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Las metas fiscales de 2016 y del 2017 están en peligro

24 noviembre de 2016

por Mariano Cúparo Ortíz

El resultado fiscal de octubre, que mostró un crecimiento interanual de 51,5% del gasto primario, sigue generando reflexiones entre los analistas. En primer lugar, según Consultora Ledesma, si el ritmo que se viene dando en los últimos cuatro meses, tanto para gasto como para ingresos continúa, en el 2016 el déficit fiscal no será del 4,7% del PIB, tal como lo planteó el Gobierno en el Presupuesto 2017 sino de 5,1%. Asimismo, también podría estar en riesgo, si el contexto global y local no llega a ser tan amigable, la meta del 2017 (4,2%). Curiosamente, según Alfonso Prat-Gay “está bajando”.

La Secretaría de Hacienda publicó los datos el martes pasado a última hora, un timing insólito que despertó las críticas de muchos. Y luego, los datos: la velocidad del crecimiento del gasto duplicó a la de los ingresos (51,5% contra 23%, es decir, una caída real interanual de los ingresos de 14,3%, contra un crecimiento real del gasto de 5,5%). La variación real interanual del déficit fiscal primario duplicó a la del mismo mes del 2015.

En el acumulado de lo que va del año el déficit primario superó en 20%, en términos reales, al del mismo período del 2015.

El martes, en la UIA, Mauricio Macri pidió la ayuda de todos para reducir el gasto fiscal. “Nos tienen que ayudar en la discusión del Presupuesto nacional para que todo el tiempo bajemos el gasto y aumentemos la inversión. Cuando se invierte en estas cosas la sociedad mejora, progresa. Cuando se gasta en cosas que no tienen sentido va a haber un placer pasajero, pero no hay futuro. Lo que cambia la vida de una ciudad, una provincia, un país es lo que uno invierte, porque genera oportunidades de desarrollo”, sostuvo.

Meta en peligro

Consultora Ledesma publicó un exhaustivo informe en el que analizó los datos, haciendo una división en los diferentes sesgos que tuvo la política fiscal durante el primer y el segundo semestres, lo que le permite demostrar que en los cuatro meses cursados del segundo semestre el gasto dejó de ser gradualmente contractivo y pasó a ser claramente expansivo.

“Si el gasto primario mantuviera el ritmo de crecimiento interanual registrado en julio-octubre de 2016 durante los últimos dos meses del año, lo cerraría en $ 1.907.377 M, es decir, un diferencial promedio anual de 8 puntos porcentuales entre tasa de crecimiento del gasto primario y de los ingresos primarios”, explica.

Y luego sentencia: “Consecuentemente, el déficit primario de 2016 sería de $ 403.137 M (es decir, 5,11% del PIB). Si eso se verifica, no habría ajuste fiscal durante el año en curso. Recordemos que el presupuesto 2017 estimó un rojo primario de $ 373.248 M (es decir, 4,7% del PIB)”.

Con todo, para la consultora “la profundización del sesgo expansivo al frente fiscal, junto con la posibilidad de un déficit primario mayor al previsto en 2016, no es un dato menor dentro del esquema de política económica y, menos aún, para el equilibrio macroeconómico local”.

De hecho, sostiene, se pueden obtener tres concusiones en términos fiscales, inflacionarios y del nivel de actividad. Por un lado, explica, es evidente que ya se suspendió el proceso de reducción gradual del déficit, lo que para muchos analistas resulta preocupante en términos de sostenibilidad tanto de la intención gubernamental de desacelerar la inflación como de obtener un crecimiento sostenible en los próximos años. Así, por el otro lado, la propia lucha contra la inflación quedaría sólo en manos del BCRA y su política monetaria y la batalla por lograr crecimiento pasaría a estar traccionada “decidida y significativamente desde el frente fiscal, aunque, luego de cuatro meses de impulso, los resultados son decepcionantes”.

Por su parte, la consultora Labour Capital Growth (LCG) afirmó que para cumplir la meta de este año Hacienda deberá promediar un déficit de $50.000 M en el último bimestre, para lo cual hay que tomar en cuenta que en octubre ese déficit llegó a $63.000 M y que diciembre suele mostrar números altos. “Por eso, con ingresos creciendo al 26% interanual, incluyendo al blanqueo, el gasto primario debe desacelerar a 33% interanual”, dice. Coincide el economista jefe de Analytica, Martín Polo, quien señaló que “si el Gobierno quiere cumplir la meta fiscal de este año, en noviembre y diciembre tendrá que sacar el pie del acelerador del gasto y cerrar la brecha”.

La sostenibilidad

Consultado por El Economista, el director de la consultora ACM, Maximiliano Castillo Carrillo, analizó el desempeño fiscal de octubre y de los últimos cuatro meses. Al respecto, dijo: “Esto es resultado de que la recaudación está sufriendo medidas de estímulo para la actividad y al mismo tiempo se acelera el gasto por la inflexibilidad de la indexación del gasto: el 70% es salarios y también subsidios sociales y jubilaciones, que aunque sea informalmente se van moviendo de acuerdo a la inflación. También es resultado del ajuste de tarifas que por acción u omisión salió mal y generó que se previeran unos ahorros que al final no se dieron. A todo eso hay que sumarle la recesión, que afecta la recaudación”.

Respecto al futuro, Castillo Carrillo sostuvo: “El Gobierno tiene que volver a dar sostenibilidad. El gasto debe crecer a un ritmo menor a los ingresos y para eso la economía debe crecer. Eso no quiere decir que haya que hacer que el gasto sea más expansivo porque si todos perciben que lo fiscal va a un desmadre, no tendría impacto positivo en la actividad”. El economista afirma que existen otros mecanismos para que la actividad gane dinamismo: “La cuestión de la actividad no es sólo política monetaria y fiscal. Podés dinamizar desde las regulaciones, como las laborales, por ejemplo”.

¿Y la meta 2017?

Lo importante para Castillo Carrillo es que el Gobierno cumpla las metas fiscales pactadas y no modificarlas, contrario a lo que sucedió con el salto de la meta de 3,3% de déficit contra el PIB para 2017 a una de 4,2%, que incluso para el economista estaría en duda si el escenario global (con Brasil y el Estados Unidos de Donald Trump como protagonistas) y el local (sobre todo si la actividad no llega a repuntar todo lo que el Gobierno espera) no llegan a alinearse.

“Creo que el Gobierno va a llegar al 4,7% para este año porque tiene capacidad de controlar marginalmente el gasto y van a haber ingresos del blanqueo. Lo que no está claro es que se vaya a crecer 3,5% el año que viene, como lo prevé el Presupuesto. Nosotros prevemos uno del 2,5%. Lo que está ocurriendo hoy en el escenario global hace más verosímil la posibilidad de una visión no tan optimista. Puede darse un número de crecimiento más alto y que todo salga bien, pero la base claramente no es un crecimiento de 4% o 5% como plantean, sino uno de 2,5%”, detalla.

Y afirma: “En ese caso, en un año electoral, se pueden ver nuevas reducciones fiscales. Con ese escenario está en duda el planteo de una reducción del déficit que lo lleve a 4,2%. Eso es problemático porque requiere un financiamiento de deuda importante”.

Finalmente, el director de ACM opinó que si bien bajar la presión impositiva le parece correcto, lo cierto es que es una tendencia que genera incertidumbres en este contexto, especialmente a largo plazo: “¿El Gobierno va a corregir lo fiscal? ¿Va a ser sostenible la economía y el crecimiento? Claramente el déficit fiscal es una limitante al crecimiento ya que requiere endeudamiento y presión fiscal”.

LCG es incluso menos optimista. “La pérdida de ingresos por la baja de impuestos, la cesión a provincias y el Programa de Reparación Histórica dificultan la posibilidad de una corrección fiscal. Estimamos un déficit primario de 5,3% del PIB en 2017, es decir, 1,1 punto mayor a la meta oficial”, golpeó.

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