El anunciado desembarco de las aerolíneas low cost en el país está generando movimientos, en una industria que analiza a diario su estructura de costos y la optimización de recursos. En este contexto, la titular de Aerolíneas Argentinas, Isela Costantini, aseguró que la compañía se encuentra “muy bien parada respecto al desafío” que asumió al hacerse cargo de la empresa, al tiempo que se entusiasmó con “depender cada vez menos de los subsidios del Estado”.
Costantini mantuvo durante el mediodía de ayer un breve contacto con la prensa en la sede de Aerolíneas, en el Aeroparque Metropolitano Jorge Newbery. La presidenta de la empresa reafirmó su “convicción” de que están “por el buen camino”. Consciente de la realidad que atraviesa el sector, destacó que “le hemos encontrado el potencial a esta empresa” y advirtió que “aunque hay muchísimas oportunidades para mejorar, los empleados se han sumado y entienden el desafío que nos hemos propuesto”.
Si bien los números gruesos de la compañía terminarán este año en rojo, como en los últimos años, es cierto que hubo un esfuerzo de la conducción por hacer una reingeniería de recursos que permita achicar el déficit. Originalmente estaba previsto en unos US$ 500 millones y podría terminar el año en US$ 350 millones.
Balance
La ejecutiva recordó que si bien todavía falta poco más de un mes y medio para finalizar el año, “se puede decir que estamos parados muy bien, respecto al desafío que nos habíamos impuesto a comienzo de nuestra gestión”. En ese sentido, apuntó que se ha mejora mucho en la búsqueda de mayor eficiencia, en especial en “áreas de estructura de equipos, en áreas de controles de costos, en cuestiones de gestión, porque ahora tenemos objetivos, por primera vez estamos armando presupuestos, algo que la empresa no tenía”.
Un punto de inflexión de este año de gestión fue la exigencia del Gobierno respecto de la reducción del déficit que la compañía venía acumulando ya en años anteriores. Además, para 2017 Aerolíneas sufrió un recorte de su presupuesto, algo que parece no inquietarle demasiado a Costantini. La titular de la empresa atribuyó este recorte, por un lado a la necesidad del Estado de reducir sus gastos, y por otro, a la mayor eficiencia lograda por la compañía.
“La realidad es que no hay plata ?argumentó? y el Presupuesto del Gobierno es limitado y debe ver cómo hace para atender a todas las necesidades. Esta empresa venía con un promedio de subsidio del Estado de US$600 millones de dólares en los últimos años y no es sustentable mantener ese nivel durante tanto tiempo”, señaló.
La ejecutiva enfatizó el esfuerzo realizado y dijo que “nunca se trabajó tanto para ver dónde estaban las deficiencias y las mejoras que se podían implementar para mejorar”. Al respecto, reveló que parte de esa mejora se está logrando a partir de la mejora en la financiación de las deudas que tenía la empresa, como por ejemplo por la compra de aviones, al tiempo que “se fueron buscando alternativas para bajar también los costos operativos y lo fuimos logrando”.
Fuerte competencia
En la actual coyuntura del mercado aerocomercial Isela no pudo soslayar la anunciada llegada de compañías low cost y la competencia que eso supone a nivel de precios. Sin embargo, insistió en que “hay que ver cómo y en qué condiciones vienen a competir las aerolíneas de bajo costo, porque ellas buscan aeropuertos alternativos y eso puede darse en Buenos Aires, pero no en el resto del país y si eso significa una baja para ellos de los costos operativos en los aeropuertos del interior, también va a implicar una baja en los costos para nosotros”.
Isela sentenció: “Hay alternativas todavía para evaluar y no le tememos a la competencia” y se preguntó si “los argentinos que hoy viajan desde y hacia Aeroparque ¿van a buscar un aeropuerto alternativo como por ejemplo Palomar?”.
