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Investment grade, muy lejos

25 octubre de 2016

Tras la salida del default, Argentina mejoró su calificación de deuda desde “CCC-” a “B-“, según la agencia S&P. Asimismo, la agencia Moody's también revisó el grado de calificación desde “Caa1” a “B3”.

“Más allá de la nomenclatura, las nuevas calificaciones implican que Argentina se suma al grupo de países con capacidad de cumplimiento sobre sus compromisos financieros, pero con cierta vulnerabilidad frente a condiciones adversas financieras y económicas”, dice un informe, difundido ayer, cuyo autor pide off the record. “Para llegar a una categoría de investment grade el país debería mejorar su calificación en seis notas por encima de la que tiene”, agrega.

Actualmente, el rendimiento de la deuda pública argentina a 10 años se encuentra en torno al 6%. “Según una muestra de 76 países con calificación de S&P, el rendimiento de la deuda argentina es más parecido al de países con notas de calificación más elevadas, como por ejemplo Bahrein (6%, BB), Sri Lanka (6%, B+), El Salvador (5,9%, B), Senegal (5,8%, B+) u Honduras (5,6%, B+)”, agrega el informe.

La calificación, explica, se determina en base al resultado fiscal, la historia de defaults pasados y el nivel de reservas internacionales. Allí no estamos muy bien parados en comparación con los países antes mencionados y, por lo tanto, “la mejora en la calificación soberana será un proceso muy lento” y “es difícil que pueda subir más de dos escalones (desde B- hasta B+) hasta que los números fiscales den mejor”.

Según el informe, “los indicadores de reservas y déficit de la Argentina son algo peores que los de los países de la muestra cuyos rendimientos en dólares se asemejan a los nuestros”. El track record crediticio, tras tantos defaults acumulados, no amerita muchos comentarios.

Las reservas de Reconquista 266 acaban de superar los US$ 40.000 millones, pero son bajas en relación con los demás países. Apenas representan el 8% del PIB y, en los demás, el ratio supera (en promedio) el 10%. Superar ese umbral implica sumar unos US$ 15.000 millones más a las arcas.

En materia fiscal tampoco nos va bien. En esos países, el rojo primario promedio es 3% (o 2% si no se computa a Bahrein, que tiene un rojo de 13% por la caída del crudo). Aquí, el gap es de 4,8% del PIB, según el informe. “La contracara de un déficit elevado y sostenido (o, peor aún, creciente) es una trayectoria creciente en el endeudamiento público, que también está asociado a una mayor prima de riesgo y menor calificación crediticia. Los países analizados presentan niveles de deuda sobre PIB en torno al 60%. Al final de 2015, la deuda pública total argentina representaba un 54% del PIB (US$ 240.000 millones), con lo cual está adentro de los parámetros de países con mejor calificación”, dice, y más si se considera que alrededor de la mitad de la deuda pública está en manos de agencias gubernamentales (principalmente, ANSES, BNA y BCRA) y, por ende, el riesgo de refinanciamiento sobre esa deuda se reduce.

Llegar a una calificación de B+, concluye, recién podría ocurrir hacia 2018. Por lo tanto, “Argentina se encuentra muy cerca del equilibrio de corto plazo en lo que hace al rendimiento de su deuda soberana”.

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