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Armar una cartera para anticiparse a la Fed

Con la posibilidad de que las tasas de interés suban antes del fin de 2016, los inversores deben apostar a posiciones cortas.

30 agosto de 2016

El viernes pasado, Janet Yellen, presidenta de la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed), oficialmente abrió la puerta a una nueva suba en las tasas de interés en el país antes de que culmine el año.

La ejecución de la medida, sin duda, tendrá un efecto sobre bonos y acciones en general en todo el mundo. En aras de atenuar el impacto que esto supone sobre la cartera de los inversores, es necesario equipar la misma de activos que puedan soportar el golpe de manera segura.

Posiciones cortas y cobertura

De acuerdo con los analistas, la estrategia más segura para resguardar el valor del capital en el caso de los inversores locales debe contener dos elementos clave: cobertura y posiciones en corto.

En esa línea, conviene tener presencia en títulos públicos de vencimientos próximos pensando en una suba de tasas cercana dado que, luego del discurso de Yellen, la probabilidad de que el alza ocurra en septiembre creció por encima del 30%.

Según declaró Alejandro Bianchi, analista de InvertirOnline, “si la Fed sube en un cuarto de punto la tasa, subirán las tasas de los bonos a lo largo de toda la curva y se ampliarían los spreads. Una alternativa en ese caso es esperar la decisión en un bono corto y después del alza pasarse a un título un poco más largo, aprovechando mejores tasas”.

Entre los bonos para atenuar el efecto de la noticia una vez que tenga lugar, se encuentre el Bonar X (AA17), que hoy rinde 2,04% anual en dólares, y el Bonar 18 (AN18), que ofrece un retorno de 2,63%.

En vista de que en un primer momento habrá un movimiento a la baja de las acciones y bonos en general, otra de las opciones que recomiendan los especialistas es adquirir uno de los activos tradicionalmente empleado como refugio por los inversores en tiempos de turbulencia, es decir, el oro.

Se debe tener en cuenta que si la eventual suba deja la puerta abierta a incrementos posteriores en el futuro cercano, el efecto sobre los activos de riesgo será mayor y, por lo tanto, el metal precioso es el instrumento ideal para protegerse de ese escenario.

También es posible optar por otras alternativas del mercado local como los contratos a futuro de dólar, ya que una suba de las tasas de interés por parte de la Fed reforzaría el valor de la divisa a nivel mundial.

Una apuesta

Como ya se mencionó, el oro es un refugio ideal ante la incertidumbre y turbulencia que supone una suba de tasas en el corto plazo. Teniendo en cuenta que el metal se ha apreciado 25% en lo que va de 2016, vale la pena prestar atención a las acciones de empresas mineras que se han beneficiado significativamente con este rally, si se quiere contar con activos internacionales para capear la medida, más allá de las alternativas locales.

En ese sentido, figuran las acciones de la minera Barrick Golds, cuyo precio ascendió más de 169% en la primera mitad del año, gracias al repunte del oro y al importante margen de beneficio que su performance otorga a estas compañías.

Barrick Golds no sólo se ha beneficiado del incremento en el precio del metal precioso, sino que ha recortado sus costos por ventas en 14%, lo que ha permitido a la firma presentar su beneficio neto más alto desde 2013. Por otro lado, también destacan los papeles de Newmont Mining, cuyo crecimiento de beneficio neto para su último ejercicio fue del 76,3%, con lo que se ubicó en US$ 231 millones.

Más allá de sus atractivos fundamentos financieros, ambas compañías tienen algo en común y es que esperan sacar provecho de la combinación de los altos precios del oro y la reducción de costos.

Si bien no puede descartarse que ante cualquier eventualidad el oro podría depreciarse, existen elementos en el panorama que podrían catapultar al metal, como las elecciones presidenciales que tendrán lugar en noviembre. Independientemente de su resultado, la incertidumbre antes de conocerse quién será el nuevo mandatario podría ser un importante catalizador, así como el shock poselectoral.

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