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“Apuntamos a sistemas estables de producción ganadera”

Entrevista a Martín García Fernández, Presidente del Foro de Genética Bovina.

21 julio de 2016

En diálogo con El Economista, el presidente del Foro de Genética Bovina, Martín García Fernández, adelantó lo que se hablará en la 9ª Jornada de Actualización, que se llevará a cabo este viernes en el marco de la 130º Exposición Rural en Palermo. A partir de las nuevas condiciones que se presentan para la ganadería, el encuentro apuntará a generar un espacio de contacto entre la producción primaria, la industria frigorífica y el Gobierno, al tiempo que se buscará generar conciencia sobre los aportes positivos del uso de genética evaluada y de las biotecnologías reproductivas sobre la calidad de carnes.

Este año, el eje del Foro de Genética Bovina es “Carnes para la Argentina y el mundo”, ¿por qué motivo? ¿Consideran que, como en otras ramas del sector agropecuario, se abrió una posibilidad de crecimiento gracias a las nuevas medidas?

Sí, claramente hay una nueva expectativa, una mirada más racional sobre el negocio a partir del nuevo Gobierno. En esta oportunidad, el Foro de Genética Bovina está orientado particularmente a la calidad del producto. La idea de la jornada es la siguiente: hay una desvinculación total entre la industria frigorífica y el sector de la producción. Nadie sabe qué pasa en una punta y otra, algo que no sucede en ninguna otra actividad. Por eso, la propuesta es juntar, por un lado, a la industria frigorífica para contar qué calidad de producto necesitan para acceder a los mercados internos y externos. Por otra parte, estará el Gobierno Nacional, que a través del INTA y del Ministerio de Agroindustria viene trabajando en un plan para crear una nueva tipificación en la cual también se definirán las formas de reconocer esa calidad. Después viene la pata de la producción, donde estarán genetistas e investigadores del INTA, de la UBA y de Uruguay, los que explicarán a qué se puede aspirar a producir y qué nos ayudará a diferenciarnos. Esto se utiliza muy poco en la Argentina, dado que no ha habido un mercado estandarizado. Con una visión de largo plazo vamos a entrar a estabilizar el sistema de producción, y estos genetistas ya están elaborando índices que son aplicables y que estamos utilizando para bajar línea en genética. A esto se sumarán una cantidad de aspectos vinculados con el ADN, que se vincula hasta con la producción de gases de invernadero, un punto en el que la ganadería está muy cuestionada. Destaco que la mejor forma de mitigarlo es aumentando la productividad, de tal forma que por unidad de producto en la góndola se hayan emitido menos gases en la toda la cadena. En todo lo relacionado con la genética hay mucho por aportar, con animales que crezcan más rápido, que sean más eficientes. Finalmente, tendremos experiencias de asociaciones, que difundirán sus programas de promoción, y una mesa de cierre con el INTA, el IPCVA, el Foro y la Mesa de las Carnes, en donde se analizará cómo podemos trabajar en conjunto para hacer realidad la unión de las dos puntas del negocio. Paralelamente, ayer se realizó la Jornada de la Mesa de las Carnes, en la cual hablamos de carnes en general y no específicamente de carnes bovinas porque hoy en día se está trabajando en conjunto con los productores de cerdo y aves. El tema es que hasta ahora siempre existió una puja muy fuerte de precios entre el mercado interno y el externo, ya que cada vez que subió la carne temblaron los gobiernos. Si miramos cincuenta años hacia atrás hubo todo tipo de medidas, desde cuando no se podía comprar carne hasta la locura final del cierre de exportaciones durante la etapa inicial del kirchnerismo, que tenía una justificación en que cuando el producto subía generaba inflación y, obviamente, complicaciones de consumo. Ese círculo se ha roto con la aparición de una fuerte producción de cerdos y pollos, la cual permite disminuir un poco el consumo interno en kilos de carne. De esta forma, bajamos de los noventa o cien kilos de carne de años atrás a cuarenta o cincuenta, que es un estándar espectacular. Además, se está pudiendo complementar con las otras carnes, lo cual permite que toda la cadena se fortalezca.

El factor calidad es uno de los más importantes para volver a exportar, ¿no es cierto?

El ícono de la carne argentina está vigente en todo el mundo. Increíblemente seguimos estando, a pesar de que hayamos desaparecido. Éramos el segundo o tercer exportador del mundo y hoy no figuramos ni entre los once primeros por esas políticas anteriores. Pero claramente en Alemania, Europa o Estados Unidos la carne argentina sigue teniendo un prestigio por las razones que fuesen. Entonces esa parte ya la tenemos allanada: decir Argentina es decir carne, fútbol y tango. Lo que tenemos que tratar es de capitalizar los mercados que mejor pagan porque, por ejemplo, a nivel internacional Brasil es el primer exportador mundial hoy, pero con carnes en general de bajo precio, que serían commodities. La idea es diferenciarnos por calidad de producto y fortalecernos en los segmentos de mayor valor agregado.

El Gobierno muestra interés en el sector, ¿cómo evalúan el grado de acercamiento?

Lo vemos muy bien, es otra cosa. Uno puede discutir o tener ideas encontradas, pero hay del otro lado alguien que te escucha y que entiende lo que querés hacer. No es una guerra, como la que vivimos antes sin ningún sentido. Hoy tenemos interlocutores. Defenderemos cada uno sus intereses, pero uno levanta el teléfono y atienden. Está claro que siempre tuvimos una excelente relación con el INTA y universidades, el problema en la gestión anterior era el sistema.

¿Cómo está la producción hoy? Se habla de un stock que recién podría recuperarse en al menos cuatro años, ¿coincide?

Eso es un poco relativo. El stock obviamente va a recuperarse porque los ciclos son largos, pero si vos das señales positivas lo que podés aumentar rápidamente es la eficiencia de ese stock. Hoy la Argentina como muchos países ganaderos no tiene más del 60% o 65% de marcación. Eso quiere decir que si tenés veinte millones de vacas, no tenés por año más de doce o trece millones de terneros. Eso es muy ineficiente, no por los productores, sino porque el sistema no te permitió armar métodos estables de producción, de alimentación, de manejo, de genética. Si vos das buenas señales el precio acompaña, y hay un estímulo para invertir, rápidamente se puede mejorar. Entonces tenés, por un lado, rápida capacidad de incrementar el número de terneros nacidos, y por otro, si el mercado empieza a pagar más por animales pesados ? que se conseguirán con estímulos ?, tendremos más terneros, más kilos de carne, lo cual en uno o dos años dará un crecimiento muy importante. Después, por supuesto, si mejora el stock aún más. Puedo dar fe de que el mercado y la demanda internacional es una cosa infernal. Asimismo, el sector frigorífico genera movimiento en el interior, ocupa mucha mano de obra, provoca arraigo en los pueblos, tiene una serie de cosas virtuosas que no aprovecharlas sería de miopes.

¿Cuál sería el beneficio de producir animales pesados?

Tradicionalmente la Argentina hacía novillos de entre cuatrocientos y cuatrocientos veinte kilos. Era un sistema de producción. Cuando no permitieron exportar más, todo el mundo dejó de producir porque se fundían. Entonces pasaron a cerrar el ternero y faenarlo en los trescientos kilos que fijaron de límite. Así, el consumidor argentino se acostumbró a comer cortes chiquitos, rosaditos, y eso se tiene que acabar. Se tiene que volver al novillo de cuatrocientos cincuenta kilos, que produce mucha más carne, que es mucho más negocio para el frigorífico, porque el costo de faenar uno de trescientos a uno de más de cuatrocientos kilos es igual, entonces les mejora mucho sus números. Hablo de novillos pesados de altísima calidad, animales bien alimentados. A eso es a lo que apuntamos, es decir, a cambiar ese modelo de sistema de producción y pasar a algo más normatizado, como ocurre en todos lados del mundo. Esto va a generar un círculo virtuoso: se va a producir más, se van a concretar más negocios, más actividad.

¿Dónde ve una mayor proyección: mercado interno, externo, Cuota Hilton, feedlot?

Mi visión es que el negocio va a ser rentable en todos los ámbitos. En el mercado interno deberíamos mantenernos en los consumos que estamos y no competir, dejar que se desarrolle la cadena de cerdo y pollo y que entre los tres lo manejemos, ya que es muy importante porque sustenta una demanda y es parte de la demanda de la gente, lo cual está bien, dado que el consumo por habitante por año es de cincuenta kilos de novillo en promedio. En tanto, mercados hay disponibles de todo tipo, hay nichos y segmentos por donde quiera. Uruguay es un ejemplo, ha abierto casi todos los mercados del mundo. Nosotros todavía tenemos la mitad cerrados por falta de trabajo y por una serie de cuestiones sanitarias que se aún no se pudieron resolver. La Unión Europea, sin duda, es un mercado de alto poder adquisitivo que hay que conservar, pero también el sudeste asiático y China, que en los segmentos de mayor valor agregado posee un mercado impresionante. Todo depende de cómo lo manejemos.

En esta etapa se habla mucho de precios, ¿cómo analiza ese escenario?

Los precios hoy en la Argentina están atractivos, acordes. Ha subido mucho el costo de producción, en lo que se refiere a la alimentación, por efecto de la quita de retenciones al maíz, lo cual es correcto, porque no tiene porqué un sistema subsidiar al otro. De todos modos, la ganadería en la actualidad es rentable y hay que apuntar a que lo siga siendo. A mi visión, lo importante no es que busquemos más precio, sino más productividad. Si logramos más precio para acceder a mercados depreciados mejor para el negocio, pero apuntemos a que todas las cadenas seamos más eficientes en lo que producimos. Eso vale para el Estado, para las empresas y también para la ganadería. Podemos hacerlo, está todo para ser hecho.

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