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“El sector privado no es el único que se está ajustando”

08 noviembre de 2016

Hasta ahora, el Gobierno no ha hecho mucho para reducir el significativo rojo que tienen las cuentas públicas. Eso ha motivado fuertes críticas, sobre todo desde los sectores más liberales, que critican que el gasto público ha vuelto a tomar un ritmo kirchnerista, que el ajuste recae únicamente sobre el sector privado y que todos los agujeros se tapan con deuda. Asimismo, motivó advertencias sobre la sustentabilidad del modelo macrista.

Los números no mienten. En términos acumulados entre enero y septiembre el déficit primario ascendió a $223.100 millones, es decir unos $ 110.000 por encima con respecto al déficit del mismo período de 2015. En los primeros nueve meses del año, el déficit primario anualizado representó 3,8% del PIB, que compara con el 3,4% de déficit primario registrado en igual período del año pasado. Al incorporar el pago de intereses de la deuda por $126.600 millones, el déficit financiero ascendió a $349.700 millones (5,9% del PIB), es decir 0,6 puntos superior al resultado financiero del acumulado de enero-septiembre del año anterior. El gasto, además, se fue acelerando y, en el tercer trimestre, subió a un ritmo de 35% versus 28% en el primer semestre.

Sin embargo, no todos piensan así. Ayer, Miguel Kiguel desmenuzó la cuestión fiscal en su informe semanal y mostró un matiz diferente, aunque reconoció “que el déficit fiscal este año seguirá siendo alto”. Según el director de EconViews, “hubo un esfuerzo por contener al gasto público” y el principal problema, agrega, “ha sido la fuerte caída de la recaudación”, que acumula una suba de 27,6% en el año versus una inflación de 38% interanual. Esa retracción obedece, por supuesto, a la recesión, pero también a un menor gasto público y las reducciones en la presión impositiva (retenciones y Ganancias, centralmente), que dejan en off-side las críticas sobre la poca voluntad de reducir ese a variable.

“El gasto primario acumuló un crecimiento de poco más de 29% nominal en relación al mismo período de un año atrás, lo que implica una caída en términos reales de casi 8 puntos. Conclusión: el sector privado no es el único que se está ajustando el cinturón”, sostiene Kiguel.

La cirugía mayor recayó sobre los gastos de capital (que incluye la obra pública). Ese rubro, calcula Kiguel, cae nada menos que 29,8% en términos reales y explican casi la mitad de la caída del gasto primario. También hubo recortes (“dieta”, según Kiguel) en otros rubros: el gasto en seguridad social cae 1,8%, las transferencias al sector privado 3,9% y los gastos de consumo retroceden 10,9%.

“Debe quedar muy claro que no es cierto que el Gobierno esté esquivando el bulto del ajuste fiscal”, dice Kiguel. Por supuesto, todavía resta mucho por hacer. “Si el Gobierno busca reducir el déficit fiscal deberá seguir cuidando el crecimiento del gasto público y aprovechar la mayor recaudación impositiva que estará asociada al mayor nivel de actividad en 2017”, agrega.

Más allá de la ayuda de la reactivación de la economía (y, con ella, de los ingresos tributarios), el aporte del blanqueo y la austeridad fiscal, no será fácil cumplir la meta fiscal de un rojo de 4,2% del PIB en 2017.

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