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Momento crítico para la campaña de Trump

Muchos dirigentes republicanos se preguntan si les conviene quedar asociados a un candidato con el que comparten poco.

04 agosto de 2016

La campaña de Donald Trump está en crisis. Todos los días suma algún problema. Ayer sostuvo que todavía “no estaba listo” para darles su apoyo a Paul Ryan y a John McCain que enfrenta elecciones primarias. Son las mismas palabras que el propio Ryan utilizó tiempo atrás cunado sostuvo que “no estaba listo” para darle su apoyo a Trump cuando era evidente que ganaría las primarias. Esta actitud de Trump genera dos problemas. El primero es que reaviva las diferencias que tiene con Ryan, que al ser el presidente de la Cámara de Representantes, es el republicano que tiene el cargo más importante en Washington. El segundo, es que es su compañero de fórmula, Mike Pence manifestó su apoyo a Ryan.

También lo perjudicó la polémica con el matrimonio musulmán que habló en la Convención Demócrata y cuyo hijo murió en la guerra en Irak. Hasta figuras políticas afines como el gobernador de Nueva Jersey, Chris Christie, consideraron desafortunadas sus expresiones. . Varios errores no forzados lo están complicando a Trump, y en los últimos días, varios aportantes habituales a las campañas republicanas avisaron que en esta oportunidad no participarán. Pero ayer en la campaña de Trump anunciaron que había recolectado millones de dólares con pequeñas donaciones. Más allá de que tendría ahora recursos similares a los de Hillary para financiar la campaña, fue presentado como un símbolo de que la fuerza de Trump está en el apoyo que tiene por parte de millones de estadounidenses pese a que el establishment toma distancia de él.

Más adhesiones 

Mientras tanto, algunos legisladores republicanos y miembros del partido expresaron que votarán por Clinton. Y es probable que esa tendencia siga. Porque hay analistas que creen que llegará el momento en el cual muchos dirigentes republicanos tradicionales dirán que es más importante demostrar que no todos piensan lo mismo que Trump, y de esa manera salvar el futuro del partido, que evitar que los Clinton vuelvan a la Casa Blanca.

Creen que el mayor riesgo es quedar asociados a un discurso que no comparten porque en ese caso la reconstrucción del partido será más difícil. De todas maneras, figuras de peso como Newt Gingrich insisten en que para un republicano siempre es preferible el candidato propio que Hillar. Pero no todos piensan lo mismo. Ahora falta comprobar si todos estos debates propios de la superestructura política afectan los votantes.

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