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La baja en las tasas de interés fue inoportuna

17 noviembre de 2016

por Miguel Zielonka (*)

El BCRA movió el martes su primera ficha poselecciones en Estados Unidos y decidió bajar 50 puntos básicos la tasa de Lebac. Desde que Donald Trump consiguió el pase al Salón Oval de la Casa Blanca, la tasa del bono americano a 10 años subió más de 50 puntos básicos, el dólar se aprecia contra todas las monedas del planeta y el riesgo argentino subió unos 70 puntos básicos hasta colocarse apenas por encima de los 5 puntos porcentuales.

Antes de avanzar con los argumentos, aclaro que soy un firme entusiasta de la gestión del BCRA. Muchos son los méritos que han acumulado hasta ahora. Sin embargo, las críticas con ánimo constructivo hay que hacerlas a tiempo y me parece que eso es lo correcto hoy.

Yendo al punto, la baja de tasas luce inoportuna esta semana. No se ven desde el llano motivos objetivos para hacerla. Esta decisión a priori apresurada de bajar la tasa no va a ser la muerte de nadie, medio punto por año por unas semanas no nos va a cambiar la vida, pero tampoco se la va a cambiar al BCRA, al Ministerio de Hacienda y Finanzas Públicas o a Balcarce 50.

Como si se tratara de una serie policial, el BCRA parecía apremiado por encontrar un culpable. Repasemos los sospechosos de siempre en la pesquisa para decidir una baja de tasas con inflation targeting.

Primero, la tasa de inflación realmente publicada. “En la última semana se conocieron los datos de inflación del IPC GBA, publicado por el Indec, el IPC CABA, publicado por la Ciudad de Buenos Aires, y el IPC Córdoba, publicado por la Provincia de Córdoba”, reza al comunicado de prensa del Banco Central. Luego muestra que la inflación core subió 0,3 punto en la medición de GBA, creció 0,5 punto en la medición de CABA y cayó 0,3 punto en la medición de Córdoba, todas para Octubre.

Es decir que en un distrito de mucho peso en la actividad económica la inflación no solamente no desaceleró, sino que sumó momentum. La justificación para bajar tasa pisa entonces terreno muy creativo: en promedio para los meses de agosto, septiembre y octubre, la inflación viene bajando. Es un buen argumento para explicar a un oficial de policía si acelero mi auto en Dolores por encima de la velocidad máxima: en promedio vengo frenando si tomo en cuenta el trayecto que hice en el bajo porteño. Este sospechoso es en realidad inocente.

Segundo, las expectativas futuras de inflación. Esta semana no se publicaron datos de la REM. Lo último publicado apunta a un pronóstico de inflación 2,7% por encima del tope de la banda objetivo. Si queremos desafiar la visión de los encuestados en la REM y recurrimos al voto de los traders de bonos, las expectativas de inflación implícitas en la cotización de los títulos indexados tampoco bajaron esta semana, sino que subieron. Este sospechoso tampoco es culpable.

Sin tener éxito con los sospechosos de siempre, el BCRA trae un nuevo imputado y así lo indica en su comunicado: “En la última semana se desvalorizaron la mayoría de las monedas del mundo frente al dólar, como ramificación de la elección en los Estados Unidos. La depreciación del peso frente al dólar en este contexto no es inflacionaria, sino que apenas contrarresta las presiones deflacionarias asociadas a dichas depreciaciones. Este tipo de dinámica es precisamente la manera en que funcionan los regímenes de tipo de cambio flexible para amortiguar automáticamente los shocks externos”.

No aclaren que oscurece. En inflation targeting el tipo de cambio no puede ser un objetivo. Precisamente como el tipo de cambio es flexible y debe trabajar automáticamente, no precisa de “ayuditas” o “despertadores”. Tropezón no es caída, pero este tipo de micro-decisiones no ayudan a construir credibilidad y reputación positiva en el BCRA.

(*) Director Asociado en Econviews.

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