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El oro es más que una inversión para el refugio

Recientemente experimentó importantes subas debido al impacto del Brexit en las finanzas del Globo.

04 agosto de 2016

por Dolores Ugarte

Los metales preciosos como el oro, la plata y otros no tan convencionales como el platino y el paladio han ganado relevancia en los últimos años como mecanismos viables de diversificar la cartera.

A pesar de tratarse de los instrumentos financieros de protección tradicionales, estas commodities siguen siendo en gran medida una opción de inversión subestimada y muchas veces ignorada. No obstante, existen motivos de peso para incluirlos en la cartera.

Esto puede representar para muchos una oportunidad de diversificar mejor y beneficiarse de las características únicas que han ofrecido a lo largo del tiempo.

La clave está en la diversificación

El primer aspecto de relevancia a dejar claro es que el rendimiento de los metales preciosos individuales varía con el tiempo, sin guardar correlación entre sí. De esa manera, una cesta diversificada de estos instrumentos tiende a registrar un desempeño más consistente en comparación con cualquier otro metal refugio por sí solo y crea una exposición a los factores cíclicos y no cíclicos vinculados a cada uno de ellos.

Una cesta de este tipo ofrece más oportunidades de beneficiarse a partir de las ventajas de diversificación de una clase de activos, manteniendo con ello las cualidades únicas inherentes de cada metal precioso.

En esa línea, un beneficio clave de la inversión en oro y otros metales con perfil similar es que sirven como herramienta de gestión de riesgos. Es decir, fungen como una cobertura dinámica contra muchas formas de volatilidad en el largo plazo.

Como prueba de ello, históricamente estos instrumentos han demostrado bajas correlaciones con la mayoría de las clases de activo, sobre todo con las acciones. Durante los últimos veinte años, los metales preciosos han mantenido correlaciones más bajas con la renta variable global y estadounidense, comparativamente con cualquier otra opción de inversión alternativo.

Esta baja correlación se debe a la gran diversidad de fuentes de demanda de oro, plata, platino y paladio. Las fuentes procíclicas de la demanda como las joyerías, el consumo y la actividad industrial se acentúan a medida que aumenta el crecimiento y los ingresos junto a la economía.

Por su parte, los factores contracíclicos de la demanda, principalmente los relacionados con la inversión, se agudizan durante las desaceleraciones económicas y los retrocesos en el mercado, en vista de que se multiplica el interés por activos defensivos y de valor.

Estos factores procíclicos y anticíclicos tienen lugar en momentos diferentes y generan bajas correlaciones con el resto de los mercados globales y el ciclo económico. Esto trae como resultado que los metales preciosos se perfilen como herramientas de diversificación eficaces contra los activos de riesgo tradicionales, como las acciones.

Una cualidad invaluable para las inversiones

La característica descrita anteriormente se presenta como un atributo invaluable, debido a que la diversificación se ha vuelto más difícil de alcanzar luego de la crisis financiera de 2008.

Si bien no existe cuestionamiento sobre la eficacia de las inversiones en metales, su valor agregado sale a la luz con más fuerza cuando la exposición a éstos se incluye en una estrategia de ajuste para una cartera ya diversificada. Al incluirlos en un portafolio variado de bonos, el desempeño del mismo puede mejorar, reduciéndose el riesgo de y aumentando o manteniendo los rendimientos, en comparación con una cartera diversificada pero sin exposición a los metales preciosos.

Esta postura puede aplicarse mediante una estrategia sencilla, utilizando una cesta de metales preciosos con 60% de posiciones en renta variable y 40% en renta fija (60/40). Se trata de proporciones típicas empleadas en una cartera diversificada, con un perfil de riesgo moderado o bajo por parte del inversor.

Los expertos manifiestan que a medida que la exposición a la renta variable se reduce en la cartera y se reemplaza con metales preciosos, la misma llega a ser más eficiente en el largo plazo. De todos modos, los beneficios obtenidos con la incorporación de estos instrumentos no se limita a la reducción de las acciones.

Este mismo principio se puede aplicar mediante la sustitución de acciones y bonos en una cartera para financiar la inclusión de los metales preciosos.

A lo largo del tiempo, las inversiones refugio han salvado las carteras de los inversores de las crisis de crédito más severas que registra la Historia, lo que las convierte en una herramienta muy útil a futuro para protegerse contra los riesgos conocidos y desconocidos.

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