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“No se están generando incentivos para el ahorro de energía”

El especialista Salvador Gil analiza los anuncios del oficialismo en materia de tarifas y ahorro de gas.

13 julio de 2016

“Estamos consumiendo más que la mayoría de los países del mundo por persona”, aseguró Mauricio Macri, ayer durante un acto en la Ciudad de Buenos Aires. “Voy a hablar de esto obsesivamente. Esa misma obsesión que tiene todo el mundo (por ahorrar energía), es la obsesión que tenemos que tener cada uno de nosotros, en el país, por ver cómo son nuestros comportamientos diarios, ver en qué cosas podemos ahorrar energía”, agregó el Presidente, durante el evento.

Desde el fallo el jueves pasado de la Cámara Federal de La Plata, que suspendió el aumento en las tarifas de gas para todo el país y obligó al Gobierno a rever las modificaciones al esquema tarifario que había implementado en abril, Macri puso el ahorro energético en el centro de la escena.

Así, la justificación y presentación de la suba de tarifas por parte del Gobierno pasó a ser, ya no la corrección de precios relativos ni la descapitalización de las empresas del sector, si no el consumo por encima de las capacidades. “No tenemos suficiente cantidad de energía y no podemos importar más”, advirtió Macri, ayer.

¿Es así? ¿Consumimos más energía de la que deberíamos? ¿Hay margen para ahorrar más? Consultado por El Economista, el doctor en física y especialista en ahorro energético Salvador Gil, responde a esas preguntas y opina acerca de los cambios introducidos por el Gobierno en las tarifas de gas.

¿Es cierto que consumimos por persona más que los países vecinos?

Sí, si uno ve el sur de Argentina, por ejemplo, tiene 5% de la población y consume 20% del gas. Si corregís eso por el hecho de que el sur es más frío, eso explicaría que se consuma nada más que el 10% del gas total; el otro 10% es consecuencia del uso excesivo. En Bariloche consumen entre 3 y 4 veces más gas que Suecia, por ejemplo. Y comparando en Argentina, a la misma temperatura, en cualquier ciudad del sur, un usuario consume el doble que en el resto del país, lo cual muestra que donde más subsidios hay, más sobreconsumo hay. Se puede probar numéricamente. Y eso también para al nivel nacional.

¿Qué experiencias internacionales hay en materia de ahorro energético?

Desde la crisis petrolera de 1973, Alemania y Dinamarca e Islandia, entre otros países, respondieron con una política muy sistemática de eficiencia energética, lo que los llevó a convertirse en líderes de eficiencia energética. Transformaron esa debilidad en una gran ganancia. De un consumo por metro cúbicos (m3) por año de 500 kW y lo redujeron a 50 kW por m3 por año, aunque el PIB ha crecido constantemente desde entonces. Eso muestra que es posible un desarrollo haciendo uso eficiente de energía y adecuándose a las condiciones que uno tiene. Dinamarca y Alemania son líderes en energía eólica y solar, cuando tienen una insolación mucho menor que Argentina.

¿Cuánto consume hoy un usuario promedio en Argentina y a cuánto se podría reducir?

El consumo promedio por usuario es de alrededor de 4 m3 por día, 1.100 m3 al año, en promedio, y yo creo que se podría reducir a la mitad sin ningún problema. Pero una tarifa muy barata como la que tuvimos todos estos años, te genera dos problemas: fomenta el sobreconsumo de energía y desestimula cualquier inversión en las alternativas a ese consumo, sea en eficiencia energética o en energías alternativas. Es así que en Argentina, con muchísima más insolación que la que tiene Alemania o Uruguay, tiene muchísima menos energía solar, y mucho menos eólica. El tema no es el recurso, son las tarifas subsidiadas, que son demasiado baratas y no estimulan el desarrollo de ninguna otra alternativa que la que te regalan.

¿Qué lectura hace de cómo trató el tema el Gobierno?

El momento probablemente no es el más propicio para hacer cosas que no has hecho en los últimos tres, cuatro o cinco años. Se dejó pasar demasiado tiempo, se acumularon demasiados problemas, y eso generó una conducta que no es nada fácil de recomponer. Que este momento iba a llegar era previsible e inexorable. Pero lo que hubo fue un shock tarifario. Yo hubiera hecho la salida más gradual y poniendo primero el tema de la eficiencia como un tema prioritario, dándole información suficiente a la gente, y ahí recién empezar a acomodar las tarifas, de tal manera que haya un reacomodo a la gente para que vayan readecuando sus viviendas y hábitos a la nueva situación antes de empezar a hacer las modificaciones.

¿Cree que no se dieron los incentivos suficientes para el ahorro?

No era nada fácil desactivar la bomba y no quiero presentarlo con facilismo, pero creo yo que si hubiera tenido que pensar una estrategia, hubiese sido empezar primero por educar a la población y reforzar los conceptos de eficiencia, mostrar las formas de ahorro que hay disponibles, y luego ir paulatinamente sacando los subsidios, tratando de que la gente se vaya adecuando a la nueva situación. Los economistas confían mucho en que la “mano invisible del mercado” lo va a resolver todo, y muchas veces no lo resuelve todo.

¿Más allá de la forma de implementación que tuvo, la magnitud de la suba de tarifas es correcta? ¿El tope de 400% es una cifra razonable?

Entiendo las circunstancias bajo las cuales lo han hecho, pero como medida para la eficiencia, no me parece adeucada. Si vos ponés una tarifa plana de aumento y no importa cuánto consumís, estás dando un mensaje erróneo, no generás ningún tipo de incentivo para el ahorro. Si aunque consuma poco o mucho, me vas a aumentar máximo 400%, entonces consumo todo lo que quiera.

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