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El turno del crédito

Con el BCRA acelerando la baja de tasas y con el sistema financiero muy líquido, las tasas activas deberán ceder mucho más rápido.

19 agosto de 2016

La inflación de julio fue más baja que a la esperada y seguramente agosto tendrá la misma tendencia. Disipadas las dudas cambiarias y sin nuevos ajustes de tarifas, el BCRA tiene margen para acelerar el ritmo de baja de tasas de interés y reactivar el crédito que en lo que va del año muestra una muy mala performance.

Ya no hay señales mixtas. Tal como lo anticipamos, la aceleración que había mostrado la inflación subyacente (o core) en junio obedeció a una cuestión más “metodológica” que estadística pues estamos convencidos de que la desinflación se viene consolidando. Concretamente, de acuerdo al Indec, el IPC de Capital Federal y el Gran Buenos Aires (IPC AMBA) en julio subió 2%, 0,2 punto menos al esperado según el último Relevamiento de Expectativa de Mercado (REM) del BCRA y muy por debajo del 3,1% y 4,2% de junio y mayo, respectivamente. La desaceleración también se reflejó en el IPC subyacente que, tras el 3,1% de junio, en julio marcó una suba de 1,9%.

La tendencia declinante de la dinámica de los precios minoristas también se reflejó en la Ciudad de Buenos Aires (IPC CABA) y en la provincia de Córdoba (IPC CBA) en tanto que en Mendoza mostró un leve repunte tras un dato muy bajo de junio (2,3% vs. 2%). Concretamente, el IPC CABA marcó un alza de 2,2%, 1 punto menos que en junio y el más bajo desde noviembre del año pasado en tanto que la “core” fue de 2,3%. En el caso de la provincia de Córdoba, el IPC marcó una suba de 1,7% y la “core” fue idéntica a la que mostró la Capital Federal.

Acumulado y pobreza

La mala noticia es que, producto de la aceleración de los primeros meses del año, en los últimos doce meses los precios minoristas subieron 47%, el peor resultado desde la salida de la convertibilidad. Peor aún es la dinámica en los precios de los alimentos, que no logran consolidar una baja contundente dado que mantienen un alza por encima del 2,5% en todos los índices. Esto golpea a los sectores sociales más bajos, siendo el principal determinante del aumento que tuvo la pobreza en el primer semestre.

Seguirá bajando

De acuerdo a nuestras estimaciones y con los indicadores de alta frecuencia, prevemos que el IPC de agosto perfore el 2%, previendo un alza no mayor al 1,7% (o incluso menor). Con un mercado cambiario muy estable, en el que converge la muy buena liquidación de divisas de las cerealeras (en las primeras dos semanas de agosto la oferta de divisas del sector fue de más de US$ 126 M por día, 35% más que en julio y casi el doble al de un año atrás) con el buen ingreso de capitales y sin nuevos ajustes de tarifas, la inflación continuará cediendo.

Tasa y créditos

Ante este contexto, el BCRA acelera el ritmo en la baja de tasas de interés de referencia siguiendo su estrategia de lograr tasas de interés real del 4% (recordemos que la inflación anualizada de julio fue de 26,8% con lo cual la tasa de interés real de las Lebac a 35 días llegó a 3,1%).

Con los indicadores de “alta frecuencia” todo indica que la inflación de agosto podría ubicarse en torno al 1,5% (20% anualizado). Eso le sigue dando margen al BCRA para profundizar la baja en las tasas de interés. De hecho, tras mantener la tasa de corto plazo en 30,25% durante julio, en las tres semanas de agosto ya la bajó 100 puntos básicos hasta 29,25%, tendencia que debería continuar en las próximas licitaciones.

Con la inflación cediendo, la reducción en las tasas de interés de las Lebac debería reducir el costo de fondeo del crédito al sector privado que, en los primeros ocho meses del año, estuvo muy castigado. De hecho, si bien desde fines de abril el BCRA bajó casi 10 puntos las tasas de referencia, las tasas activas tuvieron una baja mucho más moderada. Con esto, sumado a la caída del consumo, en lo que va del año el crédito al sector privado en moneda local creció a razón de 0,4% por mes, mostrando muy mala performance en términos reales y muy por debajo de la dinámica que tuvieron los últimos años, en los que mostraron un alza promedio por encima del 2% para esta altura del año.

Si bien el ajuste del crédito fue generalizado en todas las líneas, fue más evidente en el crédito a empresas que, en lo que va del año, presentaron una ligera caída (versus un incremento promedio de 2,3% en el mismo período del año pasado) mientras que las líneas destinadas al consumo de las familias creció a razón de 0,8% mensual, un tercio a lo que lo hizo entre enero y agosto de 2015.

Así las cosas, con el BCRA acelerando la baja de tasas de interés y con el sistema financiero muy líquido, las tasas de interés activas deberán ceder mucho más rápido y, con ello, el crédito al sector privado tendrá un mejor desempeño en lo que resta del año, dinamizando la recuperación del consumo y la inversión.

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