, musulmán y oriundo de Kenia. Eso ya pasó, y Trump debe agradecer que no haya gente como él.

Ayer, ese Trump moderado del martes pasado se reforzó con la declaración amigable de que buscaría el consejo de Barack Obama cuando asuma el mando. La reunión en la Oficina Oval de 1600 Pennsylvania Avenue duró noventa minutos y fue la primera vez que se veían cara a cara. “Fue un honor”, dijo el magnate.

Además de incómoda para ambos (una imagen dice más que mil palabras), el encuentro fue cordial y luego realizaron unas breves declaraciones. ¿Recuerdan la de Cristina y Mauricio Macri? Bueno, nada que ver?Incluso coordinaron cómo sería el traspaso de la cuenta de Twitter @POTUS, que le corresponde al Presidente y, más importante aún, Trump empezará a recibir información de seguridad nacional por parte del Gobierno. Incluso, Obama prepara para diciembre un encuentro en el famoso “Situation Room” en el que le mostrará a Trump y su equipo cómo se maneja una crisis de seguridad nacional. Luego, Trump se fue hasta el Capitolo a reunirse con los legisladores republicanos, que dominarán ambas cámaras.

También se reunieron los vices: Joe Biden, que sale y Mike Pence, que entra. Asimismo, hubo encuentro entre Michelle Obama y Melania Trump. No estaban muy contentos los periodistas acreditados en la Casa Blanca, quienes temen que Trump (que es muy crítico con los medios) no sea muy amigable ni abierto.

Los colaboradores más estrechos de Trump también contribuyeron a apaciguar temores. “No habrá deportaciones masivas”, dijo Reince Priebus y el gobernador Chris Christie, quien maneja el “transition team”, señaló que no buscarán encarcelar a Hillary Clinton por el affaire de los e-mails. Parece operar aquí algo lógico y bautizado por estas pampas como “el teorema de Baglini”: cuanto más se acerca un político al poder, dice una de sus tesis, más se aleja del cumplimiento de sus promesas de campaña.

Sin embargo, hay algunos temas que no parecen ser negociables, como los cambios a “Obamacare” y, además, podrían complicar a Trump si no avanza porque ese fue su contrato electoral. Sin embargo, los mexicanos rezan para que el muro haya sido solo un slogan.

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