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¿Qué oportunidades hay en las acciones locales?

¿Es tiempo de volver a comprar acciones? Sí, y creo que hay que mirar a dos años vista, algo que no ocurría hace mucho. Las estimaciones del PIB de consenso dan por sentado más del 3% de crecimiento para 2017 y 2018 y algunas compañías ya están recomponiendo su rentabilidad.

23 junio de 2016

por Gustavo Neffa (*)

Vientos de cambio soplan para las empresas argentinas. El nuevo escenario político a fines del año pasado había sido descontado hasta el momento de las elecciones, pero la expectativa de un boom en el mercado accionario a posteirori no se consumó. Se debió en gran parte a que las Bolsas mundiales implosionaron en el primer bimestre y que el tipo de cambio tuviera una caída en los últimos meses, siendo este un factor que moviliza el precio de las acciones argentinas.

Excluyendo al sector petrolero que vive su propia dinámica al ritmo del precio del barril y es movilizado por factores ajenos al resto de las acciones, la situación macroeconómica tampoco invita a apostarle a las acciones. Ni mucho menos el contexto internacional con el constante amague de la Reserva Federal por subir las tasas de interés, la desaceleración de China y recesión en otros emergentes como Brasil y Rusia, más allá de la recuperación de precios de los últimos meses.

Pero veamos el vaso medio lleno. El punto de inflexión está cerca para los emergentes y la segunda economía mundial ya ha dado signos de estabilización en el sector manufacturero, mejoraron las cifras de comercio exterior y se dará una mayor apertura de sus Bolsas. Por otro lado, el mercado no le cree a la Fed y apuesta a que la tasa no subirá este año.

Los benenficios del dinero abundante y barato se conjugan con las expectativas en torno a la Argentina. Banco Hipotecario e IRSA ya se fondearon en el exterior para hacer el rollover de su deuda en forma anticipada. Arcor está siguiendo el mismo camino y se espera una emisión de US$ 350 M esta semana. El efecto derrame del arreglo con los holdouts invita además a que muchas otras empresas sigan el camino, ya sea para conseguir fondos frescos como para refinanciar deudas existentes, aunque son pocas las que quedan con vencimientos en el exterior para el año que viene, más allá de Banco Macro. Pampa y Edenor se perfilan como aquellas que podrían emitir deuda en los próximos meses.

¿Es tiempo de comprar acciones otra vez? Sí, y creo que hay que mirar a Argentina a dos años vista al menos, algo que no ocurría hace mucho. Las estimaciones del PIB de consenso dan por sentado más del 3% de crecimiento para 2017 y 2018 y algunas compañías ya están recomponiendo su rentabilidad (excluyendo el sector bancario, que ya era muy rentable). Superada la leve recesión del primer semestre liderada por el sector de consumo e industrial, estaría todo preparado para un rebote de la actividad de la mano de una estabilización de la inflación, un costo de fondeo más bajo e inversiones productivas demoradas. Es entonces cuando el momento de comprar acciones se convierte en una realidad. Lo fue para Argentina a medidados del 2002, EE.UU. en marzo del 2009 y Europa en la recesión del 2012. El ciclo económico de Brasil también invita a invertir allí dado que su indicador de actividad económica mensual ya no cae mes a mes. Es el punto de inflexión.

YPF es la nave insignia de Argentina. Un riesgo cuasi fiscal que ha disminuido mucho la beneficia, aunque recién ahora se empieza a ver un poco más de luz en el sector con el rebote del precio del petróleo. Seguirá siendo el foco de atención de los inversores extranjeros y hay que estar presente.

Más allá del sector bancario que seguirá siendo una alternativa a través de Banco Macro en primer lugar, el sector que tiene para recomponer su ecuación con el nuevo esquema tarifario son las utilities. En ese grupo nutrido de empresas listadas las que deberían verse beneficiadas son Pampa Energía que, a través de Petrolera Pampa, se convirtió ya en la segunda empresa energética del país. Sus ratios de rentabilidad son elevados y sus múltiplos de valuación, bajos en términos relativos. El autoabastecimiento de hidrocarburos es una política central de este Gobierno para no seguir dependiendo del financiamiento externo. La suba de tarifas potenciaría el posicionamiento de inversores extranjeros y destrabaría inversiones locales en el sector.

Telecom Argentina es otro candidato a considerar. Ya aprobado su cambio en el paquete accionario y management (Fintech), la telefonía móvil (70% de los ingresos) y los servicios de banda ancha y otros negocios digitales deberían dinamizarse.

El dólar cotiza a diciembre en $15,68 con una devaluación implícita del 22% anualizada. De darse una recuperación mayor o más súbita en el tipo de cambio (algo que a corto plazo descartamos por la entrada de dólares del blanqueo, multilaterales y más endeudamiento de empresas y provincias), las empresas exportadoras tienen todo para ganar.

Entre ellas veo un poco caras a Siderar y Aluar. Aunque sus números aún no se destacan aún, hay expectativas en torno a San Miguel por la apertura de su mercado en el exterior y por su incorporación al Merval a partir de la semana que viene. Lo mismo se aplica a Cresud: es cuestión de tiempo para que pueda rendir sus frutos, ya que no solo tiene ADRs, sino que en breve también se incorpora al Merval y la quita de retenciones impulsará su rentabilidad. La transferencia de recursos al sector primario ha sido elevada luego del salto en el tipo de cambio y la quita de rentenciones (salvo la soja). La mayor producción de oleaginosas, cereales, frutas y ganadería tendrá un efecto derrame positivo importante que repercutirá favorablemente en las economías regionales. Otro sector primario que me gusta es el de minería, pero en este caso no está representado en la Bolsa. Entre las empresas que tienen muchas posibilidades de recuperar terreno perdido en relación al consumo son Longvie y Rigolleau, ambas con alta rentabilidad y múltiplos de valuación aún bajos.

El sector de la contrucción está presente a través de Holcim, Caputo, Dycasa y Consultatio, cada una de ellas con sus particularidades. Las grandes obras de infraestructura tendrán un papel central de ahora en más: viviendas y planes de inversión en puertos, autopistas, aguas y cloacas vuelven a estar sobre la mesa y, esta vez, con financiaminento externo asegurado. Consultatio es mi elegida. Asimismo, entre las empresas con un buen cash flow y poca deuda destaco a Autopista del Oeste.

Por último, si Morgan Stanley recategoriza a la Argentina, las empresas más beneficiadas por tamaño y liquidez serían YPF, Banco Macro, Grupo Financiero Galicia, Telecom Argentina, y Pampa Energía. Con menos posibilidades, le siguen Clarín y Cresud.

En síntesis, es momento de explorar y de poner la lupa para invertir en empresas más chicas, siempre asumiendo el riesgo de una menor liquidez y una alta volatilidad.

(*) Socio y director de Research for Traders (RfT).

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