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Las burbujas financieras y el juego de la silla

Como en el juego, los inversores bailan al son de los bancos centrales. Pero la música no durará para siempre y no hay sillas para todos.

29 agosto de 2016

por Miguel Zielonka (*)

Qué es una burbuja financiera? Una burbuja financiera ocurre cuando el precio de mercado de un activo se incrementa por encima del punto en el cual los beneficios de largo plazo de invertir en él no compensan al inversor por los costos y riesgos de haberlo comprado.

Lo que nos lleva rápidamente y por asociación libre al mercado de bonos, especialmente al de deuda soberana de países desarrollados. Los inversores globales están percibiendo una burbuja en esa clase de activo según se desprende de varias encuestas de profesionales de inversión, entre ellas, un reciente sondeo del CFA Institute.

La génesis de la burbuja parece haber sido la respuesta de política económica de los países luego de la crisis financiera de 2008. Con diferentes magnitudes y secuencias, la Reserva Federal, el Banco de Japón y el Banco Central Europeo encontraron trabas para bajar la tasa de interés de corto plazo por debajo del cero, e implementaron los programas de Quantitative Easing (QE). En criollo, comprando bonos que circulaban en el mercado secundario inflaron su precio y, con ello, bajaron intencionalmente la tasa de interés de largo plazo.

Como referencia, solamente el Banco Central Europeo y desde marzo de este año está comprando 80.000 millones de euros de títulos por mes en su programa de QE. Expande su hoja de balance inyectando más de 2 PIB argentinos por año. Imaginen lo que pudo haberse acumulado durante ocho años y sumando a todos los pesos pesados monetarios.

Cuando el tsunami de liquidez no alcanzó para revivir al crédito y a la economía, algunos bancos centrales recurrieron a la tasa de interés nominal negativa. Además de meterle más helio a la burbuja de los bonos, este experimento puede tener efectos muy nocivos sobre los intermediarios financieros.

Por un lado, los bancos en Europa están viendo cómo salir de la trampa de las hipotecas a tasa variable: a partir del año que viene los deudores podrían estar recibiendo fondos por haber tomado una hipoteca en base Euribor (se espera que la Euribor para entonces sea más negativa que el margen sobre Euribor que cobra los bancos). Por el otro, las compañías de seguro tienen obligaciones de largo plazo por seguros de vida y de retiro que requieren retornos positivos de sus inversiones para “empardar” la tasa de crecimiento de sus pasivos.

Las tasas de interés muy bajas o negativas están empujando a legiones de inversores a buscar retornos más altos. Para eso tienen que tomar más riesgo. Y lo hacen, calculando que la red de contención son los bancos centrales, los “llaneros solitarios” que vendrán al rescate cuando todo se complique.

Así llegamos al juego de la silla. Todos lo hemos jugado alguna vez de niños en algún cumpleaños. Mientras suena la música hay que bailar, pero apenas se la interrumpe hay que correr a buscar una silla para sentarse. No hay asiento para todos. Quién se quede sin asiento, pierde. Los disc jockeys del juego de la silla son los bancos centrales, ya que ellos están poniendo el precio de los bonos, y no el mercado. El mercado compra porque espera que la música continúe.

La música no durará por siempre. Por motivos políticos, económicos o de mercado, en algún punto los disc jockeys frenarán la música. No será en el corto plazo. “Los mercados pueden mantener su irracionalidad más tiempo del que tú puedes mantener tu solvencia”, dijo alguna vez John Maynard Keynes. No sabemos el momento justo ni el catalizador del cambio. Sólo podremos confirmar que estábamos frente a una burbuja luego de su explosión.

(*) Director Asociado en Econviews.

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