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Por qué es importante que nos evaluemos

19 octubre de 2016

por Juan Francisco Campodónico (*)

Si bien el Gobierno actual no ha informado su estrategia país, muestra indicios de querer crecer como Nación. Uno de ellos sucedió esta semana con el operativo “Aprender 2016”, que desató una polémica tremenda al querer evaluar a 1,4 millones de estudiantes de todo el país. Sin embargo, los palos en la rueda nunca faltan.

Hoy recordé la frase de Axel Kicillof: “El dato de pobreza es una medida estigmatizante”. ¿Cómo queremos salir adelante si no podemos hacer un diagnóstico de la situación?

Algunos argumentos que leí en contra de la evaluación:

Pretende culpar a niños y profesores por las falencias del sistema educativo

Es una evaluación externa y estandarizada con criterios que miran hacia Europa

No se puede medir mediante multiple-choices

No hay calidad sin inclusión

En primer lugar, el objetivo no es “culpar”, sino verificar cuales son las falencias y, en base a eso, mejorar el sistema educativo. Si son los profesores, se los capacitará más. Si son los niños, se tomarán medidas para que tengan más horas de clase. Pero de ninguna manera es culpar.

El segundo argumento es el mismo que se utiliza para las pruebas PISA y, la verdad, es lamentable. Es como si mañana voy al nutricionista y me niego a subir a la balanza argumentando que “Estados Unidos están conspirando en contra mío y quieren hacerme bajar de peso”. Hagámonos cargo.

Un argumento central es que al estar estandarizada no sirve el examen. Pregunto. ¿De qué forma se puede comparar algo que no está estandarizado? Hagamos distintas evaluaciones para cada escuela a ver si pueden juntar la información y sacar conclusiones.

La tercera manifestación no vale la pena discutirla. El multiple- choice se utiliza mundialmente para facilitar la corrección. Es una cuestión de simplicidad. La mayoría de los exámenes internacionales funcionan así. Hasta los censos. Pero no, hay que usar otros métodos porque las técnicas de evaluación que utiliza “el mundo” no nos sirven a nosotros los argentinos. ¿En serio? Seguramente hasta el FMI esté detrás de esto.

Y por último, “no hay calidad sin inclusión”. En esto estamos de acuerdo. No sirve de nada tener un sistema de educación pública de primera para algunos pocos. Sin embargo, para poder brindar inclusión tenemos que identificar a las personas que hay que incluir. Es el principio básico de una política pública: conocer el problema y diseñar un plan para apuntar al mismo. Para tomar mejores decisiones hay que disponer de más información.

En fin, negarse a medir es negarse a saber dónde estamos parados en materia de educación. De alguna manera el operativo, aun sin conocer los resultados, sirvió: expuso a aquellos que están en contra de un mejor sistema educativo.

(*) Investigador en el IERAL de la Fundación Mediterránea

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