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07 septiembre de 2016

Tras un primer semestre en el que el nivel de actividad sintió todo el peso del acomodamiento de precios relativos, de a poco comienzan a notarse brotes verdes. La menor inflación, el mayor estímulo fiscal, el campo y Brasil serán protagonistas de la reactivación del segundo semestre y sentarán las bases para un rebote en 2017.

Concretamente, si bien el Gobierno tuvo que poner paños fríos a la recuperación durante el segundo semestre, lo cierto es que los últimos datos nos permiten afianzar nuestras expectativas: la actividad tocó un piso en el segundo trimestre (cayó 0,7% respecto al trimestre anterior y 2.8% interanual).

Como venimos destacando, lo más importante para comenzar este sendero fue la contundente caída de la inflación que, tras el salto de 6% durante abril, en agosto y septiembre se estaría ubicando en torno a 1,5%. Esta dinámica, sumada a la actualización de salarios por las negociaciones paritarias permitirán recomponer parte de la pérdida de poder de compra de las familias y mejorar la muy mala performance que tuvo el consumo en la primera mitad del año. La recuperación será reforzada por los incrementos en jubilaciones (ley de movilidad más Fondo de Reparación Histórica), asignaciones y devolución de IVA a los alimentos para las personas de menores ingresos. Con todos estos factores, el consumo privado moderará la caída registrada durante el primer semestre y mostrará ciertas señales de recuperación.

La demanda agregada también se verá beneficiada por las mejores perspectivas que notamos para la inversión. Por un lado, de la mano del mayor dinamismo de la obra pública, la reactivación del plan Procrear y la estabilización en los costos de la construcción se podrá revertir el derrumbe que tuvo durante la primera mitad del año (-20% interanual). De hecho, en agosto se observa cierto repunte en los despachos de cemento (+6% interanual). Además de la construcción, con el mayor financiamiento interno y externo, la inversión en maquinaria y equipo también tendrá una importante contribución.

En el frente externo, Brasil también comenzará a traccionar lentamente. Es un driver clave pues se trata del principal destino de exportación, especialmente de manufacturas industriales. De hecho, aunque la situación es muy compleja, desde que Michel Temer, el reemplazante de Dilma, logró formar gabinete, el agitado contexto político se fue encarrilando y mejorando notablemente las expectativas.

En este contexto, Argentina se beneficia con dos aspectos clave: el real se sigue apreciando al tiempo que la economía se estabiliza con mayor producción industrial y repunte de las importaciones. Así las cosas, luego de casi dos años de ser una mochila muy pesada para la actividad local, será determinante para que las exportaciones de manufacturas reviertan la fuerte caída que mostraron en los últimos últimos meses.

Ante este panorama, esperamos que en el tercer trimestre el PIB modere la caída a 1,6% interanual y ya en los últimos tres meses del año marque un alza de 0,1% interanual. De esta forma terminaría el año con una caída total del PIB de 1%. Con más de 1 punto porcentual de “arrastre estadístico”, nuestras primeras estimaciones para 2017 apuntan a una expansión del PBI no menor a 4% interanual.

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