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¿Ya pasó lo peor para la economía?

Según el Gobierno y varios economistas, la caída de la actividad económica habría tocado su piso en el segundo semestre.

04 agosto de 2016

Comenzado el segundo semestre, la actividad económica todavía no muestra señales claras de reactivación. Sin embargo, el equipo económico de la Casa de Gobierno y varios economistas ya señalan que en los próximos meses, la recesión empezaría a menguar. “Lo peor ya pasó en términos de actividad económica”, aseguró el martes el ministro del Interior, Rogelio Frigerio. “Dijimos que a partir del segundo semestre la cosas cambiaban de signo y efectivamente es así, ya que por el lado de la inflación el dato de junio fue el más bajo del semestre y todo indica que el de julio, que se va a publicar en las próximas semanas, va a estar por debajo del de junio, con lo cual ya para julio arrancamos el segundo semestre en el nivel de inflación que encontramos al asumir”, sostuvo el ministro de Hacienda y Finanzas, Alfonso Prat-Gay, ayer y señaló que la corrección de precios del primer semestre era necesaria para “dinamizar el campo”, al que definió como “principal inversor silencioso” y que hace, a juicio del ministro, que la economía del interior del país ya se esté reactivando en algunas zonas. ¿Es así, “lo peor ya pasó”? ¿Desde qué sectores podría venir el primer impulso a la reactivación y en qué plazo podría empezar a notarse esa moderación de la caída?

Transcurrido el primer mes del segundo semestre, la mayoría de los índices no muestraque la caída de la actividad económica haya tocado su piso todavía. En junio, el sector industrial cayó 6,4% interanual, la construcción se contrajo en 19,6%, las exportaciones restaron 2,6%, la actividad económica se redujo 3,1% y las ventas minoristas se desplomaron 9,8%, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), la consultora Orlando J Ferreres & Asociados y la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME). Además, la recaudación tributaria subió 23,4% interanual en julio, según la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP), lo que implica una caída en términos reales y el despacho de cementos cayó 20,7% interanual y 1,3% intermensual, según datos de la Asociación de Fabricantes de Cemento Portland (AFCP). “Los datos preliminares de nivel de actividad de los últimos treinta días no muestran todavía un rebote, sino más bien continuidad de la tendencia recesiva de trimestres previos. Julio pareció no “enterarse” que forma parte del segundo semestre”, escribió recientemente Jorge Vasconcelos, presidente del Ieral de la Fundación Mediterránea en ese sentido. “Lo peor es ahora, en el segundo y tercer trimestre”, señaló a El Economista Gabriel Caamaño Gómez, de Consultora Ledesma. A futuro, en cambio, podría verse un leve freno de la caída, agrega.

“Cuando uno ve el contexto macro y las medidas que se tomaron, puede decir que lo peor ya pasó porque tuviste un primer semestre en el que la actividad venía padeciendo las consecuencias de las medidas que se tomaron en enero con la devaluación y luego con los ajustes de precios relativos que generaron un salto inflacionario. De cara a lo que viene, todos esos factores ya están limpiados, ya los padeciste. Por eso, para el segundo semestre, cuando uno ve que las tasas de interés van a ser un poco más baja, la inflación mucho más baja, paritarias que le van a estar ganando a la inflación, por lo tanto, la actividad debería empezar a reaccionar”, coincidió en diálogo con El Economista Martín Polo, economista jefe de Analytica.

Los sectores

Hacia el segundo semestre, algunos sectores podrían empezar a mostrar algún freno en su caída o una leve recuperación. La construcción, de la mano de una obra pública más activa, repuntaría algo en los próximos meses. El Indice Construya, por caso, muestra una variación intermensual positiva de 5,6% en julio.

Luego, una menor recesión en Brasil podría empezar a morigerar los malos números que muestra la industria automotriz argentina y darle un impulso a la actividad industrial, aunque -como señaló a El Economista Mariano Lamothe, de Abeceb- la mejora en Brasil será leve (caerá menos, pero al menos hasta 2017 no dejará de caer) y estará centrada en mejores números de exportaciones y no de importaciones o del mercado interno, lo que podría favorecer a Argentina. En ese sentido, el presidente de FIAT, Cristiano Rattazzi, aseguró a El Economista que por el menor dinamismo de Brasil, este año no será bueno para la producción de automotores, que llegaría a las 600.000 unidades.

Asimismo, el consumo podría ser un poco más pujante en la segunda mitad del año, dado el vuelco de ingresos que significarán el pago de la Reparación Histórica a Jubilados y los aumentos esperados en las asignaciones sociales, sobre sectores de altos niveles de propensión al consumo, así como también por las paritarias que podrían reabrirse en estos meses (aunque el Gobierno se muestra todavía reacio a hacerlo) y la mejora del poder adquisitivo dada la desaceleración que se espera para los próximos meses en la inflación.

El impulso de todos esos sectores por separado no será significativo, aunque sumado podría contribuir a desacelerar la caída. Por otra parte, la base de comparación va a ser más favorable porque se va a empezar a comparar los nuevos trimestres contra un muy mal segundo trimestre, aunque todavía los números interanuales serán negativos.

Desafíos

No obstante, la recuperación -si existe- se demoraría hasta el último trimestre del año y no sería tan visible para los consumidores, dado que ?sostiene Marcelo Capello, presidente del Ieral de la Fundación Mediterránea? se daría del interior del país a los grandes centros urbanos y del productor al consumidor.

Además, no estará exenta de desafíos. “Si el Gobierno quisiera apurar la reactivación bajando abruptamente las tasas de interés, se arriesgaría a un salto del dólar con impacto inflacionario, terminando en un ajuste infructuoso como fue el de 2014, cuando el PIB cayó 2,6 %. Y si quisiera evitar que esa baja de tasas impacte en el dólar y la inflación, tendría que reinstalar los controles al cambio y al comercio exterior, con lo que se alejaría la posibilidad de recuperación de la inversión privada, como lo prueba el magro comportamiento de esta variable durante la vigencia del cepo”, sostuvo Vasconcelos.

En la misma línea, para Caamaño Gómez “el tema no es tanto que crezca algo el PIB en 2017 sino que crezca de forma sostenida” en los próximos años y “no sea simplemente una recuperación de lo perdido en 2016 para volver a caer en 2018”. “Para eso necesitamos crecer vía inversión y exportaciones, no por consumo privado. Necesitamos que los motores sean los dos primeros, y que el consumo crezca como resultado de lo que ellos generen, no al revés”, opinó. En ese sentido, la tentación de usar el dólar y las tarifas como ancla nominal para frenar la inflación y fomentar el consumo en un año electoral, e impulsar el gasto público serán tentaciones sobre las que ?coinciden los economistas consultados? el Gobierno deberá no caer.

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