En un contexto de fuertes subas en los precios de las commodities, el sector arrendatario acumula presiones sobre los valores, con aumentos que van del 10% al 30% en promedio, medido en kilos de soja por hectárea a pagar. Así lo señala el último informe de la consultora Zorraquín Meneses, que destacó que el otro factor que influyó en las cotizaciones fue el cambio en las condiciones macroeconómicas que aplicó el gobierno de Mauricio Macri, a partir de la quita de retenciones, la apertura del tipo de cambio y la liberación de las exportaciones y ROEs. Es que tras dos años de una profunda crisis, parecería que ahora el mercado busca recuperar lo perdido y se apoya en la explosión de precios en Chicago, que hace un mes que registra importantes alzas, principalmente para la oleaginosa y el maíz.
“Si no hubiera habido una devaluación y menor presión fiscal, los resultados en esta campaña habrían sido catastróficamente negativos”, le explicó a El Economista Teo Zorraquín, director de la consultora, en relación al panorama actual de los negocios inmobiliarios en el ámbito agropecuario. El proyecto para el blanqueo impositivo de fondos y bienes, que se encuentra en el Congreso de la Nación, podría ejercer un efecto sobre activos como la tierra y recursos que brinden liquidez a las empresas, aunque Zorraquín se inclinó por la mejora de la rentabilidad para argumentar las subas. “En los primeros meses la soja valía US$ 220 por tonelada, pero en lugar de tener un dólar a $ 9, lo tenían a $ 14, con lo cual pasó de $ 2.000 a $ 3.000 por tonelada, al igual que para el trigo y maíz. Sumado a eso, entre mayo y junio se registraron significativas subas en Chicago, por lo cual la oleaginosa fue de $ 3.000 a $ 4.000 por tonelada”, analizó, al tiempo que resaltó que el nuevo escenario “condujo a una mejora de la renta, que a su vez hizo que aumentara la demanda de campos, y fue entonces cuando el propietario empezó a pedir más, para compensar un largo período de retroceso, por lo que habrá que seguir de cerca la situación, ya que se corren el riesgo de que se genere nuevamente una burbuja con arrendamientos que parecen pagables en el Excel, pero que cuando llega la realidad no son viables”.
Si bien la soja registró leves bajas en lo que va de la semana, la tendencia alcista parece no detenerse y suma al maíz como la gran promesa de la campaña 2016/2017, que empieza en septiembre, con buenas expectativas en cuanto a una mayor superficie de siembra, pero con incertidumbres en lo que se refiere al factor climático. Por eso, las empresas todavía no se animan a definir los precios en su totalidad, pero reconocen que los números actuales superaron lo proyectado. “Nadie esperaba US$ 50 por tonelada de mejora para la soja, ni lo que pasó con el maíz, que sigue subiendo en los mercados internacionales. Las compañías lentamente van sentando valores futuros y forwards, pero sin dejar de observar cómo avanza la campaña climática, ya que los pronósticos nos dicen que habrá una Niña, lo que implica primavera y verano secos sin techos de rendimiento, aunque hasta ahora se cree que será débil o neutra, por lo que todavía no impacta en el valor de los arrendamientos”, sostuvo Zorraquín.
Nueva campaña Sobre el final de la cosecha 2015/16, que ya concluyó en la zona núcleo con la pérdida de tres millones de toneladas de soja y miles de millones de dólares, el informe subrayó que el buen tiempo de los últimos días permitió el avance de la recolección sobre el 15% de la región restante, en tanto que informó que falta al menos el 40% o 50% de la superficie de maíz por trillar.
“En el próximo ciclo, el cereal seguramente ocupará superficie de la gruesa, y crecerá un poco a costa de la oleaginosa, otro poco del girasol y otro de la ganadería. Los motivos son dos: los márgenes estimados son razonablemente buenos y, además, en los últimos tres o cuatro años hubo una menor rotación de cultivos, con lo cual a muchos lotes y potreros les hará falta incorporar el grano”, detalló el especialista. En cuanto a la comercialización de semillas, adelantó que “hay amenazas” de un faltante, pero no sería un aspecto determinante aunque hay posibilidades de que los híbridos más buscados se agoten temprano. “Por ahora, los precios de la bolsa de los maíces más buscados siguen firmes entre US$ 180 y US$ 200, y se empiezan a cerrar algunos negocios por canje con granos disponibles o futuros”, indicó.
Paralelamente, para el trigo previó un aumento del área de alrededor del 20%, de acuerdo a los datos de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires. “El negocio no es demasiado bueno, por supuesto que es positivo y a diferencia de otros años es mucho mejor, pero no es un bruto margen. Sí será atractivo acompañado por cultivos de segunda de soja o maíz, con lo cual creo que el trigo va a volver pero no será protagonista como los otros dos cultivos, aunque volvamos a obtener una siembra más parecida a la que solíamos trabajar en años anteriores, de alrededor de cinco millones de hectáreas aproximadamente”, agregó Zorraquín. Las labores, que ya comenzaron en la zona norte y de a poco en el sur, avanzan a paso firme gracias a la ausencia de lluvias y a las buenas temperaturas del mes, en un momento en el que los productores muestran entusiasmo, incentivados también por los beneficios que el Gobierno les otorgó a través de los bancos Nación y Provincia, para financiar la campaña y aumentar las liquidaciones.
La soja, por su parte, continúa con alta demanda de semillas por parte del sector primario y agentes de la cadena comercial. “Se ven traslados de grano apto para semilla desde zonas alejadas entre sí y mucha voluntad de hacerse de la mercadería pagando buenos precios: se presenta una oportunidad para los productores que tengan las variedades correctas, con sanidad y secas”, concluyó el informe.
