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La amenaza de la restricción externa asoma en el horizonte

Si la economía crece aumentarán las importaciones y con ello, el riesgo de abultar el déficit comercial.

01 julio de 2016

La película de la economía argentina cuyo guión se está escribiendo por estos días, podía llamarse “el lado B del crecimiento”, o también “el retorno de la restricción externa”. La estructura productiva nacional lleva a que los principales complejos industriales sean dependientes en extremo de la importación de insumos, partes y piezas, al punto que en la actualidad, ocho de cada diez dólares importados corresponden a bienes vinculados al nivel de actividad. Por ello, crecer supone tener que importar más.

En los primeros cinco meses de este año las exportaciones argentinas están recuperando ritmo, impulsadas por el sector primario (15,9%) y las manufacturas de origen agropecuario (8,6%), que compensan la caída que se registra en las manufacturas de origen industrial (16,3%) y el capítulo energético (32,9%). En el otro plato de la balanza, las importaciones retrocedieron 4,6% en los primeros cinco meses del año, en comparación al mismo período del año 2015.

Si la economía argentina comienza un camino de recuperación, como todos esperan, desde el Gobierno, pasando por los diferentes actores económicos y por supuesto también los ciudadanoscomunes, la necesidad de destinar más dólares a la importación de insumos y equipamiento, va a estar a la orden del día. La cuestión clave es cómo financiar esa importación, porque pese a que las exportaciones están recuperando volumen, el incremento está relativamente limitado por un mundo que está “vendedor y no comprador” por la caída de la demanda, la desaceleración de la economía china, y la crisis económica en Brasil.

Relación directa

“El saldo comercial va a tener una mejora, será sostenible este año pero a mediano y largo plazo, no va a ser sostenible, en tanto pensemos en un crecimiento de Argentina como se está visualizando para el próximo año”, asegura Mauricio Claverí analista de comercio exterior de Abeceb. El experto considera que esto plantea un escenario “complicado porque los requerimientos de inversión van a ser muy fuertes y la reactivación de los sectores económicos seguramente va a requerir importaciones más significativas”.

Por su parte, Marcelo Elizondo, titular de la consultora Desarrollo de Negocios Internacionales (DNI) asevera que “claramente, si Argentina recupera crecimiento económico, va a tener que dinamizar importaciones”. Explica que las importaciones hoy están contenidas por distintos motivos, el primero es que el nivel de actividad es bajo, y esto incide en las compras externas dado que “el 80% de las importaciones argentinas son bienes de capital, insumos, piezas y partes, y energía, que son cuatro sectores relacionados al nivel de actividad”. Elizondo recuerda que en el desagregado por grandes rubros, los bienes de consumo representan sólo 13% de las importaciones, mientras que 7 u 8% son autos, y el 80% restante se utiliza para reproducción.

Proyecciones

Claverí considera que esta realidad empezará a verse en los últimos meses de este año y con mucho más fuerza en 2017. Engordará de ese modo el déficit de la balanza comercial. Las estimaciones de la consultora para este año rondan un rojo comercial de US$ 2.100 millones.

En contraste, Lorenzo Sigaut Gravina, economista jefe de Ecolatina, sostiene que la actividad no va a reaccionar lo suficiente como para impulsar compras externas. “Estamos viendo en 2016 un leve saldo superavitario en el comercio exterior, de alrededor de US$ 1.500 millones. A diferencia de otros colegas pensamos que en el segundo semestre el nivel de actividad no va a seguir cayendo pero no va a recuperarse tampoco”. De este modo, “el nivel de actividad chato hace que las importaciones se mantengan y por eso se sostiene este leve saldo comercial que estamos teniendo”.

En este cuadro de situación la alternativa para evitar caer nuevamente en la falta de dólares para la industria es, en paralelo, incrementar el nivel de exportaciones y abrir nuevos mercados. En eso está el Gobierno por estos días. La constitución del Consejo Consultivo de Comercio Internacional (CCCI) a mediados del mes de junio, fue una buena noticia para Argentina, acostumbrada en los últimos años a manejarse más por el amiguismo que por una estrategia de integración económica o apertura comercial.

El CCCI funciona en la órbita de la Secretaría de Comercio y pretende incorporar la mirada de reconocidos expertos en materia de economía internacional, comercio e industria, a través de un cronograma de encuentros de análisis que trabajan sobre la posición del país y los ejes de trabajo en cada una de las áreas. Algunos de los convocados son Félix Peña, Alfredo Chiaradía, Dante Sica, Bernardo Kosacoff y Roberto Bouzas.

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