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Ahora Hillary va por todo

18 octubre de 2016

Mañana se realizará el último debate entre los candidatos presidenciales y no cabe esperar que tenga influencia en el comportamiento de los votantes. Las estrategias de cada campaña ya están claras y los antecedentes tienen mucho que ver con ellas. La mayoría de los estados tienen un comportamiento electoral muy estable y en ellos siempre gana el candidato del mismo partido lo cual se explica, en buena medida, por su composición demográfica. Los estados realmente competitivos son pocos y aquellos que se incorporan a la lista lo hacen, en la mayoría de los casos, por cambios demográficos.

En estas elecciones, los estados cuyos resultados aún están abiertos son quince sobre un total de cincuenta (Nueva Hampshire, Iowa, Wisconsin, Michigan, Arizona, Georgia, Florida, Carolina del Norte, Ohio, Missouri, Minnesota, Pennsylvania, Nevada, Colorado y Virginia). Son aquellos en los cuales la diferencia entre Barack Obama y Mitt Romney fue menor en las elecciones 2012. Y los candidatos le prestarán una particular atención en los días que quedan de campaña. La composición social de cada uno de ellos, explica las tendencias electorales que se manifiestan hasta ahora. En los que predomina la población blanca de mediana educación, crecen las posibilidades de Trump. Entre ellos están Iowa, Wisconsin y Ohio. A su vez Hillary, tiene sus mayores posibilidades en los estados en los cuales tienen mucho peso las minorías y los blancos con mayor nivel educativo. Nevada, Colorado y Florida figuran en esa lista.

Pero, en función de la influencia de la demografía puede haber sorpresas en distritos que han sido tradicionalmente republicanos pero que ahora podrían cambiar sus preferencias. Allí se ubican Arizona y Georgia. Por eso, muchos analistas suponen que los estrategas demócratas no se limitarán a concentrar la campaña en los estados que tienen más posibilidades de ganar entre los quince que son presentados como escenarios de batalla electorales sino que van a la conquista de tradicionales bastiones republicanos. Si tienen éxito, el mapa electoral que se ha mantenido sin grandes variantes desde 1992 puede sufrir muchas modificaciones. Y la mayoría de ellos a favor de los demócratas.

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