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“La Alianza del Pacífico tiene 4 miembros y 49 observadores”

Entrevista a Julieta Zelicovich, Doctora en Relaciones Internacionales de la UNR.

29 junio de 2016

En diálogo con El Economista, Julieta Zelicovich, doctora en Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional de Rosario, magíster en Relaciones Comerciales Internacionales de la Universidad Nacional de Tres de Febrero e Investigadora Asistente del CONICET, analiza el impacto del Brexit en las negociaciones internacionales y la esperada presencia del Presidente el próximo viernes en Chile en la cumbre de la Alianza del Pacífico y, asimismo, sugiere hacia dónde debería apuntar el país.

Mientras el mundo digiere el impacto del Brexit, ¿qué podemos decir sobre sus efectos en las negociaciones internacionales en curso, como el TPP y otras más cercanas a Argentina como la de la UE y el Mercosur?

En los aspectos formales de estas negociaciones el impacto del Brexit depende, en primer término, de quien sea el actor que viene negociando, y quien haya firmado los acuerdos preliminares ?si los hubiera habido?. En segundo término depende, fundamentalmente, de qué es lo que se establezca en el acuerdo entre el Reino Unido y Europa para pautar su retirada. La impresión general es que mientras no se resuelva el acuerdo de salida del Reino Unido, es poco probable que la UE concluya ninguna de las negociaciones que tiene en proceso, y que una vez que resuelva cómo se implementa esa salida, dependerá de los términos del acuerdo la forma en la que el Reino Unido deberá renegociar sus preferencias arancelarias y normas complementarias en material comercial. En el caso de Mercosur-UE, es algo excepcional, porque son signatarios del Acuerdo Marco ?que da inicio al proceso de negociaciones comerciales? tanto los países miembros como los bloques regionales, y ello podría generar cierto régimen especial para el Reino Unido, si las partes quisieran hacerlo. Pero en el caso del TTIP, y en la mayoría de los acuerdos, es la UE la que negocia. Al retirarse, el Reino Unido quedaría fuera de este acuerdo ?y de todos los que la UE ya haya negociado con la misma dinámica? y debería este país volver a negociar con todas las contrapartes. El efecto en todos los casos es el mismo: posponer la negociación. En cuanto al TPP, dado que la UE no es parte de este acuerdo, los efectos que sufra van a ser los que el Brexit produzca a nivel sistémico (posible contracción de la demanda europea, inestabilidad financiera, alza de la tasa de interés y suba del dólar, como los más probables), pero nada específico sobre su ratificación ?que es la etapa que debería atravesar el TPP en los próximos meses?.

  El viernes, el Presidente estará en Santiago de Chile como “observador” de la cumbre de los jefes de Estado de los países que integran la Alianza del Pacífico. ¿Qué puede pasar allí?

La Alianza del Pacífico tiene 4 miembros plenos y 49 estados observadores, tan diversos como pueden ser la República de Corea o Paraguay. En términos de medidas vinculantes, ser observador de este bloque no implica ninguna modificación de políticas. Sólo habilita a poder opinar en las reuniones a las que sea invitado por los miembros plenos. Y claro está, esa invitación se comparte con otros 48 miembros. No hay exclusividad. Ahora, en términos simbólicos, que Argentina se haya convertido en observador es un guiño del Gobierno de Mauricio Macri hacia la redefinición del Mercosur y la posibilidad de adoptar legislaciones de liberalización más profundas que las existentes. Sin embargo, nada de esto sucederá en el marco de la cumbre de Santiago de Chile, sino que se trata de un proceso que puede estar iniciándose ahora pero que llevará ?si logra tener éxito? muchos meses o años.

Argentina ha estado muy inactiva últimamente en sus negociaciones internacionales en un contexto global de mucho dinamismo en la materia. El nuevo Gobierno parece tener una vocación distinta. ¿Hacia dónde lo ve avanzando?

El Gobierno ha mostrado predisposición para avanzar en la firma de acuerdos comerciales profundos, con los llamados socios tradicionales: EE.UU. y la UE, fundamentalmente. Las negociaciones megarregionales como las del TPP resultan ahora más atractivas que las negociaciones con países de desarrollo equivalente al argentino o que las negociaciones multilaterales de la OMC. El énfasis de la política de negociaciones comerciales de la gestión de Cambiemos está en la atracción de inversiones extranjeras, por sobre el desarrollo de oportunidades de mercados de exportación para productores locales. Ello es un giro importante en relación a lo que había pasado la década anterior, y creo que es por eso que este Gobierno está ajustando sus alianzas a nivel internacional.

¿Hacia dónde nos convendría avanzar en la búsqueda de aumentar nuestras alicaídas exportaciones y potenciar el empleo?

Las exportaciones argentinas que, de manera sistemática, tienen mayor valor agregado, son las que se destinan a la región de América Latina. Ahí es donde el país tiene un escenario de mejor competitividad para su producción industrial y de las pymes, y mayor posibilidad de generación de empleos. En los vínculos hacia el Pacífico y en las relaciones con Europa, los intercambios presentan un balance deficitario para el país y un esquema de intercambio de productos primarios y manufacturas de origen agrícola por bienes industriales, que marca una sostenida asimetría. Desde ese plano, afianzar la presencia en América Latina aparecería como la apuesta más razonable en términos de empleo. Ahora bien, los indicadores de la CEPAL, la OMC y el Banco Mundial, todos dicen que las perspectivas de crecimiento en la región son muy pocas. La crisis de Brasil y la caída del precio de las commodities le han quitado dinamismo a la región, y se hace necesario redoblar esfuerzos para encontrar nichos en los que la demanda se mantenga activa.

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