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“El rebote de la economía va a ser pronto y fuerte”

Entrevista a Miguel Zielonka, Director asocidado de Econviews.

29 septiembre de 2016

En diálogo con El Economista, Miguel Zielonka, director asociado de Econviews, explica los motivos por los cuales el BCRA decidió dejar su tasa de política monetaria sin cambios el martes pasado, dice que es “poco probable” que la inflación no supere el 17% en 2017, cree que el país no tendrá inconvenientes para financiar su abultado déficit fiscal en los mercados voluntarios, subraya que sería mejor para Argentina que se imponga Hillary Clinton en noviembre en las elecciones en Estados Unidos y vaticina que la recuperación de la economía es inminente.

El martes, unas horas antes de que se conociera el resultado de la licitación semanal de Lebac, sugirió en Twitter que era posible que el BCRA interrumpiera el proceso de baja de tasas, como finalmente ocurrió. ¿Qué vio y percibió que sus colegas no vieron?

La gran mayoría se sorprendió con la pausa? Tiene que ver con que, para el BCRA, son tanto o más importantes las expectativas que la inflación real. Todos solemos hacer la cuenta y ver si sobra tasa o no en base a la tasa y la inflación esperada de corto plazo. Pero lo que el BCRA está viendo es que las expectativas de inflación para los próximos doce meses están en la zona del 20%.

Es decir, sobra expectativa?

Exactamente. Y si sobra expectativa, no sobra tasa. Las expectativas aún son altas. También hay un tema de roles. El sombrero del banquero central siempre lo va a sesgar a esperar a bajar la tasa, y más en un país con nuestros antecedentes. Va a tener siempre un sesgo para ser más cauto que osado. No le pagaría ni tendría sentido que hoy haga una jugada arriesgada. Además, hay una cuestión de timing atado a eso. No nos olvidemos que el BCRA se apuró en bajar la tasa. Ahora la va a correr de atrás. No le sirve ser muy agresivo y tener que volver a subirla. Perdería credibilidad.

El esquema de metas debutará en 2017 con una banda de 12-17%. ¿La ve entre esos niveles?

No es imposible, pero no es probable.

¿Lo que vimos el martes es un poco ese esquema de metas en acción, es decir, el BCRA pulseando con las expectativas para lograr meterlas dentro de la banda?

El BCRA está haciendo un muy buen trabajo. La política monetaria es importante, pero no es el único tema que incide para domar la inflación. Las expectativas están presentes también. Y las paritarias son hoy el gran interrogante. Si creés que una inflación de 17% en 2017 es probable, estás asumiendo que las paritarias no sean en promedio mayores a 21%. En un año electoral, es un objetivo desafiante.

Pero la inflación, dijo Federico Sturzenegger, entrará a 2017 rodando a una tasa anualizada no muy superior a la banda?

Sí, estoy de acuerdo. Eso puede pasar. Uso una metáfora. Pensemos en alguien excedido 20 kilos en su peso. Los primeros 15 kilos son fáciles, pero los últimos 5 kilos son complicados. Estamos mucho mejor que antes, pero perforar la velocidad crucero del 1,3% mensual va a costar mucho. Hay un montón de mecanismos que no son monetarios sino más bien culturales y tienen que ver con la formación de precios dada la historia reciente, los salarios o el tipo de cambio. Vas a tener un año de elecciones en el que los sindicalistas nos van a poner a prueba.

Habló del tipo de cambio. Todo indica que en 2017 no se va a mover mucho. ¿O sí?

Va a terminar 2016 en $16 y 2017 en $19. Es decir, una devaluación de casi 19%. En una cuenta de almacenero, uno podría decir que el nivel de precios es una canasta compuesta en partes iguales por transables y los no transables. Los primeros, los podés medir por el dólar y, los segundos, los podés aproximar por las paritarias. Simplificando, supongamos que el dólar sube 19% y los salarios 21%. En ese caso, la inflación de 2017 va a ser de 20%. El dólar, es cierto, no se va a mover mucho y el peso va a seguir fuerte un par de años pero, un movimiento de 19%, te genera un piso. Por eso decía que iba a costar perforar el piso de 1,3% mensual.

El Gobierno ha decidido bajar el déficit fiscal gradualmente y ha cambiado su forma de financiarlo. La deuda tiene ahora una gran participación y eso expone un poco al país a los vaivenes de liquidez del mercado global. ¿Avizora alguna nube allí o podremos seguir usando esa billetera?

No veo riesgos. Pueden ser un poco mejor o un poco peor las condiciones a las que te financiés, pero el financiamiento va a estar. La economía de Estados Unidos está andando un poco mejor y eso abre la puerta a alguna contracción monetaria vía suba de tasas. Se espera una suba casi segura en diciembre y quizás dos subas más en 2017. Pero esta vez será diferente pues la contracción monetaria va a ser gradual porque Europa no está bien y hay dudas en Asia. La Fed no tiene como único objetivo la estabilidad mundial, pero es un tema que tiene en cuenta y la preocupa. No están dadas las condiciones para una suba de tasas salvaje. La suba gradual de tasas va a fortalecer al dólar y debilitar un poco a las materias primas y va a ser que parte de los fondos que salieron de Estados Unidos en busca de retorno, vuelvan. Pero va a ser suave. Pero, además, nosotros tenemos nuestros propios condimentos. Fuimos un país ignorado y estuvimos aislados por varios años y todavía eso nos cuesta 150 y 300 puntos básicos de financiamiento más caro que nuestros vecinos. Aun con suba de tasas en Estados Unidos, hay espacio para mejorar allí. Por último, está el blanqueo. Hay una tendencia a focalizarse en el pago del impuesto especial, y se pasa un poco por alto que, a partir de la declaración de bienes ocultos, hay que empezar a pagar Bienes Personales y Ganancias sobre el flujo a partir de su declaración. Eso incentivará a que muchos contribuyentes compren activos exentos, como bonos nacionales o provinciales, que antes ni consideraban. Eso va a generar parte de la demanda futura de esos títulos.

Ya que estamos merodeando Estados Unidos, le hago una consulta sobre las elecciones de allí. El Gobierno hizo un all-in en su apoyo a Hillary Clinton porque, supongo, entiende que sería mejor para el país una victoria de ella. ¿Usted comparte o no necesariamente va a ser así?

Coincido. Para la opinión pública, ninguno de los dos candidatos es bueno. Ni siquiera los demócratas están tan convencidos con Hillary. Aunque ella es, al menos, mala pero conocida. Es muy difícil pronosticar qué pasaría si Donald Trump llega a la Casa Blanca. Hillary no quiere aislarse del mundo y mantener con los menores cambios posibles la tendencia mundial hacia la globalización. Se desdibujaría un poco el movimiento aislacionista que generó Brexit. Trump, por el contrario, confirmaría que la tendencia global es hacia el aislamiento y a que cada país cierre sus fronteras y viva con lo suyo. Si gana, no nos va a afectar tanto como a México, desde ya, pero va a ser un mundo más diferente que el actual: más fragmentado, con trabas y en la que cada uno intenta pasarle la papa caliente a otro país mediante devaluaciones o bajas de impuestos. Si nosotros seguimos con nuestra visión primitiva de querer venderle al mundo sólo alimentos con bajo valor agregado, nos va a afectar menos un Trump presidente. Pero si aquello a lo que aspiramos es a ser Australia, definitivamente tenemos que alinearnos con Hillary pues necesitaríamos de un mundo que no cierre las fronteras.

Pasemos a la economía real ahora. ¿Está, como se dice en la jerga, pegando la vuelta?

En unos meses va a estar confirmado que la economía va a estar rebotando, y el rebote va a ser fuerte. Sin embargo, todavía estamos en una situación donde no hay una evidencia categórica de que pegó la vuelta. Estamos en una zona de transición y de a poco vamos a ver que los indicadores mejoran y, como decía, en unos meses más vamos a darnos cuenta que la cosa arrancó y con fuerza. Y menciono tres factores clave y que ya se están dando. Por un lado, el campo ya arrancó y lo veremos con mucha fuerza. Por otro, Brasil va a pasar de caer 3% a crecer 1%, o quizás un poquito más, en 2017. Aunque sea un rebote tímido, el dato a mirar es la variación, es decir, pasar una caída promedio de 3% en los últimos años a crecer a 1% nos va a empujar con fuerza, y especialmente en el sector industrial. Por último, la obra pública, que estuvo parada casi por completo en el primer semestre por contención de gasto, y también por dudas en cuanto a algún posible hecho de corrupción asociado a contratos viejos. Pero está empezando ahora, y el Gobierno sabe que debe entrar a los meses previos a la elección con toda la maquinaria en movimiento. Eso va a arrastrar con mucha fuerza. Esos tres factores están casi seguros. Después está el tema de la inversión: hay mucho interés, aunque nadie se está tirando a la pileta a hacer cualquier cosa en Argentina. Hay mucha selectividad y tampoco impactan automáticamente. Por último, tampoco descartaría un empujoncito para el consumo por el blanqueo y la Reparación Histórica. Pensemos que la plata que se pague en retroactivos y suba de jubilaciones tiene una propensión a ser consumida muy alta. Asimismo, la apreciación real, es decir, el dólar calmo y paritarias en 2017 que van a permitir una mejora en el salario real van a estimular el consumo privado.

Por último, me gustaría consultarle sobre el impacto de la recuperación sobre la generación de empleo privado. Algunos de sus colegas dicen que podría ser tacaña porque, por ejemplo, los sectores más dinámicos demandan poco empleo. ¿Coincide?

Hay algunos mitos que son difíciles de desbaratar. Uno es que la industria genera empleo. No es así, y no digo que no haya casos excepcionales. Pero cuando uno mira la gran mayoría de los países del mundo observa que la mayor parte del empleo lo generan los servicios, y no el empleo. Y menos aún la industria que tenemos por delante. Por ejemplo, si uno tuviera que ver cómo es un nuevo proyecto de inversión en planta automotriz va a ver que hay mucha robotización. Cualquier inversión nueva en industria va a tener una carga tecnológica que no va a absorber mucha mano de obra. Pero el esfuerzo grande en la generación de empleo, insisto, siempre viene por los servicios y, si lo ves por tipo de empresas, por las pymes. Por eso, debemos aspirar que el crecimiento futuro venga por el desarrollo de servicios profesionales de calidad mundial y que el fomento a las pymes resulte exitoso. Esas son las cosas que van a generar un crecimiento fuerte del empleo en el sector privado.

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