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La incertidumbre ahora es política

Empresarios e inversores, preocupados por eventuales nuevos capítulos de la ola proteccionista.

28 junio de 2016

En las empresas y entre los inversores de todo el mundo, hay más preocupación por el escenario político que por la alta volatilidad que puedan atravesar los mercados financieros que suelen ser transitorios.

Luego de una brusca caída en las cotizaciones, como la de estos días posteriores al Brexit, suelen hacerse pronósticos muy lúgubres sobre lo que ocurrirá con la actividad económica.

Pero, casi siempre, la realidad desautorizó esas proyecciones que no se concretaron. Además, la economía mundial no estaba en una etapa floreciente que el Brexit vino a frustrar porque la tasa de crecimiento es muy baja desde 2008.

Pero el referéndum británico demostró que hay amplios sectores sociales que están muy disconformes con el funcionamiento de los pilares de la globalización. El populismo avanza en muchos países y por ello los empresarios y los inversores están alerta, porque no puede descartarse que la ola nacionalista que cuestiona los procesos de integración económica y ampliación del comercio tenga nuevos capítulos

Del otro lado

Al capítulo Brexit se le sumará el de la campaña electoral de Estados Unidos. Todo indica que Hillary Clinton le ganará en noviembre a Donald Trump que es lo que esperan la mayoría de los gobiernos del mundo y de los empresarios. Pero luego de la sorpresa que produjo el referéndum británico, nadie se anima a dar por seguro un pronóstico electoral. De manera tal que en los próximos meses habrá incertidumbre sobre los próximos pasos de la economía mundial pero en este caso originada del otro lado del Atlántico.

Siempre se sostuvo que gane quien ganare en Estados Unidos, el rumbo de la economía no cambiaría sustancialmente porque se mantiene las reglas de juego y principios comunes. Incluso en el caso de un Presidente que quiera impulsar una agenda de cambio muy audaz, estará el Congreso para limitarlo. Pero ese análisis puede ser válido para situaciones convencionales con candidatos convencionales. Claro que no es el caso estando Trump en la carrera presidencial. Su eventual triunfo, puede tener consecuencias negativas sobre la economía global.

Por de pronto, entre sus propuestas está la de sancionar a China y establecer aranceles muy altos para las importaciones de ese país. Esto podría llevar a una guerra comercial entre las dos mayores economías del mundo de la cual nadie saldría ganando. Algo similar ocurrirá con México y más aún si se avanza en la construcción de un muro en la frontera de ambos países. No se trata por cierto de un aliciente para que las empresas proyecten inversiones teniendo en cuenta el mercado ampliado gracias al TLC.

Las restricciones a las importaciones podrían generar una suba de la tasa de inflación en Estados Unidos que llevará inexorablemente a que la Reserva Federal ajuste la política monetaria. Y tasas de interés más altas en Estados Unidos significan menos capitales disponibles para el resto de los países.

Todo lo que ocurre en el mundo desarrollado es seguido con mucha atención entre los países emergentes que no participan de las decisiones políticas pero padecen sus consecuencias económicas.

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