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El triunfo de María Eugenia Vidal, un año después

26 octubre de 2016

por Juan Radonjic

Hace un año, María Eugenia Vidal era elegida gobernadora de la provincia de Buenos Aires. Ese triunfo fue clave para el resultado del balotaje presidencial que se realizaría un mes después y también puede llegar a determinar la política argentina de los próximos años.

Fue un hecho que sorprendió a muchos, porque si bien se esperaba un corte de boletas masivo contra Aníbal Fernández, no se previó que también habría un corte a favor de Vidal ente los que votaron a Sergio Massa para presidente pero que no lo hicieron por su candidato a gobernador, Felipe Solá.

Fue un éxito de Mauricio Macri, porque su apuesta por Vidal no fue algo novedoso. Se remonta a 2003, cuando la destacó entre todos sus colaboradores luego de la derrota en el balotaje porteño. Y a todos aquellos que aspiraban a la candidatura a gobernador bonaerense en 2015, les advirtió que deberían competir en las primarias contra Vidal, que contaría con su apoyo.

El caso de Cristina Kirchner fue el inverso porque le faltó liderazgo y una evaluación política adecuada. Primero porque no pudo convencer a Florencio Randazzo de que aceptara la candidatura a gobernador y segundo porque habilitó una primaria entre Aníbal Fernández y Julián Domínguez. El probable triunfo de Fernández en las primarias era un pasaporte para perder la gobernación y consecuentemente la presidencia.

Al perder la provincia de Buenos Aires, que gobernaba su candidato a presidente, se instaló un clima pesimista en la campaña del oficialismo que fue irremontable.

En la actualidad, Vidal cuenta con una imagen positiva del 60%, superando ampliamente a cualquier otra figura política. Si además, gobierna el distrito que concentra el 38% de la población del país, se está frente a una figura que tiene un peso que ninguna construcción política puede soslayar.

Pero además del pasado y el presente, la actuación de Vidal puede ser decisiva para el futuro del sistema político de Argentina. Porque si realiza una buena gestión de gobierno podría llevar a que el peronismo siga siendo la segunda fuerza en una provincia clave para su fortaleza electoral.

La provincia aportó los votos que definieron la elección a favor de Néstor Kirchner en 2003 y en el GBA está el electorado más numeroso y consecuente que ha tenido el peronismo en su historia. De hecho, en la segunda vuelta, Daniel Scioli le ganó a Macri en Buenos Aires por 200.000 votos y en el conurbano por 700.000.

Sin el control de la provincia, el retorno del peronismo al poder será más complicado que en las ocasiones anteriores. Porque cuando recuperó la Presidencia, tanto en 1989 como en 2003, tenía la gobernación de Buenos Aires. Las consecuencias del triunfo de Vidal ya se hicieron sentir y una gestión de gobierno que se consolide en el territorio más complejo del país puede modificar el mapa político. Pero los desafíos son muchos en una provincia con su infraestructura deteriorada, con un déficit estructural de financiamiento, con necesidades sociales insatisfechas y con graves problemas de seguridad. Los problemas del GBA no se pueden arreglar sólo desde La Plata, son un desafío para todo el país. Por lo tanto, a la provincia no le puede ir bien si le va mal a la Nación, allí está su histórica debilidad estructural que los gobiernos centrales aprovecharon para imponer allí sus propios proyectos políticos. Pero ahora cuenta a su favor con el apoyo de la Casa Rosada como no tuvo ningún otro gobierno provincial desde comienzos de la década del ´90. Porque Vidal es hoy un activo político que todo el oficialismo se esmerará en cuidar.

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