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La incógnita de Gettysburg y el impacto local

21 noviembre de 2016

“Todavía no lo sabemos. Lo estamos evaluando. De aquí al 20 de enero esperamos que haya más claridad”, dice un alto funcionario del Ministerio de Hacienda y Finanzas Públicas ante El Economista. El 20/1 asume Donald Trump y el efecto que eso tenga sobre el mundo será determinado por su curso de acción, anunciado el 22 de octubre en la icónica ciudad de Gettysburg, centro de una batalla clave de la Guerra Civil en 1863. ¿Qué, de todo lo que dijo, terminará haciendo, y cómo impactará eso sobre el resto del mundo? Eso se va a ir viendo, pero hay que prestarle atención a cuatro canales: el financiero, el comercial, el de las inversiones y el cambiario.

El frente financiero parece ser el más crítico pues la dependencia del Gobierno con los mercados es muy elevada y en 2017, calcula Julio Piekarz, debe emitir allí no menos de US$ 50.000 millones. ¿Estarán abiertos los mercados, y a qué tasa? “EE. UU. absorberá más fondos internacionales, y las tasas de interés para colocar deuda subirán, haciendo más difícil y más caro obtener el financiamiento necesario. También subirá la dificultad y el costo para las emisiones provinciales y privadas, pudiendo en este último caso afectar la inversión y, por tanto, el crecimiento”, dice Piekarz. “El aumento en la tasa de interés de nuevas emisiones estará influido por el aumento de la tasa de los bonos del Tesoro de diez años (que podría llegar en un par de años a niveles de 4-4,5%) y por el posible aumento del riesgo país, dada la inexistencia aún de un programa firme para encuadrar los números fiscales, la dificultad para aumentar las exportaciones totales a pesar de la contribución del sector agropecuario y agroindustrial y la demora en el aumento de la inversión”, agrega el avezado economista. Primer tema a seguir de cerca.

El canal comercial es clave para un país, como Argentina, que exporta poco (en cantidades, bienes y destinos) y quiere exportar a más países, entre otros, al propio EE.UU. Aquí hay varias incógnitas. La primera es si se concretará la apertura del codiciado mercado estadounidense. La segunda es qué pasará con el precio de las commodities, que suelen bajar cuando el dólar se fortalece. El tercer tema es qué pasará con los flujos comerciales. Se descuenta que habrá menos incentivos para avanzar en nuevos acuerdos, ¿pero habrá una guerra comercial? Ese no es el escenario base para nadie, pero todos descuentan que el comercio global seguirá moviéndose lentamente.

Un tema sensible es el tipo de cambio, que es visto como atrasado por varios analistas y empresarios. “Si el financiamiento externo del Tesoro Nacional y de los tesoros provinciales mantiene su ritmo, y solo sufre un mayor costo, esa fuente de presión bajista se mantendrá, haciendo más difícil al peso acompañar movimientos devaluatorios de otros países”, dice Piekarz. A eso se suma el blanqueo y la cosecha record. Los primeros días así lo demuestran: el peso se depreció contra el dólar, pero se apreció contra las monedas de sus vecinos.

Hay que ver cómo reaccionan las empresas estadounidenses a lo que haga Trump. Recordemos que prometió subir aranceles a importados, rebajar la presión impositiva de 35% a 15% y atraer capitales hoy alocados en otros países. Si prosperan, las empresas estadounidenses podrían perder interés en hundir capital en Argentina.

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