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Se cerró el programa 2016 (y queda algo para 2017)

19 octubre de 2016

Entre los bonos en pesos colocados la semana pasada y los que el Gobierno había emitido a finales de septiembre, el Tesoro logró recaudar unos $ 167.000 millones (equivalentes a aproximadamente US$ 11.000 millones). Una buena parte han sido suscriptos con dólares por compradores del exterior, y eso se sintió en las arcas del BCRA.

Según un informe (el economista, muy solicitado en la city, pide off the record), “aprovechando la liquidez existente en los mercados internacionales, el Gobierno se hizo de fondos necesarios para cerrar el programa financiero de 2016”.

La otra buena noticia para Federico Sturzenegger, dice el informe, es que “esto destierra toda posibilidad de que el BCRA se vea forzado a emitir más pesos que los $160.000 millones acordados con el Tesoro a comienzos del año”.

Así como cierra el programa financiero del 2016, el economista dice que queda un remanente que “estaría prefinanciando el ejercicio del 2017 en un monto equivalente a US$ 5.000 millones (1% del PIB)”.

Un paso clave

“Además, al endeudarse en pesos, Argentina abre un nuevo mercado que le permite depender un poco menos de la colocación de bonos en moneda extranjera, donde la demanda ya daba muestras de alguna fatiga”, dice y pone como ejemplo que la última colocación de bonos del Gobierno en euros no fue buen negocio para los inversores pues “compraron títulos con rendimientos de 4% y 5,2% y hoy rinden 4,4% y 5,6%, respectivamente, lo que equivale a caídas en el valor de los títulos de 2% y 3%, respectivamente”. Adicionalmente, agrega que “poder mantener una buena parte de la deuda denominada en pesos disminuye el riesgo de un aumento súbito en términos del endeudamiento en relación al PIB ante una eventual depreciación real del peso”.

Por último, el informe sostiene que el aumento en las reservas internacionales, hoy cerca de los US$ 40.000 millones, “es un dato importantísimo”. La calificación de riesgo soberano de Argentina es una de las peores del mundo, explica, por tres factores: el elevado déficit fiscal, nuestra historia reciente de defaults y el bajo nivel de reservas internacionales.

Hoy, Argentina tiene una nota de B- según Standard & Poor's y su deuda a diez años rinde 6%. Esta calificación es la misma que la de algunos países como Congo, Ghana o Irak, que rinden 10%, 9% y 8%, respectivamente. Por otra parte, el rendimiento actual de Argentina es similar al de países como El Salvador o Senegal, que tienen una calificación de B+, dos escalones por encima de la nuestra. “Este desfase entre calificación y costo del endeudamiento le pone un piso a la capacidad de reducción del rendimiento argentino”, dice y sostiene que una mejora en la calificación facilitaría una mayor reducción en la tasa de interés. Para ello, es fundamental reducir el elevado déficit fiscal y también tener más reservas, “clave para que mejore la calificación crediticia del país y baje aún más el costo del endeudamiento tanto para el Gobierno como para el sector privado”.

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