Agustín Bruno, director de Labour Capital Growth (LCG), la consultora que fundó el actual embajador argentino en Estados Unidos, Martín Lousteau, habló con El Economista y criticó el populismo del Gobierno en materia económica.
En su último informe catalogan al Gobierno de populista. Es fuerte. Es que el Gobierno está cayendo en la trampa del populismo. Para evitar el populismo hay que empezar a mirar al largo plazo. Cuando asumieron, la macro estaba muy complicada. Era súper compleja y lo que debía hacer el Gobierno en una situación compleja era fijar metas de largo plazo. Hoy no podés solucionar todo, pero sí empezá a hablarme de qué macro me vas a dejar en 4 años. Ahí el discurso del Gobierno fue que era todo fácil y que en 2017 íbamos a tener la tasa de crecimiento más alta de los últimos no sé cuántos años. Y me parece que el discurso debía ser que tenemos que acomodar la macro, que siempre nos equivocamos ahí. No aceleremos el crecimiento. Tratemos de ordenar.
¿Se trata de un año perdido en ese sentido?
No sé si es un año perdido o no. Porque algunas cuestiones, que eran difíciles, se solucionaron. Tenemos un Gobierno populista, pero también una sociedad muy ansiosa que quiere que el Gobierno le solucione todo de un día para el otro. Creemos que el Gobierno está cometiendo errores. Había más para hacer del lado fiscal y los subsidios. Que no haya podido salir una medida que estaba tan consensuada y que cualquier persona que sabe un poco de los números estaba de acuerdo. Que no lo hayan podido implementar es negativo. Después, las metas de inflación y las fiscales, que fueron tiradas totalmente al azar. Se fijaron metas cortoplacistas que no se cumplieron y eso afecta a las expectativas. Se pierde credibilidad.
¿Es imposible llegar a las metas de inflación y fiscales en 2017?
A la meta fiscal claramente no se llega. Ya era imposible que dieran los números antes de las últimas medidas que tomó el Gobierno, como el programa de Reparación Histórica a los jubilados. Tenías que ajustar el gasto discrecional de una manera feroz. Tenías que bajarlo como 20% nominal para poder llegar y, por lo tanto, la meta fiscal era una expresión de deseo imposible de cumplir. Y lo de las metas de inflación depende mucho de la actividad económica. Es cumplible, pero el tema es a qué costo. El Presupuesto 2017 sale en estos días con una meta de 17%. Lo quisieron negociar con el BCRA, que quería poner una del 15%. Y al final terminaron en 17%.
¿En lo del déficit fiscal es, por excelencia, donde se juega el partido corto versus largoplacismo?
Ahí entra el largo plazo. Está bien. No se ajusta fuerte el gasto porque hay un problema de actividad, ¿pero cuáles son los objetivos y cuáles son las metas? Por ejemplo, creer que va a haber una lluvia de inversiones cuando vos mirás tus fundamentos de la economía, que no tiene energía, que tiene cambio apreciado, presión tributaria muy alta, mercado interno chico, que quizá te abren la economía para competir. No hay fundamentos. ¿Por qué vas a ir Argentina y no a otro país? No hay fundamentos para una lluvia de inversiones como la que se anunció. Te hablan de la confianza. Y vos decís, acá falta algo más. Hay que mejorar los fundamentos y eso no lo arreglás de un momento para otro. Son años de reacomodamiento en los que lo importante no es la tasa de crecimiento. Por eso son populistas. Ponen por delante el corto plazo.
¿Qué medidas fueron populistas?
El programa de Reparación Histórica, claramente. Le cargaste a la anses 2 puntos del PIB de gasto para volcar plata del FGS en la economía para reactivarla. Está bien que se le pague a los jubilados, pero también mostrame qué problema voy a tener en el sistema previsional dentro de 5 años. ¿Cómo voy a pagar en 5 años? Otro es el tema de la cobertura universal de la salud, que en realidad detrás estaba devolverle a los gremios la plata de las obras sociales para que no haya problemas en las paritarias.
