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La economía, clave en 2017

Una inflación en baja y un mayor nivel de actividad crearán un marco favorable para las pretensiones electorales del oficialismo.

04 agosto de 2016

Nota publicada en el estadista del jueves 4 de agosto

De a poco, en el Gobierno comienza a prestarse atención al escenario electoral de 2017. El resultado determinará la capacidad que tendrá para impulsar su agenda de reformas en los dos años siguientes. El oficialismo está ante la oportunidad de mejorar su representación parlamentaria. En Diputados podría ganar algunas bancas en particular en la provincia de Buenos Aires, ya que renueva sólo cinco y estarán en juego 35. En el resto del país, las posibilidades de crecer son menores. De esa manera, el interbloque Cambiemos incrementará su fuerza superando los 90 diputados y se consolidará como la primera minoría de la cámara aunque lejos del quórum propio. Pero habrá modificaciones hacia el interior de la coalición porque la mayoría de los legisladores que se incorporarán pertenecerán al PRO y de esa manera se quebrará la virtual paridad de representantes que tienen en este momento los socios de Cambiemos. En el Senado, también habrá un crecimiento del oficialismo aun cuando contará con poco más de un tercio de los legisladores peronistas.

En la provincia de Buenos Aires, el oficialismo no tiene ningún senador y seguramente lo tendrá a partir de 2017, también puede obtener los dos senadores de la mayoría en distrito en el cual en los últimos años tuvo el de la minoría como es el caso de Jujuy. En buena parte de los distritos que eligen senadores el año próximo, el Gobierno espera que se sientan los efectos positivos del Plan Belgrano. También en la Cámara Alta mejorará la representación del PRO dentro de Cambiemos porque no renueva ninguna banca mientras que los radicales deberán renovar seis sobre nueve.

Esos avances en la representación parlamentaria del oficialismo requieren un porcentaje de votos que no sea inferior al 35%. Es un porcentaje alcanzable, pero está condicionado a una mejora de la situación económica. Hoylasociedadtieneuna percepción crítica sobre la marcha en la economía pero mantiene expectativas elevadas y cree que el Gobierno está en condiciones de lograr que la situación mejore. Pero en los meses previos a las elecciones, ese optimismo se tendrá que ratificar en los hechos porque la primera decisión que toman los votantes de cara a un proceso electoral es si van a votar a favor o en contra del gobierno.

El peso de la economía

La clave para responder a esa disyuntiva la va a dar la evolución de los indicadores económicos. Y eso implica que efectivamente baje la tasa inflación y comience la reactivación. Si se observan avances en esos frentes, los votantes no castigarán al Gobierno porque esos objetivos no se lograron en el segundo semestre de este año como se había pronosticado. En este momento, está comenzando a bajar la tasa de inflación que en julio ya se ubicó por debajo del 3% pero se mantendrá en niveles elevados por un tiempo porque la inercia es importante. Lograr una tasa de inflación de 17% para el año próximo como aspira el Banco Central parece una meta incumplible y probablemente se ubique en torno al 25%, todavía muy alta, pero claramente inferior a la de 2016. La clave será incorporar nuevas medidas para bajar la inflación y no apostar a que todo lo resuelva la política monetaria. A comienzos de 2017 el Gobierno tendrá el desafío de que con los aumentos salariales no se intente recuperar la inflación pasada sino que reflejen la inflación proyectada para 2017 Eso implicara ajustes salariales en torno al 25% mientras que en 2016 los aumentos fueron superiores al 30% en 2016.

En el plano de la reactivación el Gobierno aspira a empezar a mostrar algunos resultados a partir de fines de año. Ese optimismo se basa en una leve recuperación de los ingresos como consecuencia de las mejores salariales pendientes en algunos gremios que desdoblaron los aumentos y están cobrando la segunda cuota en un contexto de inflación en baja. A ello se suma los pagos que recibirán los jubilados y que se volcarán masivamente al consumo. A su vez, el sector agropecuario hará su aporte con una producción mayor que beneficiará a varias industrias vinculadas con la actividad.

Por otra parte, en los últimos meses del año, la obra pública tomará mayor dinamismo y tendrá un impacto positivo sobre el empleo.

Un blanqueo exitoso también podría contribuir a dinamizar algunos sectores como el de la construcción.

Finalmente, y luego de dos años de fuerte caída de la actividad, Brasil comienza estabilizarse y podría registrar un suave crecimiento que favorecería a la industria argentina.

Una economía creciendo a una tasa entre 3 y 4%, con una inflación en torno al 25%, una leve recuperación de los salarios reales luego de la fuerte caída en 2016 y un mercado de trabajo estabilizado constituyen un escenario económico compatible con las aspiraciones electorales del oficialismo. De todas maneras, la concreción de ese cuadro económico está sujeta a muchas variables y no todos dependen de la voluntad del Gobierno.

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