El Economista - 70 años
Versión digital

mar 23 Abr

BUE 19°C

La política tomó el control de la macro

29 noviembre de 2016

“Parece estar gestándose un viraje en la política macroeconómica”, dice Federico Muñoz en su último informe. Los brotes verdes nunca aparecieron y la ansiedad se fue apoderando de los policy- makers. Además, la oposición se agranda y empieza a plantear proyectos incómodos. Si la cosa no cambia, se puede complicar.

El Gobierno es pragmático (más de lo que suponen los críticos) y parece estar dispuesto a ceder algunas cuestiones, como tener una inflación en 2017 que encuadre dentro de las metas estipuladas por el BCRA y el Presupuesto, con tal de tener un poco más de movimiento en la economía en un año en el que se juega su futuro. Ya lo decía Perón: “Es necesario sacrificar una parte de la propia voluntad, pero hay que tener la inteligencia de quedarse con las cosas importantes, dejando a los demás el 50% menos importante”.

Nuevos libros

“Hasta septiembre, el manejo de las cuentas públicas era bastante más austero que lo que se solía admitir, pero en octubre, se verificó una aceleración brusca (y, acaso, imprudente) del gasto estatal federal”, agrega. La única verdad, decía Juan D. Perón, es la realidad: en octubre, el gasto primario voló 51,5%.

“Asimismo, la política monetaria fue hasta hace algunas semanas decididamente astringente, pero en el transcurso de noviembre, el BCRA bajó tres veces la tasa de interés y la relajó de manera considerable”, agrega Muñoz. Un viraje que sorprendió al mercado pues no cambiaron los motivos por los cuales las tasas estaban donde estaban antes: las expectativas para 2017 siguen arriba de la meta del BCRA de 12%-17%. Varios analistas salieron luego a recortar sus proyecciones para la Lebac a fin de año ante el BCRA más expansivo de las últimas semanas. Sin duda, la baja de tasas fue una noticia muy bienvenida para el círculo de Alfonso Prat-Gay, que quiere que la tasa de interés sea de 20%, y no de 25,25%. Como muchos participantes del mercado, cree que “sobra tasa”. ¿Habrá participado el Presidente en la decisión? En un principio, parecía muy convencido de la tesis de Federico Sturzenegger de que la desinflación generaría una reactivación por una mejora del salario real. Sin embargo, el corto plazo mostró otra cosa y el consumo está teniendo su peor año desde la crisis de 2001. Quizás sea conveniente ser algo más laxo con los objetivos de inflación con tal de mover un poco más el consumo de los hogares parece ser la conclusión. “Es muy probable que en los próximos días crezcan las dudas sobre la viabilidad de la meta de 17% de inflación para 2017”, dice Muñoz.

Brotes y necesidades

“El entorno que enmarca este giro de políticas es la recesión tenaz y persistente en que está inmersa la economía argentina. El Indec acaba de admitir que el nivel de actividad siguió cayendo en el tercer trimestre. Frustrado por la persistencia del retroceso, el equipo económico procura inyectar esteroides fiscales y monetarios para forzar el inicio de la reactivación. La jugada entraña un riesgo obvio: la posible recaída en la inconsistencia macro y el consecuente rebrote inflacionario. Sería realmente una pena que la (lógica) ansiedad oficial eche a perder los valiosos esfuerzos de saneamiento macro realizados hasta aquí”, agrega Muñoz.

El Gobierno es pragmático y parece dispuesto a usar herramientas non sanctas, e incluso contrarias a su ideario, para estimular la actividad. Quienes participan del debate económico oficial reconocen que el crecimiento de 2017 será con motores propios, pero también con algunos motores prestados. Mirando hacia 2019, están confiados en el mediano y largo plazos y en la necesidad de cambiar el régimen económico, pero saben que para eso hay que surfear con éxito el siempre amenazante corto plazo. Hacia allí aparece apuntando el viraje en la estrategia económica del Gobierno. Hay riesgos. Como siempre.

Seguí leyendo

Enterate primero

Economía + las noticias de Argentina y del mundo en tu correo

Indica tus temas de interés