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Persiste la expectativa favorable sobre el futuro

Según una encuesta de Ibarómetro, a pesar de ese optimismo, la imagen del Gobierno sigue en descenso y las percepciones respecto del presente son negativas.

12 agosto de 2016

El 65,8% de los argentinos considera que la situación económica actual del país es entre mala y muy mala, y sólo el 24,3% sostiene que podría considerarse como buena o muy buena. No obstante, el 45,6% considera que mejorará o estará igual de bien en un futuro; por encima del 41,5% que se considera más pesimista. Es lo que se desprende de una encuesta realizada por la consultora Ibarómetro, entre el 5 y el 8 de agosto pasado, de manera telefónica y entre 1.200 entrevistados. Lo que revela que el gobierno de Cambiemos sigue manteniendo una cuota importante de crédito, más allá de los resultados adversos o las consideraciones negativas respecto de la situación actual.

En cuanto a las principales preocupaciones de los encuestados respecto del país, la corrupción sigue estando al tope. En esta ocasión, con un 19%, por encima de la pobreza, la desocupaciónyeldesempleo, tresvariables ligadas estrechamiente a la realidad económica. Ahora, cuando la pregunta va dirigida a la situación personal, la inseguridad en primer término (18,7%) y la inflación, en segundo (17,9) están al tope.

Descenso

El gobierno de Mauricio Macri continúa transitando una pendiente descendente: la imagen positiva disminuyó más de tres puntos en relación a la medición de junio. Durante agosto, la aprobación de la performance del Gobierno se divide en partes equivalentes: 47,6% la considera positiva; 47,8, negativa. Los más críticos son los jóvenes y los residentes del Área Metropolitana de Buenos Aires, mientras que las provincias y entre los mayores de cincuenta años crece el nivel de aprobación.

Entre los que se consideran oficialistas, el principal motivo de aprobación del Gobierno continúa siendo la diferenciación con el kirchnerismo. La gestión propiamente dicha aún no consigue consolidarse como un atributo de peso en la evaluación global. Por su parte, el estilo de gobierno y la comunicación viene perdiendo terreno como argumento invocado para respaldar la presidencia de Macri. En el universo opositor no se observa un consenso en relación al estilo de oposición que se desea. Más de la mitad (52%) se inclina por una “oposición que ponga límites”, mientras que el 36% del mercado opositor prefiere “una oposición que acompañe y dialogue”. Estas diferencias están asociadas con las inclinaciones políticoelectorales: casi el 70% de los votantes de Daniel Scioli en las presidenciales del año pasado prefieren un polo opositor más duro, mientras que el 50% de los votantes del candidato del Frente Renovador, Sergio Massa se muestran más abiertos al diálogo.

En relación a la percepción sobre los beneficiarios de las políticas del Gobierno, si bien se evidencia un retroceso en relación al último estudio, la idea según la cual favorece especialmente a los que más tienen sigue siendo mayoritaria. Actualmente dicha opinión alcanza casi al 53% de los argentinos.

Afinidades

El macrismo y el kirchnerismo vuelven a aparecer como las dos identidades políticas más convocantes, según el relevamiento. Entre los dos espacios se reparten algo más del 55% de las simpatías políticas de los argentinos. Sumando a sus aliados de la UCR y de la Coalición Cívica, Cambiemos suma el 35% de cercanía, mientras el Frente para la Victoria llega al 27%.

Según el estudio, Cambiemos no se cristaliza como una marca política fuerte y sus adhesiones quedan hegemonizadas por el PRO. Las dos identidades políticas tradicionales (radicalismo y peronismo) aparecen relegadasfrentealapreeminenciade estas “dos nuevas pertenencias políticas”, lideradas por Mauricio Macri y Cristina Fernández de Kirchner. En este rankig, el Frente Renovador se mantiene en un tercer lugar, con una penetración sustancialmente más reducida que la del PRO y el FpV.

Respecto de la reelectura del pasado reciente, el balance del ciclo kirchnerista continúa dividiendo las opiniones en forma estable, con una pérdida de 6 puntos de “respaldo retroactivo” tras el cambio de Gobierno. Y, sobre todo, luego de las denuncias de corrupción (y el caso López), que menguaron los respaldo de la expresidenta. En el momento en que se hizo el registro, un 52% le asignaba un saldo negativo, mientras que un 42% lo veía con buenos ojos. En el relevamiento, se observa también una estrecha relación entre la evaluación del anterior ciclo político y de la etapa en curso: 3 de cada 4 oficialistas actuales hacen un balance negativo del anterior Gobierno, mientras que el 70% de los actuales opositores expresan un balance positivo del ciclo anterior

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