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El bono ayudará al consumo, pero no tendra mucho impacto

21 octubre de 2016

El Gobierno firmó el miércoles, junto a empresarios y la CGT, un “documento político”, tal la calificación del jefe de Gabinete Marcos Peña, en el que propició que trabajadores y empleadores discutan sector por sector la aplicación de un bono de fin de año de $ 2.000. Aun se debate si los empleados estatales lo cobrarán. A todo esto se suma, además, el bono de $1.000 que cobraran los jubilados que perciben la mínima y los hogares que tengan al menos un hijo beneficiario de la AUH.

El Economista consultó a varios especialistas acerca del potencial impacto que esos nuevos ingresos pueden tener sobre el nivel de consumo y sobre el gasto fiscal. Por caso, vale tomar en cuenta que los hogares con al menos un niño beneficiario de la AUH son 2.200.000. Los jubilados que perciben la mínima son 3.150.000. Los asalariados registrados en el universo privado son 6.400.000. Y los asalariados del sector público son 3.100.000. En el caso hipotético de que todos cobraran los bonos de $1.000 y $2.000, significaría una transferencia de ingresos para asalariados, jubilados y beneficiarios de AUH de $ 24.350 M.

Poco impacto

Sin embargo, en general las opiniones de los economistas son más cautelosas. El bono de fin de año sumaría un poco a un consumo que comienza a tocar piso en su caída, pero su influencia no movería mucho el amperímetro.

Gabriel Caamaño Gómez, economista socio de Consultora Ledesma, opinó: “Es un pago puntual. Es decir que se trata de un shock positivo sobre el ingreso familiar, pero es de naturaleza transitoria. Ergo, el efecto es menor que el que puede presuponerse a primera vista. Igual, obviamente que suma desde el punto de vista del consumo”. Además, expresó cierta preocupa ción: “Ahora habrá que ver cuánto de esa mayor presión por el lado del consumo nominal va a cantidades y cuánto a precios”.

Por su parte, Agustín Bruno, director de Labour Capital Growth (LCG), dijo: “En el salario promedio puede tener un impacto de 2 o 3 puntos en términos de masa salarial y te ayuda a volcar toda esa suma a consumo. Si el ingreso promedio de los empleados del sector privado es $20.000, en algunos casos eso es el 10% de su sueldo. Me parece que implica un incremento marginal sobre el consumo. Aunque ayuda, es un impacto marginal y no compensa el deterioro que tuviste”.

Finalmente, Leandro Ottone, economista de la Fundación Germán Abdala, sostuvo: “El bono, en el caso de la AUH, sector que representa un impacto mayor sobre el consumo, se otorgará por familia y no por beneficiario. Y en el caso de los asalariados posiblemente lo recibirán sólo los privados y parece que va a ser optativo. No es posible proyectar un número pero todo esto indica que el impacto sobre el consumo no va a ser muy fuerte”.

Impacto fiscal

Otra variable a mirar es el potencial incremento del gasto fiscal que la medida puede traer acarreada para unas cuentas que ya llevaron a abandonar las metas fiscales para el 2017. Caamaño Gómez realizó el cálculo del impacto fiscal que tendría el bono si se aplicara a todos los empleados públicos, a los jubilados de la mínima y a los hogares con beneficiarios de la AUH: serían $ 11.550 M, lo que representaría el 0,1% del PIB y el 1,1% del gasto primario corriente acumulado en enero-agosto. “Es el último hito dentro de una seguidilla de medidas que fueron erosionando la consistencia del actual esquema de política económica”, dijo en su último informe.

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