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Nobel para Hart y Holmström

Es un premio más que merecido para estos dos excelentes investigadores, que han aportado un cuerpo analítico extremadamente versátil para analizar el diseño de contratos, y buscar soluciones contractuales a una enorme diversidad de problemas. Sus trayectorias y sus ideas.

Héctor Rubini 11 octubre de 2016

por Héctor Rubini (*)

La Real Academia Sueca de Ciencias anunció ayer que el Premio del Banco Central de Suecia (Riskbank) en Ciencias Económicas en Memoria de Alfred Nobel fue otorgado este año al británico ?de ciudadanía estadounidense ?Oliver Hart y al finlandés Bengt Holmström. Ambos compartirán, entonces, el premio de 8 millones de coronas suecas (US$ 926.000).´

¿Quiénes son?

Hart nació en 1948 en Londres y obtuvo su licenciatura en matemáticas en el King's College de Londres en 1969. Luego completó la maestría en economía en la Universidad de Warwick en 1972 y el doctorado en economía en la Universidad de Princeton en 1974. Cuenta además con seis doctorados honorarios (en filosofía, economía y derecho) y ha recibido decenas de premios y distinciones. En Inglaterra fue profesor en las universidades de Essex, Cambridge, Warwick y la London School of Economics (donde es profesor visitante desde 1997); en Corea del Sur, en la Universidad de Yonsei y en Estados Unidos, en las de Pennsylvania y Harvard. En esta última es profesor desde 1997, y fue director del Departamento de Economía entre 2000 y 2003. Fue, además, asesor del Gobierno de Estados Unidos en juicios contra la empresa Black & Decker y el banco Wells Fargo.

Holmström nació en Helsinki en 1949. En 1972 completó su licenciatura en matemáticas, estadística y física teórica. En 1972 completó una maestría en investigación operativa y en 1978 obtuvo en la Universidad de Stanford el doctorado de la Escuela de Negocios. Se desempeñó en la actividad privada entre 1972 y 1974, y desde 1978 ha ocupado posiciones académicas hasta la actualidad. Desde 1994 es profesor en MIT, donde además fue director del Departamento de Economía entre 2004 y 2006. En su país de origen es miembro del Foro de Empresas y Política, del Instituto de Investigación sobre la Economía Finlandesa y de la Fundación de la Universidad Aalto. También ha asesorado a empresas Daimler Benz, McKinsey & Co., a varios ministerios de Finlandia, al Ministerio Catalán de Innovación, Universidad y Empresa, y a la oficina del Primer Ministro de Finlandia.

Los motivos

De acuerdo al Comité Nobel, las herramientas teóricas diseñadas por Hart y Holmström han desarrollado la moderna “teoría de los contratos”, un campo analítico que permite comprender el diseño de contratos y, en particular, de aquellos que “provean incentivos para que las partes contratantes exploten las ganancias prospectivas de la cooperación” dado que “en las sociedades modernas los conflictos de intereses son mitigados ?cuando no, totalmente resueltos ? mediante arreglos contractuales”. La premisa fundamental, y respaldada por una importante evidencia empírica, es que las personas se comportan respondiendo a incentivos materiales.

Sus aportes se focalizan en la necesidad de “alinear intereses en conflicto entre materialistas racionales y egoístas”, pero también permiten analizar la conducta de agentes con racionalidad limitada y no egoístas, o incluso sin motivaciones materialistas. Además, no se limitan a la teoría de los contratos, como el pago a ejecutivos de empresas en base a su desempeño. Se aplican a otras cuestiones de la microeconomía de empresas, finanzas corporativas y problemas de derecho y economía.

Como lo describe la Real Academia Sueca, un problema clásico de contratación es entre una parte que desea que otra haga o provea algo en nombre o a satisfacción de la primera. Sin embargo, la primera (conocida en esta literatura como “principal”) no puede observar directamente (ni controlar) las acciones del ejecutor (conocido como “agente”). Esto genera el incentivo al “agente” a tomar decisiones en su exclusivo interés, y no conforme a lo previsto en el contrato. Se trata de un problema de acciones ocultas, conocido en la teoría económica como “moral hazard”. En términos monetarios significa que el “agente” puede tomar acciones que maximicen sus ingresos, pero reduce el excedente total asociado a la acción esperable según el contrato.

Ya en 1979 Holmström aportó un modelo que sentó las bases para el diseño de contratos con pagos según desempeño a los trabajadores. Luego extendió su modelo inicial al caso de trabajadores con múltiples tareas (no todas visibles directamente para el empleador) y al de equipos de empleados. En este caso se presentan dificultades adicionales porque el pago global a un grupo de individuos incentiva a los menos productivos a reducir el esfuerzo, a menos que se logren superar las dificultades de monitoreo y medición por parte del empleador.

Holmström también analizó situaciones en que el salario de un trabajador no depende de su desempeño actual, si no de sus expectativas de futuros ingresos y de su carrera esperada en la empresa. Su enfoque ha sido aplicado en otros problemas, como el de la relación entre los políticos y sus votantes. Desde fines de los '90 viene estudiando junto a Jean Tirole (Nobel en 2014), el rol de shocks de liquidez sobre precios y rendimientos de activos y su relevancia para la estabilidad del sistema financiero y las regulaciones bancarias.

Hart, a su vez, aportó en los '70 reconocidos modelos sobre el rol de la competencia imperfecta en los mercados de bienes para explicar el llamado desempleo keynesiano. Luego en los '80 aportó la idea de que un contrato no puede especificar todo lo que debería hacer cada una de las partes ante cada eventualidad futura. El problema es, entonces, cómo diseñar los mejores contratos posibles, a sabiendas de que serán forzosamente contratos incompletos. Su enorme variedad de modelos sobre esta cuestión se ha aplicado también a una gran diversidad de problemas: el de la asignación de derechos de propiedad, contratos financieros entre accionistas y gerentes, para alinear incentivos, y división de derechos entre sector público y privado. Junto a Kevin Murphy y Andrei Schleifer aportó un sólido argumento contra las privatizaciones en base al conflicto entre incentivos a mejorar la calidad y a reducir costos.

En definitiva, un premio otorgado más que merecidamente a dos excelentes investigadores. Ambos han aportado un cuerpo analítico extremadamente versátil para analizar el diseño de contratos, y buscar soluciones contractuales a una enorme diversidad de problemas, desde la regulación sobre quiebras, hasta instituciones políticas y de derecho constitucional.

(*) Instituto de Investigaciones en Ciencias Económicas de la USAL.

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